Hoy, por si te lo perdiste en la Escuela Dominical, estamos hablando de un profeta pagano, mejor dicho un adivino, llamado Balaam. Esta historia se encuentra en Números 22. Balaam es más famoso por su burra parlante que por sí mismo.. Pero la verdadera historia es lo que sucedió cuando trató de maldecir al pueblo de Dios justo antes de que entraran a la Tierra Prometida. Este hombre es mencionado varias veces en el Nuevo Testamento pero como un mal ejemplo a seguir; como alguien que se presta a lo malo por dinero (2 Pedro 2:15-16, Judas 1:11, Apocalipsis 2:14).
Entonces todo empieza en Números 22 cuando Israel es conducido a la tierra prometida por Moisés. Acampaban a la orilla del río Jordán, frente a Jericó. Los de Moab y su rey Balac tienen miedo de ellos(Números 22:1, 3). y es que Israel ha sido victorioso en un par de batallas. Por lo que Balac manda unos oficiales para contratar a Balaam para que maldiga a Israel (Números 22:5-6).
Balaam no era israelita, pero sí creía en el Dios ellos. ¡En un momento incluso escuchó a Dios! (Números 22:9). Más Balaam comienza una conversación con Dios y con los oficiales de Balac. Quería que Dios le diera luz verde para maldecir a Israel. Luego vemos cómo se desarrolla el resultado porque cuando se trata de nuestra relación con Dios, las acciones hablan más que las palabras. Balaam dijo todas las cosas correctas sobre Dios. Hasta le llamó a Dios: “Jehová mi Dios” (Números 22:18). Pero aunque Balaam escuchó y dijo todas las cosas correctas acerca de Dios, tenía motivos ocultos. Dios le dijo que no a lo del asunto de maldecir a Israel., Balaam trató de convencer a Dios de lo contrario. Quería que Dios estuviera de acuerdo con su manera de hacer las cosas. ¡La fuerza del pecado y el mundo eran fuertes en este hombre! A él lo guiaba el dinero (Números 22:17), su trabajo, su reputación y la fama. Quería ser conocido internacionalmente antes que obedecer a Dios. De tanto que insistió Balaam y viendo que no se iban los destinatarios del rey, Dios le dio el sí. Pero esto si era condicional: Balaam tenía que decir solo lo que Dios le dijera.
La historia de Balaam nos recuerda que la obediencia a Dios en acción es mucho más difícil que la obediencia a Dios en palabra. Es fácil estar cegado por nuestros propios deseos y, a veces, Dios nos permite seguir nuestro propio camino pero eso no significa que él no tenga el control. Como cristianos, ¿estamos dispuestos a predicar con el ejemplo? Es fácil decir que somos cristianos, pero vivir de manera opuesta a lo que decimos. Para aquellos que no conocen a Dios, lo que crees acerca de Dios es importante.
La historia de Balaam es importante porque nos da tres lecciones que podemos aprender. La primera lección:
Dios está luchando por nuestra atención y hará lo que sea necesario para conseguirla. En el caso de Balaam, se necesitó una burra parlante.
En Números 22:21-27 narra que a la mañana siguiente Balaam se va con los mandatarios del rey, lo cual enojó a Dios. Y así iba de camino montado en su burra cuando de repente esta ya no quiso caminar. Y es que la burra vio al ángel de Jehová con la espada desenvainada en medio del camino. Así que la burra se apartó para no chocar con la espada del ángel. y Balaam le pegó para que siguiera en el camino. Luego, en una parte estrecha del camino se le vuelve a aparecer el ángel con la espada desenvainada pero solo la burra lo ve y por apartarse de él una vez más le remacha la pierna a Balaam contra unos viñedos. Balaam le vuelve a pegar a la pobre burra. Por tercera vez el ángel se aparece pero esta vez en un lugar donde la burra no podía apartarse y la única opción que tuvo fue tirarse al suelo con Ballam encima de ella. Balaam estaba tan furioso que volvió a pegarle a la burra. Este hombre no entendía que la burra lo estaba librando de morir traspasado por la espada que tenía el ángel. Y no era porque Dios quería matarlo. Si no que aun en medio de su egoísmo y pecado, Dios estaba tratando de llamar su atención y hacerlo recapacitar de su error.
Dios quería oponerse al camino peligroso por el que caminaba. Dios quería que él viera que estaba espiritualmente ciego. Miraba mejor la burra que él. Sin embargo, Dios usó una burra para llamar la atención de Balaam: “Así que el Señor le dio a la burra la capacidad de hablar. —¿Qué te he hecho para merecer que me pegues tres veces?—le preguntó a Balaam. —¡Me has dejado en ridículo!—gritó Balaam—. ¡Si tuviera una espada, te mataría! —Pero yo soy la misma burra que has montado toda tu vida—le contestó la burra—. ¿Alguna vez te he hecho algo así? —No—admitió Balaam” (Números 22: 28-30). ¡Qué curioso que a Balaam no se le hizo extraño que la burra le hablara! En eso que alegaba con la burra, Dios le abre los ojos a Balaam para que viera al angel con la espada. Al verlo, Balaam se “se inclinó y cayó rostro en tierra ante él…. Pero el ángel del Señor le dijo a Balaam: —Ve con estos hombres, pero habla solamente lo que yo te diga” (Números 22:31, 35). Aquí vemos dos cosas: primero, si necesitamos que el Señor abra la boca de un burro para enfatizar algo, entonces somos terriblemente tercos. Segundo, el único Dios verdadero y todopoderoso puede hacer lo que quiera, incluso abrir la boca del burro para que nos hable (Números 24:28).
