Cuando nuestra actitud es ya sea “puedo hacerlo” o “no puedo hacerlo” hemos puesto el enfoque en nosotros mismos – en lugar de depender de nuestro gran Dios.
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Dios claramente tenía un plan para la vida de Moisés. Usaría a Moisés para sacar a los israelitas de la esclavitud de Egipto. Pero el joven Moisés estaba demasiado confiado en sus propias habilidades. Sin embargo, después de que Moisés se convirtió en humilde, estaba tan concentrado en sus insuficiencias que se paralizó. Como Dios se encontró con él, Moisés aprendió que centrarse en sí mismo – ya sea en sus puntos fuertes o sus debilidades – le impedía ver lo que un gran Dios puede hacer.
Aprende a confiar en Dios, no en ti mismo.
Al crecer en la casa de Faraón, Moisés se convirtió en “poderoso tanto en palabras como en acciones” (Hechos 7:22). Al ver la injusticia que su pueblo, los israelitas, soportaban, tomó el asunto en sus propias manos.
Éxodo 2:11-12 …Durante su visita, vio que un egipcio golpeaba a uno de sus compatriotas hebreos. Entonces Moisés miró a todos lados para asegurarse de que nadie lo observaba, y mató al egipcio y escondió el cuerpo en la arena.
Al ser su crimen descubierto, tuvo que huir de Egipto para salvar su vida. Terminó en el remoto desierto de Madián. Después de ser criado en una vida de riqueza y privilegio, ahora se conformó con la vida de un humilde pastor (Éxodo 2:21-22). Al actuar en su propio poder y tiempo, Moisés perdió su influencia en Egipto y no pudo ayudar a su pueblo.
Moisés aprendió el costo de hacer las cosas a su manera en vez de la manera de Dios. Pero aún no había aprendido a confiar en Dios. Dios se apareció a Moisés y le dijo que ahora era el momento de liberar a Israel de la esclavitud (Éxodo 3:7-10). Pero Moisés estaba tan lleno de dudas sobre sus fracasos y debilidades que estaba paralizado para aceptar el plan de Dios. Moisés tuvo que cambiar su enfoque de sí mismo hacia Dios – y lo que Dios podía hacer, incluso a través de él.
Aprende a confiar en la presencia de Dios.
Cuando Dios le dio a Moisés la tarea de liberar a Israel, el orgulloso Moisés podría haber dicho: “Yo lo puedo hacer. Yo puedo derrotar a Faraón.”
Éxodo 3:11-12 Pero Moisés protestó: —¿Quién soy yo para presentarme ante el faraón? ¿Quién soy yo para sacar de Egipto al pueblo de Israel? Dios contestó: —Yo estaré contigo…
Paralizado por su insuficiencia, Moisés dijo: “¿Quién soy yo para hacer esta tarea?” La respuesta de Dios fue: “no importa quién eres. Lo que importa es que estaré contigo.” Moisés tuvo que aprender que podía hacer el trabajo, no por sus propios recursos, pero sólo porque Dios estaba con él.
Aprende a confiar en la persona de Dios.
El orgulloso Moisés podría haber ido a los israelitas diciendo: “¡Dios me envió! Tienen que escucharme a mí.” Más, Moisés espera que los israelitas se den cuenta de que Dios lo había enviado para liberarlos (Hechos 7:25).
Éxodo 3:13-15 Pero Moisés volvió a protestar: —Si voy a los israelitas y les digo: “El Dios de sus antepasados me ha enviado a ustedes”, ellos me preguntarán: “¿Y cuál es el nombre de ese Dios?”. Entonces, ¿qué les responderé? Dios le contestó a Moisés: —Yo soy el que soy. Dile esto al pueblo de Israel: “Yo soy me ha enviado a ustedes”. Dios también le dijo a Moisés: —Así dirás al pueblo de Israel: “Yahveh, el Dios de sus antepasados, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob, me ha enviado a ustedes.
El paralizado Moisés dijo: “¿Cómo puedo convencer a la gente que realmente te represento?” Dios le dijo a Moisés exactamente quién era y cómo describirlo. Dios se presentó como “Yo soy” – el Dios eterno. Pero Moisés inserta “yo” en lugar de “Yo soy”. Dios quería que él – y los israelitas – vieran quién era Dios. Moisés tuvo que aprender que podía hacerlo, pero sólo por la naturaleza y el carácter de Dios.
Aprende a confiar en el poder de Dios.
El orgulloso Moisés podría haber dicho: “Yo soy poderoso. Mi madre es la hija del faraón.”
Éxodo 4:1-4 …Moisés protestó de nuevo: —¿Qué hago si no me creen o no me hacen caso? ¿Qué hago si me dicen: “ElSeñor nunca se te apareció”? Entonces el Señor le preguntó: —¿Qué es lo que tienes en la mano? —Una vara de pastor —contestó Moisés.
