¿Cuántos de ustedes saben que a veces Dios los hace esperar? Pides algo y él no te lo da de inmediato. Algunos de ustedes tal vez hayan estado orando durante 30 o 40 años. Has estado orando por una situación física o financiera. Tal vez por una situación relacional. Las que están solteras quizás estén esperando que Dios les traiga el esposo adecuado. Las que están casadas puede que estén esperando que Dios cambie a su esposo. Sea lo que sea que estés esperando no llega.
A veces es realmente confuso. No entendemos a Dios y es que a veces nos frustra. Muchos de nosotros oramos por cosas y decimos: “si quisiera Dios, respondería esta oración”. Antes de continuar, quiero que te hagas esta pregunta: “¿Qué estás esperando ahora mismo? Si sabes por lo que estás orando y lo mantienes en mente, entonces las cosas que se comparten en esta lección, perspectivas de la Biblia, tendrán más sentido y tendrán un mayor impacto en tu vida. Hoy veremos cuatro afirmaciones del porque Dios llega tarde.. Una o dos de estas razones puede que se apliquen a tu situación.
Aquí está la primera afirmación.
A veces Dios hace por los extraños lo que aún no ha hecho por ti.
Creo que para algunas de nosotras, esto es lo que lo hace emocionalmente difícil. Eso es exactamente lo que sucedió en Juan capítulo 11. Aquí tenemos esta familia; María, Marta y su hermano Lázaro. Ellos eran grandes amigos de Jesús. Juan nos relata que Lázaro estaba enfermo y aparentemente fue un problema tan grande que María y Marta enviaron un mensaje a Jesús. Le dijeron: “Señor, tu querido amigo está muy enfermo” (v3). María y Marta sabían lo que Jesús había estado haciendo. En el capítulo 4 de Juan. e incluso se puede ver que Jesús incluso sanó al hijo de un funcionario del rey, un hombre que se acercó a Jesús y le dijo “mi hijo va a morir”. Jesús le dice que vuelva a casa que su hijo vivirá. María y Marta saben de los milagros que Jesús ha hecho. Conocen a Jesús y saben lo generoso que es. Saben cómo él responde a estas peticiones y dijeron “Señor, tu querido amigo está muy enfermo.” Luego el versículo 5 dice:
Juan 11:5-6 Aunque Jesús amaba a Marta, a María y a Lázaro, se quedó donde estaba dos días más.
Tal vez algunas de ustedes se pueden relacionar con esto.: Jesús no se ha quedado donde estaba desde hace 2 días sino ha permanecido allí durante 2 años. A lo mejor no ha hecho nada durante 2 décadas. Dirás; “he estado orando por esto durante dos décadas y Dios todavía no ha respondido mi oración.” La verdad, nuevamente, es que a veces Dios hace por los extraños lo que no ha hecho por ti. Eso puede ser muy frustrante.
La segunda afirmación es:
A veces Dios espera sólo para mostrar cuán poderoso es.
En algunas situaciones, no en todas, la razón por la que Dios nos hace esperar, especialmente por aquellas a quienes ama, es porque va a mostrar su poder.Eso es lo que sucedió en Juan 11. Volviendo a la historia, dice que 2 días después,
Juan 11:7 Pasado ese tiempo, les dijo a sus discípulos: —Volvamos a Judea.
Jesus dijo:
Juan 11:4 …«La enfermedad de Lázaro no acabará en muerte. …».
Entonces, si no conocen la historia, Jesús regresa y dice algunas palabras muy famosas que algunas de ustedes, aunque no conocen la historia si conocen estas palabras:
Juan 11:25: …—Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí vivirá aun después de haber muerto.
Aquí no estaba hablando sólo de Lázaro, y de lo genial que estaba a punto de hacer, estaba hablando de la máxima resurrección. Entonces, al llegar donde viva la familia amiga, Jesús fue a la tumba y dijo
Juan 11:43 … «¡Lázaro, sal de ahí!».
Y Lázaro salió. Pudo haber sanado la enfermedad de Lázaro, pero esperó y lo resucitó de entre los muertos. Es por eso que Dios a veces espera para aparecer. Él quiere mostrarles a todos en tu mundo lo poderoso que es. Tal vez Dios vaya a usar lo que sea que estés esperando en este momento para su propia gloria y sus propios propósitos. Así, cuando tu petición sea contestada, la gente diga: ¿Quién es este Dios en quien esperabas?
