Cuando piensas en el libro de Jonás, ¿qué te viene a la mente inmediatamente? Probablemente la parte donde es tragado por una ballena, ¿verdad? Tan increíble como es, hay mucho más en este librito que una historia épica de peces.
La historia de Jonás revela mucho sobre el Dios de los milagros, y cómo está dispuesto a liberar a todos de sus pecados. Aprendemos sobre el gran alcance de la misericordia y el perdón de Dios, no solo hacia Jonás, sino también hacia el Imperio Asirio. Vemos su justicia y rectitud cuando envía a Jonás a un pueblo para decirles que se arrepientan porque su maldad se ha llegado ante él. Vemos la autoridad y el poder de Dios cuando crea la tormenta que finalmente hace que Jonás sea arrojado al mar. Y vemos su soberanía cuando logra sus propósitos, incluso si tiene que usar un profeta renuente para hacerlo.
El primer mensaje
El llamado de Dios a Jonás para ir y predicar un mensaje de arrepentimiento a Nínive no fue su primera misión. Jonás vivió en una época en que la nación de Israel se había dividido en dos reinos; el reino del norte de Israel y el reino del sur de Judá. Jonás vivía en el norte. El reino del norte había sido dirigido por trece reyes consecutivos que hicieron lo malo ante los ojos del Señor, y como resultado de su constante desobediencia, estaban sufriendo. Dios tenía todo el derecho de castigarlos, pero vio su sufrimiento y los dejó libres. Aquí es donde Jonás aparece por primera vez en la Biblia.
2 Reyes 14:25-26 Jeroboam II recuperó los territorios de Israel que estaban entre Lebo-hamat y el mar Muerto, tal como había prometido el Señor, Dios de Israel, por medio del profeta Jonás, hijo de Amitai, profeta de Gat-hefer. El Señor vio el amargo sufrimiento de todos en Israel, y no había ningún israelita, ni esclavo ni libre, que los ayudara
¡Qué gran llamado! Dios le dijo a Jonás que fuera y le dijera al reino del norte de Israel que recuperarían los territorios que anteriormente se habían perdido por la conquista militar. ¿Quién no querría ser el portador de esta buena nueva para Israel? Esta asignación seguramente convirtió a Jonás en una de las personas más populares del reino.
Como Jonás, a veces amamos los mensajes de Dios. Después de todo, la Biblia es una buena noticia, llena de tantas promesas grandes y preciosas que nos gusta colgar rótulos en las paredes de nuestra cocina con sus versículos. Pero una búsqueda de Dios no siempre trae el mensaje que queremos escuchar. A veces Dios nos llama a salir de nuestras zonas de confort.
Segundo mensaje
El próximo llamado de Dios a Jonás fue un asunto completamente diferente. Esta vez Dios no lo estaba llamando a dar otro mensaje a los israelitas, sino a una ciudad pagana y gentil.
Jonás 1:1-3 El Señor le dio el siguiente mensaje a Jonás, hijo de Amitai: «Levántate y ve a la gran ciudad de Nínive. Pronuncia mi juicio contra ella, porque he visto lo perversa que es su gente». Entonces Jonás se levantó y se fue en dirección contraria para huir del Señor. Descendió al puerto de Jope donde encontró un barco que partía para Tarsis. Pagó su pasaje, subió a bordo y se embarcó rumbo a Tarsis con la esperanza de escapar del Señor.
Esta vez, Jonás fue llamado a ser el portador de malas noticias. En lugar de responder en obediencia, Jonás corrió – ¡exactamente en dirección opuesta al llamado de Dios! Más adelante en la historia aprendemos por qué huyó Jonás (Jonás 4:2): sabía que Dios es compasivo, y no podía soportar la idea de que Dios podría liberar y perdonar a los enemigos de Israel.
Como Jonás, a veces nos oponemos al mensaje de Dios y queremos huir. Queremos aceptar las buenas noticias y rechazar las malas. Buscamos a Dios en nuestros propios términos, y cuando no nos gusta lo que escuchamos, huímos. Y como Jonás, siempre podemos encontrar un barco que va en la dirección equivocada.
Daños colaterales
Es bien sabido que la huida de Jonás casi le cuesta la vida. Pero pocas personas recuerdan que su desobediencia tuvo un efecto dominó en los transeúntes inocentes de su historia. Jonás abordó un barco que se dirigía a Tarsis y no pasó mucho tiempo antes de que su tripulación estuviera en un montón de problemas.
Jonás 1:4-5 Ahora bien, el Señor mandó un poderoso viento sobre el mar, el cual desató una violenta tempestad que amenazaba con despedazar el barco. Temiendo por sus vidas, los desesperados marineros pedían ayuda a sus dioses y lanzaban la carga por la borda para aligerar el barco. …
Considera la escena desde la perspectiva de los marineros. Ellos no invitaron a Jonás a su barco ni a su historia; acaba de aparecer. No sabían que este profeta desobediente les causaría una gran pérdida material y emocional, hasta el punto de arriesgar sus vidas.
Al igual que Jonás, nuestras malas decisiones crean daños colaterales. El diablo trata de persuadirnos de que nuestra desobediencia sólo afecta nuestras propias vidas, pero siempre hay un efecto dominó. La Biblia nos dice que la paga del pecado es la muerte (Romanos 6:23) y nuestro pecado siempre trae pérdida emocional, física, relacional, espiritual, para nosotros y para los demás.
La providencia de Dios
La tripulación descubre que Jonás tiene la culpa de la tormenta y comienza a interrogarlo. Descubren que es un profeta de Dios y se aterrorizan aún más. Se esfuerzan más por remar hasta la orilla, pero es inútil; la tormenta es demasiado poderosa. Jonas los convence de tirarlo por la borda, y tan pronto como lo hacen, el mar se calma. La respuesta de estos marineros a menudo se pasa por alto:
Jonás 1:16 Los marineros quedaron asombrados por el gran poder del Señor, le ofrecieron un sacrificio y prometieron servirle.
La historia de Jonás es una historia de milagros increíbles, y aquí está el más impactante: una vida cambiada. Los marineros no conocían a Dios al principio de la historia, y al final le están ofreciendo un sacrificio de alabanza. Note que ellos no hicieron un voto a Dios si los libraba ; lo hicieron porque él ya lo había hecho. Dios usó la desobediencia de Jonás para revelarse a estos marineros paganos desprevenidos, y eso cambió todo para ellos. Este es el principio de la providencia de Dios:
Romanos 8:28 (NTV) Y sabemos que Dios hace que todas las cosas cooperen para el bien de quienes lo aman y son llamados según el propósito que él tiene para ellos.
Al igual que con Jonás, Dios puede sacar provecho de nuestras malas decisiones. Él siempre está obrando, ya sea que estemos corriendo hacia él o de él. Ese es el hilo conductor del libro de Jonás. Es más que una épica historia de peces. Es la historia del Dios de los milagros que está ansioso por dar a todos una segunda oportunidad.