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Puntos de conversación:
- Encuentra un momento y un lugar que le convengan para orar. Comienza con 5 minutos al día y trabaja para pasar más tiempo con Dios. Marcos 1:35
- Usa música y las Escrituras para concentrarte en Dios. Comienza alabando o agradeciendo a Dios antes de pedirle cosas. Salmo 145:1-3; Mateo 6:9
- Si tu mente divaga cuando oras, no entres en pánico. Deja que esos pensamientos te ayuden a concentrarte en las cosas que necesitan oración.
- Ora con valentía e intención. Dios no se ofende cuando somos honestos acerca de lo que hay en nuestro corazón. Hebreos 4:14,16
- Ora con humildad y sumisión. Aprende a escuchar a Dios y prepárate para escuchar lo que hay en su corazón. Mateo 6:10; 26:39
Esta es la lección dos de la serie “Disciplinas para avanzar”.. Hablaremos de la disciplina espiritual que probablemente es la más fundamental. Una disciplina que es tan fácil que un niño de tres años puede hacer, pero que es tan rica y poderosa que seguimos creciendo en ella aun cuando hemos sido seguidores de Jesús durante 50 años o más. Esta es la disciplina espiritual de la oración. Vamos a hablar sobre cómo orar por tener un gran avance. Me imagino que algunos de ustedes pueden sentirse un poco incómodos cuando se trata de la oración. Si ese eres tú, quiero empezar con un versículo que pueda animarte.
Lucas 11:1 (NTV) Una vez, Jesús estaba orando en cierto lugar. Cuando terminó, uno de sus discípulos se le acercó y le dijo: —Señor, enséñanos a orar, así como Juan les enseñó a sus discípulos.
Los propios discípulos de Jesús, los hombres que lo seguían, que pudieron ver sus milagros de primera mano, que pudieron escuchar sus enseñanzas, dijeron: “Enséñanos a orar”. Es muy alentador para mí que fueran humildes y honestos. Dijeron: “Jesús, no sabemos cómo orar. Enséñanos.” Quizás ese seas tú hoy. Quizás estés pensando: “quiero superar la ansiedad, la ira, la amargura y la depresión en mi vida, pero si la oración es la respuesta, ni siquiera estoy seguro de saber cómo orar.: Bueno, estás en buena compañía porque ni siquiera los discípulos de Jesús estaban seguros de cómo orar, así que esto es relevante para ti y creo que te animará.
Prográmala
Encuentra un momento y un lugar que te convengan.. Comienza con 5 minutos al día y trabaja para pasar más tiempo con Dios. Estamos hablando de la disciplina de la oración. Esta es una oración intencional y consistente. No se trata sólo de elevar una oración de desesperación cuando estás en una situación difícil. Dios ciertamente escucha esas oraciones, pero recuerda, estamos hablando de la disciplina espiritual de la oración.
En la Biblia encontramos varios versículos que nos dicen que Jesús tenía él hábito de orar.
Marcos 1:35 A la mañana siguiente, antes del amanecer, Jesús se levantó y fue a un lugar aislado para orar.
Lucas 6:12 Cierto día, poco tiempo después, Jesús subió a un monte a orar y oró a Dios toda la noche.
Para Jesús, esto era un hábito. Era algo que él hacía consistentemente. Incluso Jesús tuvo un tiempo y un lugar. Si él necesitaba eso, ¿cuánto más lo necesitamos nosotros? Aconsejamos que empieces orando por 5 minutos. Algunos probablemente estén pensando que ya oran más de cinco minutos al día y eso es genial. Algunos quizás pensaron: “Cinco minutos, ¿cómo voy a concentrarme en orar durante cinco minutos?”
Primero, encuentra un lugar que funcione para ti. Pueda que orar en el armario funcione para ti. Se de algunas mujeres que se toman un tiempo para orar antes de todo la locura de la mañana o después que queda todo callado, en la mesa de la cocina. Para mí, es en mi baño. Usar el mismo lugar con frecuencia ayuda a tu mente a asentarse en el hecho de que aquí es donde oro. Encuentra un lugar libre de distracciones o al menos donde las distracciones sean limitadas.
