¡Hoy volvemos a nuestro estudio de Marcos! Abran sus Biblias en Marcos 14:1-11. Hoy cubrimos el incidente “escandaloso” de la unción de Jesús justo antes de su última cena de la Pascua. Alerta de spoiler: la historia termina con la reacción de Judas a algunas fuertes declaraciones de Jesús. Sus palabras fueron tan fuertes que puede ser difícil poder manejarlas y responder correctamente a ellas.
El año pasado cubrimos los primeros 13 capítulos. Este año estamos terminando el libro, sus 16 capítulos en total, mientras nos acercamos a la Pascua. Antes de empezar, repasemos un poquito lo que hemos visto del libro de Marcos hasta este momento.
Primero, el Evangelio de Marcos es el evangelio más corto, probablemente escrito alrededor del año 55 d.C. Es un evangelio de “acción”, con descripciones vívidas y menos enseñanzas que los otros evangelios.
Segundo, Marcos escribió este relato para mostrar al mundo quién es Jesús y lo que ha hecho. El tema central de Marcos se describe en el primer versículo del libro. Marcos 1:1 (NTV) Esta es la Buena Noticia acerca de Jesús el Mesías, el Hijo de Dios.
También, hemos visto a Jesús realizar milagros, revelar misterios y enfrentarse cara a cara con el establishment religioso. Terminamos en Marcos 13, donde Jesús terminó su discurso en el Monte de los Olivos y su discusión sobre el fin de los tiempos. El último versículo que cubrimos: Marcos 13:37 (NTV) Les digo a ustedes lo que digo a todos: ¡Manténganse despiertos esperándolo a él!
Jesús nunca dio una respuesta sobre el momento del Fin, pero sí dio una idea de cómo debemos vivir a la luz de él. Así que hoy pasamos al capítulo 14. Cubriremos los primeros 11 versículos. Y aquí está la pregunta que exploraremos a lo largo de la lección de hoy: ¿Cómo manejas las palabras fuertes de Jesús? Espero que lo hagas mejor que Judas. Judas no pudo manejar adecuadamente las siguientes declaraciones fuertes hechas por Jesús:
- “No se puede servir a Dios y al dinero”. – La visión de Jesús sobre las finanzas (práctica)
- “Yo soy Dios.” – La visión de Jesús sobre su divinidad (teológica)
- “Yo soy el único camino al cielo”. – La visión de Jesús sobre la salvación (práctica y teológica)
Vayamos al texto para comenzar:
Marcos 14:1-2 (NTV) Faltaban dos días para la Pascua y el Festival de los Panes sin Levadura. Los principales sacerdotes y los maestros de la ley religiosa seguían buscando una oportunidad para capturar a Jesús en secreto y matarlo. «Pero no durante la celebración de la Pascua—acordaron—, no sea que la gente cause disturbios».
Explicación de la Pascua: En los días de Jesús, la fiesta de la Pascua era un evento significativo y sagrado para el pueblo judío, que conmemoraba su liberación de la esclavitud de Egipto. La Pascua solo se celebraba en Jerusalén, así que una multitud venía a celebrarla. La fiesta de la Pascua tiene sus raíces en el relato bíblico del Éxodo, donde Dios salvó a los israelitas de la décima plaga al pasar por alto las casas marcadas con la sangre de un cordero.
Los elementos clave de la celebración de la Pascua en la época de Jesús incluyeron, primero, el cordero para el sacrificio. La pieza central de la celebración de la Pascua era el cordero para el sacrificio. Las familias seleccionaban un cordero sin defecto, lo sacrificaban y luego lo asaban. La sangre del cordero se aplicaba a los postes de las puertas de sus casas, simbolizando la protección de Dios.
El segundo elemento clave de la celebración de la Pascua era el pan sin levadura. Durante la Pascua, los judíos debían comer pan sin levadura, conocido como matzá o “pan de aflicción”. Esta tradición simboliza la prisa con la que los israelitas abandonaron Egipto, ya que no había tiempo para que su pan fermentara.
