2022 ha hecho que millones de estadounidenses se sientan ansiosos por sus finanzas. El simple hecho de observar el índice de precios al consumidor, que muestra que los alimentos aumentaron un 11,2 % y la gasolina un 58,1 %, ilustra cuán significativos han sido los aumentos.
Al mismo tiempo, el plan 401K promedio bajó un 25%, y la persona promedio perdió $34,000. La caída de la bolsa de valores ha acabado con $9 billones en riqueza de los hogares estadounidenses, ejerciendo presión sobre los balances y gastos familiares. Y finalmente, la deuda promedio de las tarjetas de crédito de los hogares es de casi $9,000 con un total de $887 mil millones.
Cuando se trata de dinero, hay mucho de qué preocuparse.
Y, sin embargo, a pesar de esta verdad, existe una realidad aún mayor que puede eliminar nuestra ansiedad en torno a las finanzas. El Apóstol Pablo lo explicó a la iglesia en Filipos:
Filipenses 4:11-13 (NTV) …porque he aprendido a estar contento con lo que tengo. Sé vivir con casi nada o con todo lo necesario. He aprendido el secreto de vivir en cualquier situación, sea con el estómago lleno o vacío, con mucho o con poco. Pues todo lo puedo hacer por medio de Cristo, quien me da las fuerzas.
Estas no son verdades teológicas escritas desde una torre de marfil. Pablo estaba escribiendo desde la prisión, y a lo largo de su vida había experimentado los altibajos de la montaña rusa financiera. La verdad es que la ansiedad financiera nos afecta a todos, ya sea que tengamos demasiado o muy poco.
El problema de tener muy poco
Para aquellos que tienen muy poco en el banco, la Biblia tiene buenas noticias: Dios conoce nuestras necesidades. Cuando el estrés financiero golpea a nuestras vidas, es natural sentir que Dios ha dejado el trono. Tiendes a preguntarte: ¿A caso Dios está prestando atención? ¿Le importa siquiera a Dios? Se necesita fe para creer que Dios conoce nuestras necesidades. Pablo tenía esa fe:
Filipenses 4:19 (NTV) Y este mismo Dios quien me cuida suplirá todo lo que necesiten, de las gloriosas riquezas que nos ha dado por medio de Cristo Jesús.
Si había una persona calificada para testificar que Dios conoce y suple nuestras necesidades, esa era Pablo. Tres veces naufragado; viajes frecuentes en peligros de ríos, ladrones, de sus propios paisanos; peligros en la ciudad, en el desierto, en el mar; en trabajos y fatigas a través de muchas noches de insomnio, en hambre y sed, muchas veces sin comer, en frío y desnudez (2 Corintios 11:25-30). Y, sin embargo, testifica que Dios se ocupó de sus necesidades. Pablo vivió y experimentó lo que Jesús enseñó en su Sermón del Monte:
Mateo 6:31-34 (NTV) »Así que no se preocupen por todo eso diciendo: “¿Qué comeremos?, ¿qué beberemos?, ¿qué ropa nos pondremos?”. Esas cosas dominan el pensamiento de los incrédulos, pero su Padre celestial ya conoce todas sus necesidades. Busquen el reino de Dios por encima de todo lo demás y lleven una vida justa, y él les dará todo lo que necesiten. »Así que no se preocupen por el mañana, porque el día de mañana traerá sus propias preocupaciones. Los problemas del día de hoy son suficientes por hoy.
Solo unos pocos versículos antes, Jesús estableció este consejo con una poderosa observación:
Mateo 6:28-30 (NTV) »¿Y por qué preocuparse por la ropa? Miren cómo crecen los lirios del campo. No trabajan ni cosen su ropa; sin embargo, ni Salomón con toda su gloria se vistió tan hermoso como ellos. Si Dios cuida de manera tan maravillosa a las flores silvestres que hoy están y mañana se echan al fuego, tengan por seguro que cuidará de ustedes. ¿Por qué tienen tan poca fe?
La pregunta que hace Jesús al final del versículo 30 resuena para cualquiera que se enfrente a la ansiedad financiera: “¿Por qué tienen tan poca fe?” La pregunta no es si Dios conoce nuestras necesidades, sino si ejercitaremos la fe y confiaremos en que Él lo sabe. Este es el desafío para aquellos que luchan por llegar a fin de mes.