Segundo, encuentra una hora que funcione. Anótalo en tu calendario. Creo que hay algo poderoso en comenzar el día en oración. Pidiéndole a Dios fortaleza para todo el día. Si no eres una persona mañanera, tal vez simplemente ores brevemente para presentarle el día a Dios y luego pases más tiempo en oración por la tarde o noche, o cuando estés en tu mejor momento. Empieza poco a poco, especialmente si eres nuevo en esto. Dale a Dios este pequeño sacrificio. Programa estas citas divinas y descubrirás que con el tiempo podrás empezar a dedicar 10 minutos, 20 minutos e incluso una hora o más a la oración.
ORAR
Usa la música y las Escrituras para que puedas concentrarte en Dios. Comienza alabando y agradeciendo a Dios antes de pedirle cosas. Usar el acrónimo AAPR (PRAY en inglés) puede ayudarte a evitar que tus oraciones se conviertan simplemente en una lista de deseos para Dios.
Salmos 145:1-3 Te exaltaré, mi Dios y Rey, y alabaré tu nombre por siempre y para siempre. Te alabaré todos los días; sí, te alabaré por siempre. ¡Grande es el Señor, el más digno de alabanza! Nadie puede medir su grandeza.
Es muy fácil hacer que nuestro tiempo de oración sea sólo para nosotros.: “Dios, esto es lo que necesito o quiero.” “Esto es lo que me está dando ansiedad.” Recuerda, la oración es una conversación con Dios. Si la única vez que hablaras con tu cónyuge, hijos o amigos fuera cuando les pides que hagan algo por ti, ¿qué tipo de relación sería esa?
Acrónimo de AAPR
A – Alaba
A – arrepientete
P – pedir
R – ríndete (a Dios)
Comienza tu oración con alabanza y acción de gracias. La alabanza puede ser tan simple como declarar cosas que son ciertas acerca de Dios. Ej.: Dios, eres todopoderoso. Dios, eres Omnipresente. Dios, eres misericordioso. Dios, eres Santo.
Después, arrepiéntete. Confiesa tus pecados a Dios. Pídele que escudriñe tu corazón y te revele los pecados que quizás hayas olvidado que cometiste. Recuerda que a veces pecamos sin pensar. Puede ser con una palabra o una mirada. Así que más vale pedir perdón por los pecados que cometimos sin darnos cuenta.
Una vez que ya le has alabado, dicho lo Grande que es, y arrepentido por tus pecados, entonces pide. Presenta tus peticiones y/o necesidades a Dios.
Por último, ríndete a Dios. Este es él momento de pedirle a Dios que te revele sus deseos para tu vida. Pídele que te ayude a discernir su voluntad para tu vida y escucha. Escucha lo que Dios tiene que decirte y ponlo por obra.
Este método de oración (AAPR) es modelado conforme la oración del Padre nuestro. Lee:
Mateo 6:9-13 Ora de la siguiente manera: Padre nuestro que estás en el cielo, que sea siempre santo tu nombre. Que tu reino venga pronto. Que se cumpla tu voluntad en la tierra como se cumple en el cielo. Danos hoy el alimento que necesitamos, y perdónanos nuestros pecados, así como hemos perdonado a los que pecan contra nosotros. No permitas que cedamos ante la tentación sino rescátanos del maligno.
Cuando sus discípulos le pidieron a Jesús que les enseñara a orar, así les respondió. No creo que esté hablando de repetir exactamente estas palabras cada vez que oramos, aunque no hay nada de malo en recitar el Padre nuestro. Este es un marco para la oración.
Orar con valentía
Si tu mente divaga cuando oras, no entres en pánico. Deja que esos pensamientos te ayuden a concentrarte en las cosas que necesitan oración. Ora con audacia, valentía e intención. Dios no se ofende cuando somos honestos acerca de lo que hay en nuestro corazón.