—Arrójala al suelo —le dijo el Señor. Así que Moisés la tiró al suelo, ¡y la vara se convirtió en una serpiente! Entonces Moisés saltó hacia atrás. Pero el Señor le dijo: —Extiende la mano y agárrala de la cola. Entonces Moisés extendió la mano y la agarró, y la serpiente volvió a ser una vara de pastor.
El paralizado Moisés dijo: “¿Qué pasa si todavía no me creen o me escuchan?” Así que Dios le dio el poder para llevar a cabo una señal milagrosa para convencer a la gente. Moisés tuvo que aprender que el pueblo sí le creería, y pudo cumplir el propósito de Dios, pero sólo por el poder de Dios a través de él.
Aprende a confiar en la provisión de Dios.
El orgulloso Moisés podría haber dicho “Me han educado con toda la sabiduría y la sofisticación de los egipcios.” Hechos 7:22 dice que el joven Moisés era poderoso en palabra y en acciones.
Éxodo 4:10-12 Pero Moisés rogó al Señor: —Oh Señor, no tengo facilidad de palabra; nunca la tuve, ni siquiera ahora que tú me has hablado. Se me traba la lengua y se me enredan las palabras. Entonces el Señor le preguntó: —¿Quién forma la boca de una persona? ¿Quién decide que una persona hable o no hable, que oiga o no oiga, que vea o no vea? ¿Acaso no soy yo, el Señor? ¡Ahora ve! Yo estaré contigo cuando hables y te enseñaré lo que debes decir.
El paralizado Moisés dijo: “No puedo ser tu portavoz, porque no soy bueno con las palabras.” Dios dijo: “¿Quién hizo la boca? ¡Yo! Yo te instruiré qué es lo que dirás.” Moisés tuvo que aprender que podía hacer algo que encontró difícil. Podía hacerlo porque Dios proveería lo que necesitaba.
Aprende a confiar en la perspectiva de Dios.
El orgulloso Moisés dijo: “Yo lo haré. Soy el indicado. Empezaré por deshacerme de este egipcio.”
Éxodo 4:13-15 Pero Moisés suplicó de nuevo: —¡Te lo ruego, Señor! Envía a cualquier otro. Entonces el Señor se enojó con Moisés y le dijo: —De acuerdo, ¿qué te parece tu hermano Aarón, el levita?… Ya viene en camino para encontrarte… Habla con él y pon las palabras en su boca. Yo estaré con los dos cuando hablen y les enseñaré lo que tienen que hacer.
El paralizado Moisés dijo: “Yo simplemente no quiero hacerlo.” Dios respondió: “¡No, tú eres al que he elegido! Eso es definitivo.” Moisés tuvo que aprender que Dios simplemente sabe lo que es mejor. El plan de Dios es siempre la manera más sabia.
Al final, Moisés aprendió a quitar el enfoque de sí mismo y de los puntos fuertes y de sus debilidades. Así que, eventualmente, avanzó hacia el plan de Dios.
Éxodo 4:20 …Moisés tomó a su esposa y a sus hijos, los montó en un burro, y regresó a la tierra de Egipto. En la mano llevaba la vara de Dios.
¿Qué marcó la diferencia para Moisés? Se convenció de la capacidad de Dios. En última instancia, Dios es la respuesta. Cuando Moisés vio cuán grande es Dios, ya no era una cuestión de “yo puedo” o “no puedo”, se convirtió en “Dios puede.
- Preparación: Ver el video juntos o invita a alguien para resumir el tema.
- Cuéntanos de una vez en que hiciste lo que Dios quería, pero lo hiciste a tu manera. ¿Qué pasó?
- ¿Por qué crees que Dios necesita humillarnos antes de que podamos experimentar sus planes en nuestras vidas?
- ¿En qué situación le estás diciendo a Dios “No puedo hacerlo”? ¿Cómo te habla el ejemplo de Moisés?
- ¿Cuáles son algunas maneras prácticas que puedes poner tu enfoque en la grandeza y la capacidad de Dios, en vez de en ti mismo?
- ¿Cómo los principios aprendidos del “Moisés orgulloso” y del “Moisés paralizado” se aplican a la forma en que la gente vienen a la salvación?
- Llévatelo: Escribe una medida de acción personal basada en esta conversación.
- PDF imprimible
- Guía de la lección
- Comunidad de líderes (Google +) [en inglés]
- Diapositivas del sermón (carpeta comprimida)
La historia de Moisés – desde su nacimiento hasta el Éxodo – está llena de aventuras e intriga, y resalta el poder de Dios en las pruebas cotidianas.El Dios de Moisés (Serie)
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