Puntos de conversación:
- Dios nunca dijo que ames a tu prójimo y odies a tu enemigo. Nuestra cultura ha permitido la idea del odio por aquellos que te hacen daño. Mateo 5:43-44, Levítico 19:18
- La manera del mundo nos aprisiona, pero la manera de Jesús nos libera. Cuando odias a tu enemigo, camuflas tu pecado y estás atrapado en la amargura que solo te encadena a tu enemigo. Cuando amas a tu enemigo, puedes ser honesto sobre tu propio pecado, lo que te da la voluntad de perdonar y te une al “yugo” de Jesús. Mateo 11:29-30, Mateo 5:46-47
- Bendecir a nuestros enemigos es la máxima expresión de hacer las cosas a la manera de Jesús. Se bueno incluso con aquellos que no son buenos contigo. Mateo 5:45, Romanos 5:10-11
A lo largo de esta serie, hemos visto que Jesús se tomó el tiempo para aclarar intencionalmente y en profundidad la ley del AT. Explicó que había MÁS en el andar cristiano que simplemente obedecer un puñado de leyes objetivas. Jesús quería y todavía quiere nuestros corazones. También hemos visto que Jesús dio lo opuesto – de allí el término antítesis – a lo que generalmente se acepta como la verdad bíblica. En cada una de estas antítesis, Jesús ha dejado en claro que la humanidad tiene una tendencia a alejarse repetidamente de la intención original de la Palabra de Dios. Pero lamentablemente, eso no cambió después de este sermón que dio. Esa sigue siendo la batalla que enfrentamos: de desviarnos de la intención original.
Esto tampoco es poco importante. Anteriormente en Mateo 5, Jesús llama a sus seguidores a ser la “sal de la tierra”, lo que significa que es nuestra responsabilidad preservar este mensaje para los demás. Jesus deja ver que la sal que ya no hace su trabajo no vale nada. Por eso es muy importante que nos mantengamos fieles al mensaje. Así que la respuesta es volver a la Palabra de Dios cuando necesitemos aclaraciones. Sigue el Camino o la manera de Jesús, no la del Mundo. Y vivir a la manera de Jesús incluye amar a nuestros enemigos. En Mateo 5:43-44 Jesus dice: “Han oído la ley que dice: “Ama a tu prójimo” y odia a tu enemigo. Pero yo digo: ¡ama a tus enemigos! ¡Ora por los que te persiguen!” De esta antítesis aprendemos cuatro lecciones importantes. La primera lección que aprendemos es que
Dios nunca dijo que ames a tu prójimo y odies a tu enemigo.
El Comentario Bíblico Del Expositor dice que “El mandato “Ama a tu prójimo” se encuentra en Lev 19:18; ninguna Escritura del AT agrega “y aborreced a vuestros enemigos”, aunque esto parece ser el resultado de un razonamiento popular. Tal razonamiento parece haber dicho que si Dios ordena el amor por el “prójimo”, entonces implícitamente se concede el odio por los “enemigos” y tal vez incluso se autorice.”. Hoy en día, nuestra cultura también ha permitido la idea del odio por aquellos que te hacen daño. Pero la manera de Jesus no lo implementa ni lo autoriza. Cuando Jesús habló en Mateo 5: 43 y 44 estaba haciendo referencia al pasaje del AT de Levítico 19:18 que dice: “No busques vengarte, ni guardes rencor contra tus hermanos israelitas, sino ama a tu prójimo como a ti mismo. Yo soy el Señor.” En ninguna parte dice que Dios manda a odiar a nuestro enemigo. Dice: “ama a tu prójimo como a ti mismo”, punto. No se trata de amar al que nos cae bien o al que nos trata bien. Se trata de amar a los demás; amigos y no amigos.
Dios no solo nos estaba diciendo esto para Su beneficio. Lo dijo para protegernos de las consecuencias. En el versículo anterior, en el 17b, Dios les había dicho esto: “…Aclara los asuntos con la gente en forma directa, a fin de que no seas culpable de su pecado.” (Levítico 19: 17b). ¡Espera! ¿De qué me hacen culpable, si ellos son los que hicieron mal? Es que a veces se forman enemistades por falta de claridad. ¿Cuántas familias no han guardado y hasta matado por generaciones por malos entendidos? Entonces, de acuerdo con este versículo, que es la Palabra de Dios, te cuenta como pecado si se ha fomentado una enemistad contra ti o contra otro por causa de un malentendido que tu causaste. Además, la enemistad y el enojo injusto pueden convertirse rápidamente en sentencias de prisión.