Podrías pensar que los pastores, después de ser cristiano durante muchos años y estar en el ministerio a tiempo completo, serían muy buenos orando. Pero en realidad no es así. En mi caso, siento que a veces soy muy malo orando. A veces parece que tuviera TDAH (Trastorno de déficit de atención e hiperactividad). Quizás puedas identificarte conmigo. Un ejemplo: estoy orando: “Dios, por favor ayúdame a ser más amable con mi familia. Ayúdame a ser más paciente. Gracias por tu provisión en mi vida. Tengo que comprar leche para él desayuno”. ¿Qué? ¿De dónde salió ese pensamiento? Luego me vuelvo a concentrar y vuelve a suceder algo similar 2 minutos después. Tengo que pensar que Pedro probablemente era así desde el principio. Jesús le está enseñando a orar. Pueda que Pedro estuviera orando: “Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre, venga tu reino, creó que Judas se roba él dinero….” (chiste).
Sí este es tú caso, el consejo más práctico que recibirás hoy es este: si tu mente divaga, eso no significa que no seas espiritual. Tal vez signifique que eso debería ser por lo que debes orar. En lugar de decir: “Soy una persona terrible porque sigo pensando en lo enojado que estoy con fulano de tal”, detente y captura ese pensamiento. Ora por esa persona. Ora para que Dios te dé un corazón de perdón. Si tu mente sigue divagando hacia todas las cosas de tu lista de cosas por hacer, pídele a Dios que te ayude a mantener lo importante en primer lugar y a tener una perspectiva eterna. Pídele que te conceda paz y sabiduría mientras intentas priorizar las cosas que debes hacer. No dejes de lado esos pensamientos, sino ora por ellos en el instante mismo que lleguen a tu mente. John Ortberg, autor de “La vida que siempre has deseado”, dice al respecto: “Si mi mente sigue volviendo a un tema en particular durante la oración, probablemente sea una indicación de que ese es el tema que más me preocupa y necesito hablar con Dios al respecto”. Así que cuando encuentres que tu mente divaga, deja que eso sea un detonante para descubrir las cosas por las que tienes que orar.
Hebreos 4:14,16 Por lo tanto, ya que tenemos un gran Sumo Sacerdote que entró en el cielo, Jesús el Hijo de Dios, aferrémonos a lo que creemos. Nuestro Sumo Sacerdote comprende nuestras debilidades, porque enfrentó todas y cada una de las pruebas que enfrentamos nosotros, sin embargo, él nunca pecó. Así que acerquémonos con toda confianza al trono de la gracia de nuestro Dios. Allí recibiremos su misericordia y encontraremos la gracia que nos ayudará cuando más la necesitemos.
El autor de Hebreos hace referencia a la imagen del Antiguo Testamento del sacerdote que caminaba con miedo increíble y temblando hacia el Lugar Santísimo en el templo. El templo de Dios se estableció con varios patios y áreas diferentes. Algunas personas podían entrar a los atrios exteriores. Menos personas podían entrar a los patios interiores. Pero al lugar santísimo, el lugar donde se decía que moraba el espíritu de Dios, solo podía entrar una persona, el sumo sacerdote, y solo podía entrar un día al año. El día de la expiación. Entraba allí para representar al pueblo ante Dios. Entraba con miedo y temblor por cualquier paso en falso que diera ante la presencia de Dios. Temía que fuera su final ya que sí había pecado o había falta en él, podía caer muerto al no más entrar al Lugar Santísimo.
Ésta es la imagen que utiliza aquí el autor de Hebreos. Mira lo que dice en el pasaje. Él dice que tenemos un gran Sumo Sacerdote: Jesús. Y Jesús no entró en el lugar santísimo, no, entró en un lugar más santo que ese. Él entró en el cielo. Él es el Hijo de Dios. Entonces, debido a que tenemos este gran Sumo Sacerdote que ha ido delante de Dios a nuestro favor, que ha sido nuestro mediador, no tenemos que tener miedo. ¡Podemos llegar con valentía ante el trono de nuestro Glorioso Dios! No tenemos que entrar con miedo y temblor como lo hacía el sumo sacerdote. ¡Puedes entrar con valentía al salón del trono de Dios gracias a Jesús! Y puedes decirle a Dios lo que hay en tu corazón. Puedes decirle lo que necesitas, puedes decirle tus deseos. No tengas miedo de decirle a Dios lo que quieres. Él ya lo sabe, así que sé honesto con él. Algunos de ustedes no lo han recibido porque no lo han pedido. Pide y ora con valentía
Ahora quiero tener cuidado aquí. No estoy hablando de un tipo de vida de oración donde podemos determinar lo que necesitamos o donde tenemos control sobre Dios concediéndonos todos los deseos de nuestro corazón. No estoy diciendo que le digas a Dios con valentía que quieres un Mercedes nuevo y que, mientras seas lo suficientemente valiente, lo obtendrás. Incluso en un nivel más profundo, no estoy diciendo que si un ser querido tiene una enfermedad terminal, si oras lo suficiente o con suficiente valentía puedo garantizarte que será sanado. Pero cada vez que oro por la sanación de alguien, lo hago con valentía. Le pido a Dios que traiga sanidad, y sigo diciéndolo hasta que me permita ver la sanación o hasta que diga que no es su voluntad traer esa sanidad..
