Cualquiera que lucha contra la ansiedad necesita controlar el concepto de “rumiación”. Así es como la Economipedia define el concepto: “El término rumiación significa centrarse en determinados pensamientos y estar constantemente pendiente de ellos. Suele ser de forma inconsciente, pero se pueden convertir en una continua obsesión.”. La definición alternativa es más gráfica: “la acción de rumiar”. La rumiación es cuando tu mente mastica algo una y otra vez, como una vaca que rumia constantemente. Y es un síntoma clásico de la ansiedad.
Tal vez eso es a lo que Pablo se refiere en su famoso “capítulo de la ansiedad” en la Biblia:
Filipenses 4:8 (NTV) Y ahora, amados hermanos, una cosa más para terminar. Concéntrense en todo lo que es verdadero, todo lo honorable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo bello y todo lo admirable. Piensen en cosas excelentes y dignas de alabanza.
Esta es una reflexión saludable y proviene de Dios que conduce a la paz. Lo opuesto es la rumiación mundana, y esa es la que conduce a la ansiedad. Pero antes de profundizar en la diferencia, tomemos un desvío para aprender cómo funciona la mente.
Una mente maravillosa
El cerebro es un órgano complejo. Dios lo diseñó y los científicos todavía están tratando de descubrir cómo funciona. Cuando se trata de su impacto en la ansiedad, las autoras Catherine Pittman y Elizabeth Karle hacen una observación interesante:
Muchas personas creen que ciertas situaciones son la causa de su ansiedad, pero la ansiedad siempre comienza en el cerebro, no en la situación. La ansiedad es una emoción humana, producida por el cerebro humano, y las emociones son causadas por la reacción del cerebro a las situaciones, no por las situaciones en sí.
Entonces, ¿cómo reacciona exactamente el cerebro ante situaciones de miedo? Parece que hay dos caminos. La vía lógica involucra a la corteza cerebral. Si tu ansiedad está conectada a un recuerdo o pensamiento consciente, este comienza en la corteza.. Una vez que la información llega a la amígdala, es cuando realmente te sientes ansioso.
Pero para algunos tipos de ansiedad hay un atajo. La ansiedad basada en la amígdala se salta la corteza por completo, recorriendo el camino desde el tálamo directamente hasta la amígdala. Este tipo de ansiedad puede ser especialmente frustrante, porque no estás seguro de dónde viene o cómo se desencadenó.
Esta información nos ayuda a comprender los ataques de pánico. Son esencialmente una reacción exagerada de la amígdala que no tiene sentido para la corteza cerebral. Pittman y Karle explican:
Básicamente, un ataque de pánico es cuando tu cuerpo se lanza a una respuesta de lucha, huida o congelación en un momento inapropiado debido a una reacción exagerada de la amígdala, a menudo en respuesta a algún tipo de desencadenante que no representa un peligro real.
Entonces, ¿qué sucede en tu cerebro durante un ataque de pánico? Tú rumias. Tu mente sigue reproduciendo ese pensamiento ruinoso una y otra vez, como una vaca que rumia sin cesar.
Redirige tus pensamientos
Introduce la solución bíblica. Mucho antes de que la ciencia entendiera la corteza y la amígdala, Pablo ofreció una solución a la rumiación que puede volvernos locos a todos. Mirémoslo de nuevo:
Filipenses 4:8 (NTV) Y ahora, amados hermanos, una cosa más para terminar. Concéntrense en todo lo que es verdadero, todo lo honorable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo bello y todo lo admirable. Piensen en cosas excelentes y dignas de alabanza.
Pablo está ofreciendo una solución que incluso los psicólogos modernos aprobarían: redirigir tus pensamientos. Reconoce la reacción exagerada de la amígdala y activa tu corteza para activar la solución. Pablo nos dice que fijemos nuestros pensamientos en cosas mejores.
“Verdadero” se refiere simplemente a pensamientos respaldados por hechos verdaderos en lugar de narrativas falsas que perpetúan el ciclo de la ansiedad. ¡Muchas cavilaciones que producen ansiedad ni siquiera tienen sentido lógico!
“Honorable, justo y puro” se refiere a las cosas que honran a Dios. Tanta ansiedad para los cristianos tiene sus raíces en un estilo de vida pecaminoso, a menudo oculto a la vista pública. Pablo dice que dejemos de reflexionar sobre el pecado. Confiesa y entrena tu mente para fijarte en cosas santas
Salmos 139:23-24 NTV Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce los pensamientos que me inquietan. Señálame cualquier cosa en mí que te ofenda y guíame por el camino de la vida eterna.
“Bello (prosphilē) y admirable (euphēma) son dos palabras que aparecen solo aquí en el Nuevo Testamento. Hablan de cosas que construyen en lugar de derribar. Piensa en ello como la contraparte mental del mandato de Pablo a la iglesia en Éfeso:
Efesios 4:29 (NTV) …Que todo lo que digan (piensen) sea bueno y útil, a fin de que sus palabras (pensamientos) resulten de estímulo para quienes las oigan (piensen).
El versículo concluye con la declaración resumida de Pablo: “Piensen en cosas excelentes y dignas de alabanza.”. Su punto es ser consciente de no dejar que tu mente se desenfrene pensando lo mismo una y otra vez. Sé intencional con tu vida mental y disciplíinate para pensar en las cosas correctas.
Practica, practica, practica
¿Entonces qué? ¿Qué sucede después de que tienes pensamientos correctos? Pablo da una respuesta simple:
Filipenses 4:9 (NTV) No dejen de poner en práctica todo lo que aprendieron y recibieron de mí, todo lo que oyeron de mis labios y vieron que hice. Entonces el Dios de paz estará con ustedes.
En otras palabras, practica, practica, practica. Aquí aplica el dicho que dice: “la práctica hace al maestro”. Sin embargo, esto era más que un dicho o una filosofía para Pablo. En realidad lo estaba viviendo, y te está invitando a vivirlo también. Cuando ganas la batalla en tu mente, puedes ganarla en tu vida diaria. Dios hizo tu mente hermosa y puedes aprender a someterla a él. “Entonces el Dios de paz estará con ustedes”.
Pittman, Catherine M.; Karle, Elizabeth M. Rewire Your Anxious Brain. New Harbinger Publications. Kindle Edition.