La tercera declaración es:
A veces Dios quiere hacer algo EN ti más de lo que quiere hacer algo POR ti.
A veces, la razón por la que Dios te hace esperar es porque está desarrollando el carácter en ti. Él está desarrollando paciencia en ti. Él está más interesado en desarrollar el fruto del Espíritu en ti que en darte esa respuesta a tu simple petición.
El apóstol Pablo tuvo que pasar por esto. Todos sabemos que fue un gran hombre de Dios, pero incluso él tuvo que esperar la respuesta de Dios. Dios lo hizo esperar porque estaba obrando en él.
2 Corintios 12:7-10 …Así que, para impedir que me volviera orgulloso, se me dio una espina en mi carne, un mensajero de Satanás para atormentarme e impedir que me volviera orgulloso. En tres ocasiones distintas, le supliqué al Señor que me la quitara. Cada vez él me dijo: «Mi gracia es todo lo que necesitas; mi poder actúa mejor en la debilidad». Así que ahora me alegra jactarme de mis debilidades, para que el poder de Cristo pueda actuar a través de mí. Es por esto que me deleito en mis debilidades, y en los insultos, en privaciones, persecuciones y dificultades que sufro por Cristo. Pues, cuando soy débil, entonces soy fuerte.
No sabemos exactamente cuál era esta espina o aguijón que atormentaba a Pablo. Algunos teólogos creen que era una enfermedad. Lo que sí sabemos es que esto lo angustiaba mucho. Le había pedido al Señor tres veces que se la quitara y nada. La respuesta que recibió de Dios es que su gracia era suficiente.
Dios no lo sanaba, si era enfermedad, o no le contestaba porque estaba trabajando en su carácter. Era para que Pablo se mantuviera humilde y no dejara que el orgullo lo dominara. ¿Qué parte de tu carácter necesita Dios cambiar en ti y por eso no te contesta?
La última afirmación es esta:
A veces Dios no quiere hacer lo que tú quieres.
A veces, oramos, lloramos, esperamos y corremos al salón del trono de Dios. Quizás, en nuestras mentecatos, pensamos que esto es bueno. Pensamos que esa es la manera de pedir. Creemos que esto es algo que le gustaría a Dios. Empero, a veces Dios simplemente no quiere hacer lo que tú quieres. A veces oramos y estamos esperando algo que no está en la voluntad de Dios. Son momentos en los que tienes que decirle: “Tú eres Dios, yo no”. “Tú tienes el control, yo no”. Por eso fue tan difícil para el rico entrar en el reino de Dios. Ya que podemos dejarnos engañar por la ilusión de la riqueza y la ilusión del éxito. Podemos empezar a recibir el mensaje equivocado de que tenemos el control. Pero creo que para todas nosotras, en la temporada de espera, Dios siempre está tratando de enseñarnos que Él es Dios y no nosotras. Quiero traerles a mente el ejemplo de la persona más santa de todas las Escrituras: Jesús en el Huerto de Getsemaní. En ese lugar, en su momento más doloroso, hizo la siguiente oración antes de ir a la cruz:
Lucas 22:42 «Padre, si quieres, te pido que quites esta copa de sufrimiento de mí. …».
Jesús no quería ir a la cruz. Entonces hizo esta oración. Esta es una oración legítima que Jesús hizo. Pero me encanta la segunda parte de la oración. Esto habla de la actitud que todos deberíamos tener incluso cuando oramos. El mensaje de hoy es que dejemos de orar. Ese no es el mensaje. El mensaje es orar como Jesús. Él dijo:
Lucas 22:42 «… Sin embargo, quiero que se haga tu voluntad, no la mía».
Si Jesús puede hacer una oración así, y Jesús es Dios mismo, cuánto más nosotros, que no somos dios, ni seremos jamás dios. Si él oró así, cuánto más nosotras deberíamos orar con esa actitud. Digámosle; “Dios, tú eres Dios y no yo. No sé qué quieres enseñarme en este tiempo de espera pero Dios quiero aprenderlo. Quiero rendirme a tus pies y decirte que es tu voluntad no la mía.”