La manera del mundo nos aprisiona, pero la manera de Jesús nos libera.
Guardar odio te hace mas daño a ti que al otro. En parte, por lo que ya dijimos: llegas a tener culpa del pecado de otro y también porque eres tú el que te aprisionas. Como cristianos, somos BENDECIDOS de ser apartados del mundo. Eso es lo que significa la palabra Santo = apartado y como apartados debemos vivir a la manera de Jesus. Además, Dios es glorificado cuando demostramos que queremos hacer las cosas a Su manera, en lugar de a la nuestra. Y eso incluye amar a los enemigos. Mateo 5:46-47 dice “Si solo amas a quienes te aman, ¿qué recompensa hay por eso? Hasta los corruptos cobradores de impuestos hacen lo mismo. Si eres amable solo con tus amigos, ¿en qué te diferencias de cualquier otro? Hasta los paganos hacen lo mismo.” Entonces debemos diferenciarnos como seguidores de Jesus al amar a todos. Al amar no solo a los que nos caen bien, nos mantenemos libres de odio. Pero ¿qué pasa cuando odias a tu enemigo versus cuando decides amarlo?
Cuando odias a tu enemigo pasan tres consecuencias negativas. Primero, camuflas tu pecado. Odiar es un pecado, pero lo disfrazas como justicia porque lo puedes justificar: Das excusas como: “es que me cae mal porque…” y das las razones que según tu justifica el hecho de que alguien te caiga mal. Mas no hay razón que justifique que odies a otra persona por más vil que ésta sea. Si en tu corazón hay odio, entonces estás en pecado.
Segundo, cuando odias a tu enemigo quedas atrapado en la amargura. y no puedes avanzar. Pierdes hasta el sueño pensando cómo te puedes vengar por lo que te hicieron. Te sigue doliendo la herida por la ofensa. Le das vuelta al mismo asunto una y otra vez. Tanto que se convierte en una telaraña de donde no puedes salir. Lo peor es que crece una raíz de amargura en tu corazón y no puedes ser feliz.
Cuando odias a tu enemigo también te encadenas a él o ella. Te quedas atrapado en la amargura a tal punto que pierdes el sueño y tu gozo y la otra persona ni se acuerda o ni cuenta se dio que te causó un daño. Sin embargo, tú sigues encadenado a esta persona porque no sueltas la ofensa, o lo que haya sido. Tu “enemigo” no es el que está aprisionado, atrapado o encadenado a ti. ¡Tú lo estás!
Pero cuando vives a la manera de Jesús y amas a tu enemigo pasan tres cosas positivas. La primera es que admites que también pecas. Que al igual que tu enemigo, tú también pecas. Que no solo la otra persona ha fallado si no que tú también fallas porque eres pecador. Al reconocer este hecho, eres más rápido para perdonar. Lo segundo que pasa cuando amas a tu enemigo es que te liberas para perdonar a la otra persona. Al hacerlo, dejas de estar atrapado en la trampa del odio y la venganza. Eres libre para avanzar y ser feliz. Al perdonar a los demás, tú quedas libre de toda raíz de amargura. Sobre todo, al perdonar y al quedar libre de la amargura y el odio cuando amas a tu enemigo te unes al “yugo” de Jesús.
El yugo de Jesús es muy diferente a ser atados con cadenas. Mira lo que dice Jesús al respecto en Mateo 11:29-30: “Pónganse mi yugo. Déjenme enseñarles, porque yo soy humilde y tierno de corazón, y encontrarán descanso para el alma. Pues mi yugo es fácil de llevar y la carga que les doy es liviana”. Si no has estado en un rancho, o no eres un granjero, déjame explicar lo que es un yugo
Un yugo es el pedazo de madera con que se unen a la pareja de bueyes. En los tiempos de Jesus, la gente unía a un buey más fuerte con uno débil para que el fuerte ayudará con la carga del más débil. Y esto precisamente es lo que hace Jesús. Él nos ayuda a llevar nuestra carga. Jesus sabe que nosotros somos débiles por lo tanto hace que las cargas de la vida sean más llevaderas y livianas. Y al vivir a la manera de Jesus cada dia, cada semana, cada mes, cada año, descubrimos la libertad que Jesus vino a darnos. Por esa razón quiere que nos unamos a Su yugo qué es tan diferente a las cargas del mundo. Por lo tanto, debemos de ir más allá del odio para bendecir a otros espiritualmente como orar por ellos. Debes orar activamente por aquellos que realmente te han hecho daño. Esto no significa eliminar los límites saludables que se le debe poner a alguien. Más bien, se trata de la oración de intercesión por aquellos que NECESITAN a Jesús para separarlos del mundo.
