El Antiguo Testamento (AT) describe la historia humana desde el principio del tiempo hasta la llegada de Jesús a la tierra pero desde la perspectiva de Dios. Esperamos que leas el AT por tí mismo, y con el fin de ayudarte, aquí están algunos de los puntos principales que encontrarás a medida que avanzas a través de esta sección de la Biblia.
Dios creó el universo de la nada
La Biblia enseña que Dios es eterno, pero todo lo demás es creado. En algún momento, Dios comenzó a crear todo por el poder de su palabra como lo vemos en Génesis 1:1 que dice: “En el principio, Dios creó los cielos y la tierra.” En un momento dado no había nada sino Dios, y luego de un momento a otro las cosas comenzaron a existir. La creación nos demuestra el poder y la gloria de Dios. Y esto también nos enseña que el universo no es por la casualidad, sino que fue creado por un Dios personal para un propósito específico. Este propósito se nos explica en el siguiente punto.
Dios creó a la humanidad para que tenga una relación con Él, pero el pecado lo cambió todo
Dios hizo a los humanos para estar conectados a él y conectados entre sí mismos. Dios nos hizo a su propia imagen- una distinción única que sólo los seres humanos tienen. Leamos lo que dice Génesis 1:27-28 al respecto: “Así que Dios creó a los seres humanos a su propia imagen. A imagen de Dios los creó; hombre y mujer los creó. Luego Dios los bendijo con las siguientes palabras: “Sean fructíferos y multiplíquense. Llenen la tierra y gobiernen sobre ella. Reinen sobre los peces del mar, las aves del cielo y todos los animales que corren por el suelo”. Los seres humanos fueron puestos en la tierra para que se hicieran cargo de la creación de Dios, y reflejaran su imagen. Por desgracia, el pecado cambió todo. Los primeros humanos, Adán y Eva, pecaron y destruyeron la relación perfecta que la humanidad experimentó en Dios. Afortunadamente, Dios no había terminado con la humanidad. Muchos años después, Dios llamó a un hombre llamado Abraham para comenzar su plan para rescatar al mundo.
[Relacionado: Lo que significa que el pecado trae muerte]
Dios le dio a Abraham 3 promesas: una nación, una tierra y una bendición futura
En Génesis 12 nos encontramos con uno de los pasajes más importantes de toda la Biblia. En estos versículos, Dios comienza a explicarle a Abraham (y a nosotros) cómo va a salvar al mundo: “El Señor le había dicho a Abram: “Deja tu patria y a tus parientes y a la familia de tu padre, y vete a la tierra que yo te mostraré. Haré de ti una gran nación; te bendeciré y te haré famoso, y serás una bendición para otros. Bendeciré a quienes te bendigan y maldeciré a quienes te traten con desprecio. Todas las familias de la tierra serán bendecidas por medio de ti” (Génesis 12:1-3). Dios salvaría al mundo a través de la línea de este hombre Abraham. Y a medida que se desarrolla el AT, vemos cómo Dios comienza a cumplir estas tres promesas Hace que los descendientes de Abraham se vuelvan una nación poderosa llamada Israel y les da su propia tierra donde habiten.
[Relacionado: Como el pacto de Abraham nos incluye]
Israel comenzó un largo patrón de decisiones pecaminosas
Lamentablemente, Israel no siguió la ley de Dios ni lo honro. En su lugar, entraron en un período de decadencia espiritual que se repitió en cada generación como lo describe Jueces 2:12 “Abandonaron al Señor, Dios de sus antepasados, quien los había sacado de Egipto. Siguieron y rindieron culto a otros dioses —los dioses de los pueblos vecinos— y así provocaron el enojo del Señor.” Como nación, Israel no iba a ser capaz de salvar el mundo. El pecado era un problema demasiado grande en el corazón humano. La humanidad necesitaba un salvador, y afortunadamente, esto siempre fue parte del plan de Dios.
Dios prometió enviar a su Rey y Salvador eterno
¿Recuerdas la tercera parte de la promesa a Abraham? Dios prometió una bendición futura. Salvaría a todo el mundo a través de un descendiente de Abraham. A medida que pasaban los años Dios explicó que este Salvador también sería su Rey eterno. Desafortunadamente, Israel continuaba en su pecado y se los llevaron en el exilio de su tierra natal. Cuando algunos de ellos, finalmente, regresaron a su tierra natal, Dios les recordó su promesa de un Rey Salvador venidero, el Mesías.