El vino era el tercer elemento de la celebración de la Pascua. Tradicionalmente se consumían cuatro copas de vino durante la cena de Pascua, cada una con un significado específico. Las copas representaban diferentes aspectos de la historia del Éxodo y las promesas de Dios (hablaremos de esto la próxima semana).
Volvamos al texto bíblico:
Marcos 14:3 (NTV) Mientras tanto, Jesús se encontraba en Betania, en la casa de Simón, un hombre que había tenido lepra. Mientras comía, entró una mujer con un hermoso frasco de alabastro que contenía un perfume costoso, preparado con esencias de nardo. Ella abrió el frasco y derramó el perfume sobre la cabeza de Jesús.
Marcos, en su misión de presentar un evangelio de acción, deja fuera las narraciones largas y por consiguiente los nombres de muchos personajes. La versión de esta historia dada por Juan (Juan 12) identifica a la mujer como María, la hermana de Lázaro. Es probable, entonces, que Simón sea su padre.
Recordemos que en la cultura judía, las mujeres no podían mezclarse con los hombres, a menos que estuvieran sirviendo la comida. Así que el hecho de que esta mujer interrumpiera esta reunión fue un escándalo en sí. ¡Ya no digamos que tocara a un rabino, especialmente siendo considerada una mujer de mala reputación! Sin embargo, a Jesús esto no le molesta. Ya hemos visto que la visión de Jesús era muy diferente a los demás: él recibía a todos por igual. Al contrario,lo que la cultura considera como una falta de etiqueta social, Jesús lo considera como una muestra de fe.
Otro aspecto de esta interrupción fue el gesto extravagante de la mujer. Ella quebró el frasco de perfume, probablemente una reliquia familiar y carísimo, para ungir a Jesús. Ella lo gastó todo en la cabeza de Jesús. Fue una increíble señal de extravagancia. Esto me lleva a hacerte otra pregunta: ¿cuán extravagante eres con Jesús? O ¿eres como algunos que estaban presentes y pensaron que el gesto de la mujer era un despilfarro?
Marcos 14:4-5 (NTV) Algunos que estaban a la mesa se indignaron. «¿Por qué desperdiciar un perfume tan costoso?—preguntaron—. ¡Podría haberse vendido por el salario de un año y el dinero dado a los pobres!». Así que la regañaron severamente.
Esto alude a
La primera declaración fuerte de Jesús: “No se puede servir a Dios ni al dinero”.
Como ya dijimos, una vez más, Marcos nos ahorra los nombres. Juan no:
Juan 12:4-6 (NTV) Sin embargo, Judas Iscariote, el discípulo que pronto lo traicionaría, dijo: «Ese perfume valía el salario de un año. Hubiera sido mejor venderlo para dar el dinero a los pobres». No es que a Judas le importaran los pobres; en verdad, era un ladrón y, como estaba a cargo del dinero de los discípulos, a menudo robaba una parte para él.
Marcos no nos da nombres, pero nos dice que “algunos que estaban a la mesa” estaban indignados. ¿Quiénes? Muchos, hasta sus discípulos, como Judas Iscariote.
Marcos 14:6-7 (NTV) Pero Jesús respondió: «Déjenla en paz. ¿Por qué la critican por hacer algo tan bueno conmigo? Siempre habrá pobres entre ustedes, y pueden ayudarlos cuando quieran, pero a mí no siempre me tendrán.
Esto alude a
La segunda fuerte declaración de Jesús: “Yo soy Dios”.
Si supieran la verdadera identidad de Jesús, nunca dirían tal cosa. Estos discípulos han estado en un proceso con Jesús. Él se ha estado revelando a través de enseñanzas, milagros, incluso mostrando autoridad sobre la naturaleza misma.
Sigamos leyendo la reacción de Jesus al gesto extravagante de la mujer.
Marcos 14:8-9 (NTV) Ella hizo lo que pudo y ungió mi cuerpo en preparación para el entierro. Les digo la verdad, en cualquier lugar del mundo donde se predique la Buena Noticia, se recordará y se hablará de lo que hizo esta mujer».
Estas palabras de Jesús nos llevan a la tercera declaración.
La tercera declaración fuerte: “Yo soy el único camino al cielo”.
