Hay una fuerza dentro de cada uno de nosotros que nos aleja de Dios. La Biblia lo llama “la naturaleza pecaminosa” (en traducciones antiguas, “la carne”).
La naturaleza pecaminosa desea hacer el mal, que es precisamente lo contrario de lo que quiere el Espíritu. Y el Espíritu nos da deseos que se oponen a lo que desea la naturaleza pecaminosa. Estas dos fuerzas luchan constantemente entre sí, entonces ustedes no son libres para llevar a cabo sus buenas intenciones” Gálatas 5:17, NTV.
La naturaleza pecaminosa impulsa los deseos de una persona.
Quiere hacer el mal. Esa palabra significa anhelar, tener un fuerte deseo. Cuando la naturaleza pecaminos está obrando, tienes ganas y deseos fuertes para hacer el mal. Tu naturaleza pecaminosa desea las cosas fuertemente. No todos los deseos que experimentas como ser humano vienen de la naturaleza pecaminosa. Pero la naturaleza pecaminosa impulsará muchos de tus deseos internos. Los versículos 19-21 da una larga lista de la clase de cosas que la naturaleza pecaminosa produce.
Hay dos fuerzas opuestas dentro de ti.
Opuesto a la naturaleza pecaminosa está el Espíritu. Es Dios el Espíritu Santo, que produce deseos saludables dentro de tu espíritu humano. El Espíritu también crea deseos y anhelos muy fuertes, pero son opuestos a los deseos creados por la naturaleza pecaminosa. Tú puedes ver el tipo de cualidades que el Espíritu produce en los versículos 22-23.
Cuando obedeces los deseos de tu naturaleza pecaminosa, el resultado es un conflicto interno.
Las dos fuerzas luchan la una contra la otra, para que no vivas de acuerdo a tus buenas intenciones . Tú realmente quieres una cosa, pero cuando obedeces los deseos de la naturaleza pecaminosa, lo que obtienes es algo diferente. Pueda que sea lo que deseas a corto plazo, pero nunca lo que verdaderamente te propones o esperas a largo plazo
Para obtener más información sobre cómo evitar ceder a los deseos de la naturaleza pecaminosa ver:
Cómo NO superar tu naturaleza pecaminosa
Aplicando la gracia a tu naturaleza pecaminosa