Solo dije: ora con valentía / sé honesto con Dios acerca de lo que tienes en el corazón.
En relación con esta idea de acercarse a Dios con valentía, no sientas que estás molestando a Dios cuando le traes cosas pequeñas. A veces pienso que nos da vergüenza pedirle a Dios que intervenga en los detalles pequeños de nuestra vida. Puedes acercarte a Dios con valentía en los detalles. Es como un niño. Recuerdo que cuando mis hijos eran pequeños, como de unos 3 años, oraban por las cosas más mínimas. Su oración siempre era más o menos así: “Gracias Dios por este día. Te pido por mi papi, por mi mami, por mi primo (y nombraban a todos sus primos y primas), por Peluchin (nuestro perrito), por mi pelota, por Lightning McQueen (en él caso de mi hijo mayor), etc. Ellos nunca fueron tímidos a la hora de presentar las cosas pequeñas a Dios. Y Dios responde esas oraciones. Ver a Dios responder esas oraciones a menudo ayuda a fortalecer nuestra fe cuando oramos por cosas más importantes. Sé que Dios quiere que aprendas a orar con valentía y que aprendas a orar con honestidad. Ésa es una cara de la moneda. Quiero asegurarme de que hablemos de la otra cara de la misma moneda.
Hágase tu voluntad
Ora con humildad y sumisión. Aprende a escuchar a Dios y prepárate para escuchar lo que hay en su corazón.
Mateo 26:39 Él se adelantó un poco más y se inclinó rostro en tierra mientras oraba: «¡Padre mío! Si es posible, que pase de mí esta copa de sufrimiento. Sin embargo, quiero que se haga tu voluntad, no la mía».
Jesús modeló esto en el jardín la noche que fue arrestado. Estaba orando con tanta intensidad y valentía que sudaba gotas de sangre. Derramó su corazón al Padre, pero él se rindió a su voluntad.
Quiero que mires la primera parte de esa oración: ¡Padre mío! Si es posible, que pase de mí esta copa de sufrimiento.. ¿Crees que Jesús oró así tímidamente? Justo antes de este versículo, Jesús dijo a sus discípulos: “Mi alma está muy triste, hasta la muerte”. ¿Crees que alguien cuya alma está triste hasta la muerte, eleva una oración tímida? Por supuesto que no, si alguna vez has estado en una situación desesperada en la que estuviste triste hasta el punto de sentirte morir, apuesto a que tu oración no fue tímida. Él dijo: “¡Padre mío! Si es posible, que pase de mí esta copa de sufrimiento., (esta copa de tu ira, de tu furia, por favor quítamela). Sin embargo, quiero que se haga tu voluntad, no la mía.” Sabes, la Biblia no nos dice cuánto tiempo pasó entre esas dos oraciones. ¿Fue un segundo? ¿Fueron 30 segundos, 3 minutos o más? No lo sé, pero sé que toda la creación contuvo la respiración mientras Jesús, siendo plenamente Dios pero también plenamente hombre, luchaba con las consecuencias de someterse a la voluntad del Padre. El plan redentor de Dios, que Él estableció desde antes de la fundación del mundo, pendía de la balanza en ese espacio entre yo y sin embargo.