Aunque la mujer seguramente no lo sabía, ella unge a Jesús doblemente. En la cultura judía, la unción precedía a dos hechos importantes: una coronación y un entierro. ¡Esto logra ambas cosas! La mujer lo unge antes de ser “coronado” con la corona de espina y también, simbólicamente lo lo unge para su entierro. Quizás el mayor shock de este acontecimiento es que ¡una mujer ungió a Jesús! Y no un profeta como era la norma. Ten en cuenta también que aparte de este, ¡no habría ningún otro ungimiento de Jesús sepultado, porque él resucitó! (Ver Marcos 16:1).
Es en esta muerte y resurrección que ahora nosotros tenemos salvación. Por lo tanto, es a través de Jesús y su sacrificio en la cruz que nosotros podemos entrar al cielo. No hay otra manera de entrar al cielo. No hay otro camino. Jesús es el único camino. No hay otro.
Una última sección para hoy:
Este es el momento decisivo para Judas. Las duras enseñanzas de Jesús finalmente lo llevaron a su límite.
Marcos 14:10-11 (NTV) Entonces Judas Iscariote, uno de los doce discípulos, fue a ver a los principales sacerdotes para llegar a un acuerdo de cómo entregarles a Jesús a traición. Ellos quedaron complacidos cuando oyeron la razón de su visita y le prometieron darle dinero. Entonces él comenzó a buscar una oportunidad para traicionar a Jesús.
Pongamos las declaraciones de Jesús un tanto fuertes para Judas en su contexto. La primera declaración de “No se puede servir a Dios y al dinero”. Quizás la extravagancia de la mujer y la respuesta de Jesús a ese hecho hizo que lo llevaran al borde del precipicio. Posible que la respuesta de Jesús a la mujer (admirarla y no aprenderla, fue demasiado para su visión legalista de las reglas y normas religiosas. Puede que este hecho le ayudó a justificar su traición. ¿Quizás Judas se sintió ofendido porque Jesús lo reprendió en frente de todos?
Creo que Judas no pudo soportar cuando Jesús dijo: “Yo soy Dios.” Judas todavía no entendía la verdadera identidad de Jesús. Por lo tanto, esta fuerte de declaración de su divinidad no le sentó nada bien.
Tampoco le sentó nada bien cuando Jesús declaró: “Yo soy el único camino al cielo”. Lo más terrible fue la manera en que él se convertiría en el único camino al cielo: muriendo. ¿Qué? ¿Morir? No. Esta no era la imagen que Judas tenía del Mesías. Mucho menos era para lo que él se apuntó cuando decidió seguir a Jesús.
A lo mejor fue una combinación de todas estas cosas lo que lo llevaron a tomar la decisión equivocada. ¿¡Tal vez Judas pensó que entendía las cosas mejor que Jesús!? Posible que si. Sin embargo, en todo el tiempo que había estado con Jesús y con todo lo milagroso y sobrenatural que había visto, todavía no había comprendido ni captado la visión de Jesús. Tanta enseñanza oída de su Maestro y no había captado el propósito por el cual Jesús había venido:
Marcos 1:15 (NTV) «¡Por fin ha llegado el tiempo prometido por Dios!—anunciaba—. ¡El reino de Dios está cerca! ¡Arrepiéntanse de sus pecados y crean la Buena Noticia!».
Jesús vino para que todos, incluso Judas, se arrepintieran y creyeran las buenas noticias que él traía de salvación. Arrepentirse es apártase de tu camino, de tu opinión. Deja de revelarte contra Dios. Es someterse a Jesús incluso cuando es difícil aceptar lo que dice.
Pero para Judas fue muy difícil aceptar lo que Jesús decía. Sus palabras fueron muy duras de aceptar y obedecer. Su falta de arrepentimiento y sumisión a Jesús hizo que no soportara más y lo llevara a traicionar a Jesús. Lo que Jesús decía no iba con la imagen que él tenía del Mesías, y por lo tanto, decidió venderlo. No dejemos que las palabras fuertes de Jesús nos aparten de él, sino, sometámonos a lo que él dice.
Ver también: