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Puntos de conversación:
- Después de liderar un avivamiento en Samaria, Dios envió a Felipe por un camino desértico que aparentemente no conducía a ningún lugar significativo. ¿No te sientes así la vida a veces? De todos modos, Dios había equipado a Felipe con un mensaje para compartir. Hechos 8:26
- Al viajar por este camino, Felipe se encontró con un hombre aparentemente indigno de la atención de Dios: “un eunuco de gran autoridad bajo Candace, la reina de Etiopía”. Felipe comenzó a entender por qué estaba allí… Hechos 8:27-31
- Después de caminar junto al eunuco, en más de un sentido, Felipe aprovechó la oportunidad para compartir el mensaje de Jesús con él. No dudó en compartir las buenas noticias, sin importar cuán “indigno” pareciera este hombre. Hechos 8:34-35
Comenzamos una miniserie de 4 semanas sobre la salvación de aquí mismo del libro de Los Hechos. Hoy estaremos hablando de si “¿Hay alguien demasiado perdido para Dios?” y lo basaremos en Hechos 8:26-40. La próxima semana tocaremos el tema de “¿Cómo funciona la conversión verdaderamente?” viendo Hechos 9:1-19. En este tema miraremos la historia de conversión de Saulo (Pablo).
En la tercera semana analizaremos el tema de “¿Cómo puedes saber si verdaderamente eres salvo?” tomando como base Hechos 9:20-31. Aqui veremos a un Pablo ya convertido y predicando el evangelio. Cuestionaremos si ¿¡Los discípulos en Jerusalén no creyeron que él realmente fuera salvo!?
Luego para terminar con la miniserie, veremos un tema muy controversial en las diferentes ramas cristianas: ¿Cambió Dios cómo funciona la salvación?. En otras palabras, si es que la salvación cambió por obras en el Antiguo Testamento a por gracia en el Nuevo Testamento. Esto lo veremos en Hechos 10:1-11:18. Así sin mas preambulo, abramos la lección de hoy con la pregunta clave: ¿Hay alguien demasiado perdido para Dios?
A menudo me encuentro con personas que asumen que la respuesta es sí. Usualmente, creen que la respuesta es sí por tres razones.
- Pecados pasados: Muchas personas creen que sus errores pasados, ya sean grandes o pequeños, los hacen indignos del amor y el perdón de Dios. Es posible que se sientan demasiado “sucios” o culpables para ser aceptados.
- Pecados presentes: Aquellos que luchan contra dificultades constantes, como la adicción o el pecado habitual, pueden sentirse atrapados en su comportamiento y creer que Dios se ha alejado de ellos.
Sentimientos de indignidad: Algunas personas luchan contra la baja autoestima o sentimientos de insuficiencia. Pueden sentir que no son “suficientemente buenos” para Dios debido a cómo se perciben a sí mismos, a menudo debido a pecados cometidos.
Dudas espirituales: Las personas que luchan con dudas o incertidumbre acerca de su fe podrían pensar que Dios los rechaza por no ser creyentes “fuertes”. Comparan su fe con la de otra persona.
Si este es tu caso, animate. Hoy veremos la historia de un hombre que definitivamente estaba demasiado perdido para Dios, al menos desde una perspectiva religiosa judía. Pero de todos modos siguió buscando y encontró la sorprendente respuesta a esta pregunta. Esa respuesta es: ¡Nadie está demasiado perdido para Dios!
Después de liderar un avivamiento en Samaria, Dios envió a Felipe por un camino desértico que aparentemente no conducía a ningún lugar significativo.
Hechos 8:26 (NTV) En cuanto a Felipe, un ángel del Señor le dijo: «Ve al sur por el camino del desierto que va de Jerusalén a Gaza».
Recapitulemos un poquito lo que vimos en la lección pasada. Vimos como a causa de la persecución que sufrió la iglesia, los creyentes fueron esparcidos fuera de Jerusalén. Entró en escena Felipe. ¡Felipe estaba en Samaria liderando un avivamiento! Ahora, vemos que Dios lo saca de Samaria y lo lleva camino al desierto.
¡Debe haber parecido extraño que Dios lo enviara lejos de Samaria a un camino desierto que no llevaba a ninguna parte! Lejos de Jerusalén, donde Dios estaba en movimiento, hacia Gaza. No sabemos si fue a Gaza la ciudad antigua, destruida por Alejandro Janneo en el 96 a. C., o la ciudad más nueva que la reemplazó en el 56 a. C. (Comentario del Nuevo Testamento del Pilar). Lo que sí sabemos es que fue mandado por Dios allí.
Un dato curioso aquí es que el ángel le dice “ve al sur”. Según el Comentario Bíblico IVP: Nuevo Testamento, Segunda Edición “El término traducido “sur” también puede significar “mediodía”; viajar al mediodía era muy raro… por lo que este detalle, si fuera intencionado, haría que la orden pareciera aún más absurda.” Esto es por una razón obvia; el calor intenso a esa hora. Sin embargo, Felipe no le cuestiono nada a Dios por absurdo que pareciera. Él obedeció porque ya había aprendido que Dios siempre tiene un propósito cuando hace algo.
Así que aquí tenemos a Felipe camino del desierto que no lleva a ninguna parte. ¿Es allí donde te encuentras metafóricamente? Si es así, reconsidera las cosas. Pareciera que su camino del desierto no llevaba a ninguna parte. Sin embargo Dios tenía un plan. Dios envió a Felipe allí para compartir un mensaje especial que cambiaría la eternidad de un hombre. Ahora sólo tenía que esperar a quién viajaba por ese camino.
Al viajar por este camino, Felipe se encontró con un hombre aparentemente indigno de la atención de Dios.
Hechos 8:27-28 (NTV) Entonces él emprendió su viaje y se encontró con el tesorero de Etiopía, un eunuco de mucha autoridad bajo el mando de Candace, la reina de Etiopía. El eunuco había ido a Jerusalén a adorar y ahora venía de regreso. Sentado en su carruaje, leía en voz alta el libro del profeta Isaías.
Nota que la Etiopía mencionada aquí es lo que se conoce como Cus en la Biblia, no la Etiopía moderna. Hoy, es parte de Sudán. El punto es que no hay casualidades para Dios. Felipe fue enviado al desierto y allí se encontró con un hombre eunuco de Etiopía. Y es que por raro que pareciera, ya estaba profetizada la salvación para los que le amaban por muy lejos que estuvieran de Él.
Isaías 11: 11 (NTV) En ese día, el Señor extenderá su mano por segunda vez para traer de regreso al remanente de su pueblo: los que queden en Asiria y el norte de Egipto; en el sur de Egipto, Etiopía …
Sofonías 3:10 (NTV) Mi pueblo disperso que vive más allá de los ríos de Etiopía vendrá a presentar sus ofrendas.
Con esto en mente, desglosamos el pasaje de Hechos. Lo primero que deducimos es que este eunuco era devoto. Era devoto a la reina de Etiopía y al Dios de Israel. Se infiere que era devoto a la reina no solo porque dice que era su tesorero. También porque por voluntad o no era eunuco o sea estaba castrado. Por este hecho, “los varones castrados ocupaban puestos de honor y confianza en las cortes orientales” (cf. Heródoto, Guerras Persas 8.105; Filostrato, Apolonio 1:33.6).
Deducimos que era devoto al Dios de Israel porque viajó un largo camino para adorar en el templo. Aunque nunca pudo llegar a ser un israelita completo por el hecho de estar castrado (Deuteronomio 23:1 (NTV)). Probablemente no podría pasar más allá del Atrio de los Gentiles, y ni siquiera podría ofrecer los sacrificios requeridos por la Ley. Así que de cierta manera, ni le contaba su sacrificio para la expiación de sus pecados. Sin embargo, a él esto no lo detenía de hacer ese largo viaje para adorar a Dios en el templo o sea en el lugar que representaba la presencia de Dios.
Otra cosa de notar es que este eunuco iba leyendo las lectura de Isaías. Esto denota que este hombre estaba hambriento de la Escritura. Quería entender lo que Dios decía en ellas. Era una persona dedicada a la búsqueda de Dios ya que iba más allá de lo ritual. No se conformaba con solo ir al tiempo una vez al año ni llevar un sacrificio. Él estaba activamente buscando a Dios. Puesto que Dios ha prometido que Él se acercara al que lo busque de corazón, mandó a Felipe a encontrarse con él.
Hechos 8:29 (NTV) El Espíritu Santo le dijo a Felipe: «Acércate y camina junto al carruaje».
¡Qué panorama! Este es el versículo que usamos para describir la mentoría. Es que el discipulado debe ir más allá de exponer el mensaje de salvación. Se debe invertir tiempo para ayudar a un nuevo creyente en sus primeros pasos como cristiano. Requiere caminar junto a alguien para ayudarlo a buscar de Dios. A esto le llamamos mentoría.
Sigamos leyendo para ver que paso con este encuentro:
Hechos 8:30-31 (NTV) Felipe se acercó corriendo y oyó que el hombre leía al profeta Isaías. Felipe le preguntó: —¿Entiendes lo que estás leyendo? El hombre contestó: —¿Y cómo puedo entenderlo, a menos que alguien me explique? Y le rogó a Felipe que subiera al carruaje y se sentara junto a él.
Aquí vemos más señales de la búsqueda desesperada del eunuco. Él necesitaba más que querer comprender lo que leía para acercarse más a Dios. Felipe ve lo que está leyendo este hombre y le hace una pregunta. ¡Felipe suena un poco desagradable con su pregunta! Posible que estuviera un poco irritable por la carrera que tuvo que dar para alcanzar el carruaje. No obstante, esto no desanimó al eunuco sino que lo invitó a sentarse en su carruaje. ¡Algo transformador e impactante está por sucederle al etiope!
Después de caminar junto al eunuco, en más de un sentido, Felipe aprovechó la oportunidad para compartir el mensaje de Jesús con él.
Felipe no dudó en compartir las buenas noticias, sin importar cuán “indigno” pareciera este hombre.
Hechos 8:32-33 (NTV) El pasaje de la Escritura que leía era el siguiente: «Como oveja fue llevado al matadero. Y, como cordero en silencio ante sus trasquiladores, no abrió su boca. Fue humillado y no le hicieron justicia. ¿Quién puede hablar de sus descendientes? Pues su vida fue quitada de la tierra».
Este pasaje es de Isaías 53:7b-8b. A este punto en la lectura, de seguro que ya había leído esta parte:
Isaías 53:3 (NTV) Fue despreciado y rechazado: hombre de dolores, conocedor del dolor más profundo…
¡El eunuco podría identificarse con estas palabras! Dado a su condición de hombre castrado era rechazado hasta para adorar a Dios. Él tenía que conformarse de adorar desde lejos debido a las leyes de pureza y perfección física requeridas. Además, como extranjero o gentil, solo podía acercarse al atrio de los gentiles pero no a los lugares más sagrados del templo.
Aparte, de Isaías 53:3, ya tenía que haber leído el v.6.
Isaías 53:6 (NTV) Todos nosotros nos hemos extraviado como ovejas; hemos dejado los caminos de Dios para seguir los nuestros. Sin embargo, el Señor puso sobre él los pecados de todos nosotros.
Estas palabras resonaban con el eunuco. Él reconoció que era pecador. Se sentía alejado de Dios. Es posible que creyera que estaba demasiado perdido para Dios. No obstante, encontraba consuelo por la idea de que Dios ponía sus pecado sobre alguien. Sentía esperanza aunque él no sabía ni entendía quién era ese alguien.
Hechos 8:34-35 (NTV) El eunuco le preguntó a Felipe: «Dime, ¿hablaba el profeta acerca de sí mismo o de alguien más?». Entonces, comenzando con esa misma porción de la Escritura, Felipe le habló de la Buena Noticia acerca de Jesús.
Felipe conocía el secreto que estaba oculto para el eunuco: todas las Escrituras apuntan a Jesús. Nota que este pasaje dice que Felipe,”comenzando con esa misma porción de Escritura” (Isaías 53) le presentó el evangelio. Esto implica que Felipe siguió leyendo y tuvo que haber leído lo siguiente:
Isaías 56:3-5 (NTV) »No permitan que los extranjeros que se comprometen con el Señor digan: “El Señor nunca dejará que yo sea parte de su pueblo”. Y no permitan que los eunucos digan: “Soy un árbol seco, sin hijos y sin futuro”. Pues esto dice el Señor: Bendeciré a los eunucos que guardan como santos mis días de descanso, que deciden hacer lo que a mí me agrada y me entregan su vida. Les daré—dentro de las paredes de mi casa— un recordatorio y un nombre, mucho más grande del que hijos o hijas pudieran darles. Pues el nombre que les doy es eterno; ¡nunca desaparecerá!
¡Palabras transformadoras! Dios le estaba hablando personal y directamente al eunuco. Le está diciendo que por comprometerse a buscar de Él, Él le da un lugar especial en Su casa. Sobre todo, le está dando una esperanza eterna. Esa eternidad viene con aceptar a Jesús. Lo cual él hace después que Felipe le da el mensaje de salvación. No solo pone su confianza en Jesús como su Salvador, ¡sino que se bautiza sin hesitar! Esto demuestra que su vida dio un giro completo y se comprometió a seguir a Jesús.
Entonces, ¿Hay alguien demasiado perdido para Dios? Rotundamente, ¡No! El eunuco aprendió que su impureza, su indignidad, su falta de judaísmo y todo el sin fin de cosas que lo alejaban de Dios no tenían peso ante un Jesús Salvador. Ya nada podía separarlo de Dios. Jesús le abrió la puerta con su muerte y resurrección.
Lo mismo ocurre contigo. No dejes que tus pecados pasados ni presentes, ni sentimientos de indignidad o las dudas espirituales que puedas tener se interpongan en el camino de tener una relación con Dios. Cada vez que sientas que estás demasiado lejos de recibir el perdón de Dios, recuerda lo que dijo Pablo al respecto:
Romanos 8:38-39 (NTV) Y estoy convencido de que nada podrá jamás separarnos del amor de Dios. Ni la muerte ni la vida, ni ángeles ni demonios, ni nuestros temores de hoy ni nuestras preocupaciones de mañana. Ni siquiera los poderes del infierno pueden separarnos del amor de Dios. Ningún poder en las alturas ni en las profundidades, de hecho, nada en toda la creación podrá jamás separarnos del amor de Dios, que está revelado en Cristo Jesús nuestro Señor.
No hay nada ni nadie que te pueda separar del amor de Dios gracias a que Jesús murió por ti en la cruz del calvario. Él pagó por tus pecados en la cruz con Su vida. Si ya has puesto tu confianza en Jesús pero sientes que te has alejado de Él, no te quedes así. Pídele perdón y decide caminar como Él te guía en Su Palabra.
Si nunca has puesto tu confianza en Jesús y piensas que estás demasiado perdido para Dios, no te condenes más. Lo único que debes hacer es reconocer que eres pecador y que tu pecado es lo que te separa de Dios. Pon tu fe en Jesús aceptándolo como tu Salvador. Pídele que entre en tu corazón y que tome las riendas de tu vida. Él te perdonará y entrará a vivir dentro de ti. Te guiará a la vida que quiere que tengas a través de la Biblia. También,ha puesto personas en la iglesia para que te ayuden en tu nuevo caminar con Jesús. No te quedes sin recibir su perdón. Hazlo hoy. ¿Quieres poner tu fe en Jesús? Mira Lo que significa estar bien con Dios y/o has la siguiente oración:
Señor Jesús: reconozco que soy pecador, que he pecado contra ti y he hecho lo malo ante ti.
Pero me arrepiento de mis pecados y te acepto como mi Señor y Salvador.
Pongo mi fe y mi confianza en ti. Acepto el sacrificio que hiciste en la cruz para salvarme a mí.
Ayuda a vivir una vida que te agrade de ahora en adelante.
Gracias por tu amor y por tu perdón. Amen.
Una vez que hagas esta oración, lee la Biblia porque ella es tu mapa de como vivir para Dios. También, busca una iglesia donde se enseñe la Biblia para que puedas crecer en tu fe.
Ver también:
- Lee los puntos de discusión anteriores en grupo, incluidas las citas bíblicas. ¿Cuáles son tus pensamientos iniciales sobre estos puntos?
- Antes de leer la lección, ¿cómo habrías respondido a la pregunta de hoy? ¿Cuáles son algunos ejemplos de cosas que podrían hacernos pensar que estamos “demasiado lejos o perdidos para Dios”?
- Describe un momento en el que te hayas sentido indigno o hayas tenido dudas espirituales. ¿Esto te acercó más al Señor o te alejó más de él?
- Lee Hechos 8:27-28. ¿Qué cosas podemos aprender sobre el eunuco basándonos en este pasaje? ¿Qué lo hizo “indigno”?
- A pesar de las cosas que había hecho, ¿qué hizo que el eunuco fuera digno de recibir las buenas noticias de Jesús? ¿Cómo se aplica esto a todos nosotros?
- Lee Hechos 8:29-30. Identifica un “Felipe” en tu propia vida. ¿Cómo ha caminado esta persona junto a ti y de qué manera Dios la ha usado para animarte?
- Lee Romanos 8:38-39. ¿Estás convencido también? ¿O estás demasiado lejos o perdido para Dios? Explica tu respuesta.