¿Alguna vez jugaste un juego cuando eras niño, y cuando te equivocaste, pediste que se ‘repitiera’? Querías una segunda oportunidad. Simplemente sabías que si tenías otra oportunidad, el resultado sería diferente. Bueno, hoy vamos a ver cómo Dios le dio a Jonás una “repetición” o sea una segunda oportunidad.
Dios es un Dios de segundas oportunidades
Jonás 3:1-3 El Señor habló por segunda vez a Jonás: 2 «Levántate y ve a la gran ciudad de Nínive y entrega el mensaje que te he dado». 3 Esta vez Jonás obedeció el mandato del Señor y fue a Nínive, una ciudad tan grande que tomaba tres días recorrerla toda.
El Señor le habló a Jonás por segunda vez, qué declaración tan alentadora. Dios no tenía que usar a Jonás. Podría haberlo despedido y simplemente descartarlo. Había muchos otros profetas que podría haber usado. Ni siquiera tenía que usar un profeta si no quería. Dios es Dios. Podría haberse comunicado de una manera completamente diferente a la gente de Nínive si hubiera querido. Se hubiera comunicado con ellos, por ejemplo, a través de señales y prodigios. Pero Dios no se dio por vencido con Jonás. Dios no solo estaba deseando hacer algo a través de Jonás, estaba deseando hacer algo en Jonás.
Lo mismo se aplica a ti y a mí. Si Dios te ha llamado a hacer algo y te has encontrado dudando o incluso huyendo como lo hizo Jonás, Él no solo quiere hacer algo a través de ti, quiere hacer algo en ti. Él quiere hacer crecer tu fe. Él quiere ayudarte a llegar a una mayor comprensión de su bondad y su gran amor por ti. Tal vez esté tratando de ayudarte a comprender de una manera más profunda cuánto lo necesitas. Sea lo que sea, Dios no se dará por vencido contigo.
Realmente no debería sorprendernos que Dios le diera a Jonás una segunda oportunidad. Es solo parte de su naturaleza. Él anhela perdonar. Él busca redimir y reconciliar. Tampoco debería haber sorprendido a Jonás. Jonás sabía cuántas segundas oportunidades Dios le había dado a la nación de Israel. Vez tras vez vemos al pueblo de Dios rebelarse y adorar ídolos. El desastre les venía encima y clamaban a Dios. Dios venía y los rescataba. Poco después volvían a rebelarse y se apartaban de Él.. El desastre los alcanzaba otra vez, clamaban, Dios intervenía y los rescataba. Era como un disco rayado que se repite una y otra vez.
La Biblia nos dice que Dios es el mismo ayer, hoy y por los siglos. Su carácter no cambia. Sigue siendo un Dios de segundas oportunidades. Tal vez sientas que has quemado todas tus oportunidades con Dios. Si todavía estás de este lado de la tumba (o sea todavía tienes vida) y Jesús aún no ha regresado, Dios está listo para darte otra oportunidad.
El mensaje de Dios es simple y poderoso
Jonás 3:4 El día que Jonás entró en la ciudad, proclamó a la multitud: «Dentro de cuarenta días Nínive será destruida».
¿Ese es el mensaje? ¿Todo esto de huir fue por eso? Parece mucho drama para un mensaje tan simple y sencillo. Estas palabras probablemente no fueron las únicas que habló Jonás, pero fueron el tema central del mensaje. No fue un mensaje elocuente lleno de palabras persuasivas. Jonás simplemente transmitió las mismas palabras que Dios le había ordenado que pronunciara. ¡Las palabras de Dios son poderosas! Con sus palabras, Dios habló para que el universo existiera. Las palabras de Dios tienen todo el poder que necesitan y que hoy en día necesitamos nosotros..
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Nota, también, que este era un mensaje de juicio y destrucción. Este no era un mensaje sobre cuánto amaba Dios a la ciudad de Nínive. Sí, Dios es un Dios de amor. Sí, es compasivo y misericordioso. ¡Sí, su gracia es asombrosa! Pero Dios también es justo. Él es santo. Odia el pecado y un día todos los que mueren sin poner su fe en Jesús van a enfrentar su juicio. Y si amamos a esas personas, debemos hacérselo saber.
1 Corintios 1:18 ¡El mensaje de la cruz es una tontería para aquellos que se dirigen a la destrucción! Pero los que estamos siendo salvos sabemos que es el mismo poder de Dios.
El apóstol Pablo conocía el poder del mensaje sencillo de Dios. Dijo que la cruz es una tontería para los que se dirigen a la destrucción, pero para nosotros, los que estamos siendo salvos, es el poder mismo de Dios. Trabajó para mantener su mensaje simple y centrado en Jesús y la cruz.
Jonás se animó con este mensaje s pero poderoso. Lo gritó a la multitud. No dudó esta vez. No caminó susurrando este mensaje en las sombras ni lo habló en código. Habló exactamente lo que Dios le había dicho que hablara y aprovechó al máximo su segunda oportunidad. Por improbable que parezca, la gente de Nínive respondió al mensaje.
Cada generación puede hacer su propia elección
Los asirios eran las últimas personas que uno esperaría que se arrepintiesen. Eran conocidos por su brutalidad y violencia. En una época en la que la tortura era un lugar común, los asirios la elevaron a un nivel mas alto Tendrían ejecuciones masivas por empalamiento. Se sabía que desollaban vivas a las personas conquistadas y luego colgaban sus pieles en la muralla de la ciudad como un recordatorio para cualquiera que quisiera desobedecer. Pero a pesar de todo esto, se arrepintieron por la predicación de Jonás. La Palabra de Dios penetró en sus corazones.
Jonás 3:5 Entonces la gente de Nínive creyó el mensaje de Dios y desde el más importante hasta el menos importante declararon ayuno y se vistieron de tela áspera en señal de remordimiento.
El pueblo de Nínive creyó en el mensaje de Dios. El arrepentimiento siempre comienza con creerle a Dios. En el caso de la gente de Nínive, creían que Nínive sería destruida en 40 días. Esa es una de las razones por las que ayunaron y se pusieron en cecilio (se metieron en sacos que picaban). Estaban de luto. El luto no era principalmente por haber pecado ante un Dios santo; estaban de luto porque iban a ser destruidos. Cuando Dios dijo que Nínive iba a ser destruida en 40 días, ¡creyeron que realmente iba a suceder!
Jonás 3:9 ¡Quién sabe!, puede ser que todavía Dios cambie de parecer, contenga su ira feroz y no nos destruya».
Los ninivitas suplicaban la misericordia de Dios. Esperaban que su cambio de actitud y comportamiento hiciera que Dios se arrepintiera, pero no tenían la seguridad de que lo haría. No tenían una relación con Dios. No sabían de su longanimidad y paciencia. Tal vez puedas relacionarte con eso. Te has preguntado si Dios está dispuesto a perdonarte. Reconoces que has pecado contra él. Sabes que has huido y no estás seguro de que él quiera perdonarte. Tenemos esta asombrosa promesa en el Nuevo Testamento acerca de su perdón cuando le confesamos nuestros pecados:
1 Juan 1:9 pero si confesamos nuestros pecados a Dios, él es fiel y justo para perdonarnos nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad.
Dios vio que los ninivitas se habían arrepentido y se arrepintió de la destrucción con que los había amenazado. Él es un Dios de milagros que está dispuesto a liberar a todos por sus pecados, y está dispuesto a hacer eso por ti si vienes a él y le pides perdón.
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