Ahora, te pregunto: ¿Está Dios tratando de llamar tu atención en este momento? ¿Qué tan lejos tendrá que llegar? Piensa y analiza: ¿Qué está usando Dios para llamar tu atención? ¿Estamos espiritualmente ciegos a causa de nuestro pecado? Dios quiere que veamos a Jesús. Si tu camino está bloqueado, ¿quizás Dios quiere que vayas en una dirección diferente? Incluso a pesar de que elegimos seguir nuestro propio camino, Dios quiere que nos volvamos a Él. ¿Nos volveremos a él?
La segunda lección que aprendemos de la historia de Balaam:
Dios es Soberano y siempre se saldrá con la suya. Las profecías de Balaam afirmaron las bendiciones que Dios le había prometido a Abraham.
Una vez más, a pesar de nuestro quebrantamiento y nuestro pecado… Dios no puede ir en contra de sus promesas. Aunque Balaam trató de maldecir al pueblo de Dios no pudo. De su boca se confirmaron las promesas que Dios le había prometido a sus hijos desde Genesis. Dios les prometió que los haría numerosos como el polvo (Gén 13) y en Números 23:8,10 Balaam dice: “Pero ¿cómo puedo maldecir a quienes Dios no ha maldecido ¿Cómo puedo condenar a quienes el Señor no ha condenado ¿Quién puede contar a los descendientes de Jacob, tan numerosos como el polvo? …” Luego en los versículos 20-21 dice que no puede revertir la bendición porque no hay desgracia en el plan de Dios para Jacob “Pues el Señor su Dios está con ellos;.. (Números 22:20-21) reiterando la promesa de Génesis 17 de que Él estaría con ellos. También reafirma la promesa de una tierra propia de Génesis 12 con su bendición de Números 24:4-5: “ ¡Qué hermosas son tus carpas, oh Jacob; qué bellos son tus hogares, oh Israel!”. Por último, profetiza que “Una estrella se levantará de Jacob; un cetro surgirá de Israel” (Números 24:17) confirmando lo de Génesis 19 donde habla de la estrella de Jacob. A la misma vez, en este mensaje final, Balaam está profetizando sobre Jesus, la estrella de Jacob que vendría: “aquel a quien todas las naciones honrarán” (Génesis 49:10).
Esto demuestra que aunque Balac quería maldecir a Israel, la bendición prometida por Dios a Israel a través de Abram en Génesis 12 no podía ser frustrada. Dios es fiel y defiende a su pueblo elegido a pesar de su pecado. Dios usa a quien quiere para lograr esa bendición, incluso a un mensajero malvado como Baalam.
La tercera y última lección que aprendemos es que:
El enemigo nunca dejará de tratar de maldecir al pueblo de Dios. Balaam no podía hacerlo por medio de la magia, así que lo hizo por medio de la cultura.
La magia de este adivino no fue rival para el poder de Dios. Por mas que trato para maldecir al pueblo de Dios no pudo. Solo bendiciones salían de su boca. Pero no se dio por vencido. Como no pudo contra ellos con su magia, usó algo que influenciara en el pueblo: la cultura. El pueblo de Israel era un pueblo apartado por Dios, y parte de esto era que no se podían mezclar con los hombres y mujeres que no fueran israelitas ni mucho menos adorar otros dioses. La adoración de otros dioses era común en la cultura de Moab, En Números 25: 1-3 nos damos cuenta que los hombres israelitas se metieron con las mujeres de Moab quienes los indujeron a participar en los sacrificios dados a sus dioses. Esto enojó muchísimo a Dios que los castigó con una plaga. Y ¿cómo sabemos que fue Balaam el causante de que el pueblo pecara contra Dios? Pues porque Números 31:16 dice que “Precisamente son ellas las que, siguiendo el consejo de Balaam, incitaron al pueblo de Israel a rebelarse contra el Señor …”. Aquí claramente nos damos cuenta que fue Balaam el que usó a las mujeres para hacer caer al pueblo de Dios. También Apocalipsis 2:14 lo confirma diciendo: “Pero tengo unas cuantas quejas en tu contra. Toleras a algunos de entre ustedes que mantienen la enseñanza de Balaam, quien le enseñó a Balac cómo hacer tropezar al pueblo de Israel. Les enseñó a pecar, incitándolos a comer alimentos ofrecidos a ídolos y a cometer pecado sexual.”
Balaam finalmente cedió a su pecado de maldecir al pueblo de Israel y murió en ese pecado. No se arrepintió de la maldad que hizo(Números 31:16). Quiso maldecir al pueblo de Dios por dinero, pero no pudo. Y como no pudo maldecir a Israel con su boca, le enseñó a Balac a como hacerlo.. Pero los planes de Dios aún avanzaron y se cumplieron. Dios perdonó el pecado de su pueblo y los entró en la Tierra prometida. Así como Dios cumplió sus promesas a Israel, también las cumple con nosotros. Hoy en dia, podemos experimentar la promesa de Dios a través de Jesucristo quien nos da vida eterna.