El problema de tener demasiado
El segundo desafío es para aquellos en el otro extremo del espectro. Pablo aprendió a vivir tanto con nada como con todo, e infiere que tuvo que aprender a contentarse con ambos. Se dio cuenta de que hay peligros reales en tener más de lo que necesitamos. Proverbios nos da una clara advertencia:
Proverbios 30:7-9 (NTV) Oh Dios, te ruego dos favores; concédemelos antes de que muera. Primero, ayúdame a no mentir jamás. Segundo, ¡no me des pobreza ni riqueza! Dame solo lo suficiente para satisfacer mis necesidades. Pues si me hago rico, podría negarte y decir: «¿Quién es el Señor?». Y si soy demasiado pobre, podría robar y así ofender el santo nombre de Dios.
Tener demasiado puede llevar a negar a nuestro Señor; y ¡eso si debería ponernos ansiosos! Jesús nos dice cómo esto puede llegar a ser el caso:
Mateo 6:24 (NTV) »Nadie puede servir a dos amos. Pues odiará a uno y amará al otro; será leal a uno y despreciará al otro. No se puede servir a Dios y estar esclavizado al dinero.
Tal vez ni te das cuenta o ni reconoces que estás esclavizado por el dinero, pero cuando tienes demasiado dinero y te consume, requiere tu tiempo, tu energía, tu atención, termina siendo tu amo. Mucha gente ha aprendido esta sorprendente verdad: si tienes demasiado dinero, ¡probablemente todavía estás ansioso! Pablo advirtió a Timoteo al respecto:
1 Timoteo 6:9-10 Pero los que viven con la ambición de hacerse ricos caen en tentación y quedan atrapados por muchos deseos necios y dañinos que los hunden en la ruina y la destrucción. Pues el amor al dinero es la raíz de toda clase de mal; y algunas personas, en su intenso deseo por el dinero, se han desviado de la fe verdadera y se han causado muchas heridas dolorosas.
La paradoja de la generosidad
Entonces, ¿qué puedes hacer de una manera práctica para liberarte del control del dinero en tu corazón? La respuesta es la misma para ambos extremos del espectro, ya sea que tengas muy poco o que tengas demasiado: se generoso.
Cuando eres generoso a pesar de tu cuenta bancaria en rojo, estás actuando con fe en que Dios conoce tus necesidades. ¡Eso no quiere decir que debas regalar imprudentemente todo tu dinero! Pero si eres fiel con lo poco, Dios confiará en ti para que seas fiel con un poco más. Eso es lo que pasó con la iglesia en Macedonia:
2 Corintios 8:1-2 (NTV) Ahora quiero que sepan, amados hermanos, lo que Dios, en su bondad, ha hecho por medio de las iglesias de Macedonia. Estas iglesias están siendo probadas con muchas aflicciones y además son muy pobres; pero a la vez rebosan de abundante alegría, la cual se desbordó en gran generosidad.
La verdad es que no podemos ganarle a Dios o darle más de lo que nos da. Pablo escribe en 2 Corintios 9:8 “Y Dios proveerá con generosidad todo lo que necesiten. Entonces siempre tendrán todo lo necesario y habrá bastante de sobra para compartir con otros.”. Jesús mismo enseñó este principio en su Sermón del Monte:
Lucas 6:38 (NTV) Den, y recibirán. Lo que den a otros les será devuelto por completo: apretado, sacudido para que haya lugar para más, desbordante y derramado sobre el regazo. La cantidad que den determinará la cantidad que recibirán a cambio».
¡Cuando damos, Dios devuelve! No debería ser una sorpresa. Salmos 24:1 nos dice que “La tierra es del Señor y todo lo que hay en ella….”. Sus recursos son ilimitados. Y la verdad es que todo lo que tenemos, lo hemos recibido de Él. Esto es especialmente cierto para aquellos que tienen más de lo que necesitan. Los creyentes ricos deben llevar su peso en la iglesia. Su ofrenda proporcionada debe tener el mayor impacto en el Reino de Dios. El resultado será la libertad del ídolo de la riqueza.
Si tratamos de aferrarnos a todo lo que tenemos, estaremos seguros de padecer de una gran ansiedad. Cuando practicamos la disciplina espiritual de dar, dependiendo de quién conoce nuestras necesidades, de repente nos liberaremos de la ansiedad financiera. La generosidad nos hace libre del control del dinero en nuestro corazón, ya sea que tengas muy poco o demasiado.