Y esto nos lleva a la tercera y última lección:
Bendecir a nuestros enemigos es la máxima expresión de hacer las cosas a la manera de Jesús. Se bueno incluso con aquellos que no son buenos contigo.
Dios nos llama a ser sacrificados y generosos incluso con nuestros enemigos, qué es exactamente lo que Él hizo. “De esa manera, estarás actuando como verdadero hijo de tu Padre que está en el cielo. Pues él da la luz de su sol tanto a los malos como a los buenos y envía la lluvia sobre los justos y los injustos por igual.” (Mateo 5:45). Jesus está diciendo; cuando perdonas a los que te ofenden, cuando sueltas todo rencor y amargura y perdonas, estás actuando como Dios.
¿Por qué como Dios? Porque Dios bendice a los que no se lo merecen. Él les provee lluvia y sol a los malos tanto como a los buenos. Él nos está diciendo que sigamos el ejemplo de Dios y seamos de bendición. Que perdonemos aunque no se lo merezcan. Y no es solo el ejemplo de Dios el Padre el que debemos seguir, si no que también el ejemplo de Jesucristo que vemos en Romanos 5:10: “Pues, como nuestra amistad con Dios quedó restablecida por la muerte de su Hijo cuando todavía éramos sus enemigos, con toda seguridad seremos salvos por la vida de su Hijo.”. Jesús fue de bendición para nosotros cuando todavía éramos sus enemigos. No le importo que no estuviéramos en términos amistosos con El para venir y morir en la cruz. El versículo 11 sigue diciendo: “Así que ahora podemos alegrarnos por nuestra nueva y maravillosa relación con Dios gracias a que nuestro Señor Jesucristo nos hizo amigos de Dios.”. Alegrate de que Jesus no solo predicó esto si no que lo llevó a cabo. Fue a la cruz para que tú y yo pudiéramos tener una relación con Dios. Para que podamos convertirnos en su amigo a pesar de que no lo merecemos.
Ahora bien, piensa en esa persona que consideras tu enemigo y piensa en perdonarlo. En ser de bendición para esa persona. Esta es la manera de Jesús. No hay otro camino. Dios nos llama a amar sacrificialmente al igual que Él lo hizo. Recuerda que Él se dio a sí mismo para salvarnos de nuestros pecados y pudiéramos tener una relación de amistad con Dios. Así que, qué esperas para sacrificar tu orgullo, tu ego o lo que sea que te impide perdonar a esa persona que te ha danado. Lo único que nos puede separar de Dios y Su salvación es el pecado. Odiar es pecado. Así que no juegues con tu salvación y perdona. Ama a tus enemigos tanto como a tus amigos para que seas cada dia mas como Jesús.
- ¿Cuál es tu reacción inicial al tema? ¿Qué te llamó a la atención?
- ¿Quién es tu enemigo o una persona difícil de amar en tu vida? Explica.
- Lee Mateo 5:43-44 y Levítico 19:18. ¿Por qué a la gente le gusta ser amargada? ¿Cómo tiende la amargura a esclavizarnos?
- Lee Mateo 11:29-30. ¿Cómo has estado llevando una carga de odio hacia alguien? ¿Cómo sería dárselo a Jesús?
- Lee Mateo 5:46-47. ¿Cuál es el punto de Jesús aquí? ¿A quién necesitas perdonar y cómo debería ser eso para ti?
- Lee Romanos 5:10-11. ¿Qué modeló Jesús para nosotros? ¿Cómo cambia la disposición de Jesús de amarte a pesar de tus ofensas la forma en que miras a los que te ofenden? ¿Cómo puedes bendecir a los que te han deshonrado, herido u ofendido
- ¿Hay algún paso que debas tomar basado en el tema de hoy?