Hace unos minutos dije que necesitamos aprender a orar con valentía y ser honestos con Dios acerca de lo que hay en nuestro corazón, y deberíamos hacerlo. Pero lo que sucederá con el tiempo a medida que aprendas esta disciplina de la oración es que descubrirás que la oración en realidad se trata más de escuchar a Dios. La oración nos conecta con Jesús. Entonces, cuando recién estamos aprendiendo a orar, gran parte de nuestra oración se dirige con valentía a Dios acerca de lo que hay en nuestro corazón. Cuanto más conocemos a Dios y más experimentamos una relación verdadera con él (su paciencia, su bondad, su amor), más queremos saber qué hay en su corazón. Comenzamos a acercarnos a él con valentía para descubrir qué hay en su corazón. Eso sólo sucede cuando escuchamos. Sucede cuando venimos a Dios con un corazón humilde. Con una actitud que reconoce que Él es Dios y no nosotros. Un corazón sometido y que escucha le dice a Dios: “Te quiero más que a cualquier otra cosa”. Un corazón sometido y que escucha descansa en la verdad del Salmos 37:4 que dice: “Deléitate en el Señor, y él te concederá los deseos de tu corazón.”
Conversación bidireccional
A medida que desarrollemos esta disciplina de la oración, nuestras conversaciones con Dios comenzarán a parecerse más a conversaciones con otras personas que amamos. Orar es una conversación bidireccional: una persona habla, calla y escucha y la otra habla, calla y escucha y así sucesivamente.
Sé que una de las razones por las que la oración puede ser difícil es que no escuchamos la voz audible de Dios. Si escucháramos físicamente a Dios hablándonos en nuestro tiempo de oración entonces oraríamos mucho más. Sin embargo, he descubierto que “recibo noticias suya” cuando mi tiempo para orar es constante. De repente, leo un versículo en la Biblia que tiene una conexión directa con algo por lo que he estado orando. Ese es Dios hablándome. A veces siento un impulso del Espíritu Santo para acercarme a esa persona por la que he estado orando. Otras veces tengo una sensación de paz por una decisión que debo tomar y por la que he estado orando. Y cuando escuchó de él de esa manera, me emociona continuar en esta disciplina espiritual de la oración.
Así que no te desanimes sí al principio te cuesta mucho orar. Continúa haciéndolo y de pronto se convertirá en un hábito en tú vida. Cuando lo hagas, descubrirás que que esta disciplina espiritual te acerca más a Dios y aprenderás a ver su respuesta en la Biblia (que es su Palabra) y en las maneras que hable en el párrafo anterior.
Ver también:
- ¿Cuál es tu reacción inicial al tema? ¿Qué te llamó la atención?
- Describe tu vida de oración actual (con qué frecuencia ora, problemas que encuentras al orar, etc). ¿Qué es lo más desafiante para ti cuando se trata de la oración?
- Lee Marcos 1:35. Incluso Jesús tuvo que alejarse para orar para evitar distracciones. ¿Cuál es el mejor momento y lugar para orar sin distracciones ni interrupciones?
- ¿Cómo te habla la música? ¿Tienes algún versículo de la Biblia al que te hayas aferrado en tu vida? Explica.
- Lee Salmos 145:1-3. ¿Por qué deberíamos empezar por alabar a Dios y darle gracias? ¿Cómo podría eso influir en lo que le pedimos que haga por nosotros a Dios?
- Revisa las siglas de ORACIÓN. ¿Cómo puede la estructura ayudarte a crecer en la disciplina de la oración? ¿Por qué es cada elemento importante?
- Comparte algo que estés pesando en tu corazón en este momento. ¿Cómo puedes convertir tu divagar o tu fijación en una oración significativa?
- Lee Hebreos 4:14,16. Dios lo sabe todo, entonces ¿por qué necesita escuchar nuestras oraciones valientes? Comparte una ocasión en la que con valentía le pediste algo a Dios y él respondió.
- Lee Mateo 6:10 y Mateo 26:39. ¿Cómo puedes reducir el ritmo de la oración para escuchar la perspectiva de Dios? ¿Cómo ha sido en tu vida someterte a la voluntad de Dios por encima de la tuya propia?
- ¿Hay algún paso que debas tomar basado en el tema de hoy?