Al empezar esta serie dijimos que las emociones no son buenas ni malas. Todo depende de cómo reaccionamos ante ellas. Hemos hablado de la ira, el miedo y de la vergüenza. Hoy hablamos de la tristeza. Y es que todos experimentaremos la tristeza tarde o temprano. La tristeza es un dolor emocional que resulta de cualquier tipo de pérdida personal. Un ejemplo de esto lo vemos en Jesús mismo. Jesús lloró después de la muerte de su amigo Lázaro (Juan 11:35).
Esto nos muestra que no es pecado estar triste porque Jesús, quien nunca pecó, experimentó tristeza. Podemos pecar con la manera que reaccionamos a este sentimieto. Ya que si no respondemos correctamente a la tristeza, como a cualquier otra emoción, puede que nos aleje de Dios si lo permitimos. Por eso, hoy veremos cómo ser resilientes y sacarle provecho a la tristeza porque la resiliencia es aprovechar las emociones difíciles para fortalecer la fe.
Pero primero, quiero aclarar que mi intención no es minimizar lo que alguien pueda estar pasando ni sintiendo en este momento. Para aquellos que han experimentado una pérdida recientemente, no estamos tratando de agitar una varita mágica y hacer que tu dolor desaparezca. De hecho, queremos empezar con lo qué NO hay que decirle a los que están de luto. No quiero decirte que:
- “Hay que superarlo y seguir adelante”
Para los que están de duelos, se siente como si les estuvieras diciendo cómo dolerse. Cada uno experimenta el duelo de manera diferente por lo que cada quien necesita su espacio y el tiempo para hacerlo a su manera.
- “El tiempo cura todas las heridas”
Para los enlutados, el tiempo es más un enemigo que un amigo útil. El tiempo simplemente parece que los aleja más de sus últimos recuerdos con su ser querido.
Esta afirmación realmente no tiene sentido para una persona que está de luto. No quieren ser fuertes. Quieren recuperar a su ser querido.
Al contrario. Con esta lección queremos enseñarte a como ser resiliente y ganarle a la tristeza para que te acerques mas a Dios. Hoy hablaremos sobre tres tipos de tristeza y cómo sacarle provecho. Primero una nota teológica: la tristeza no era parte del Edén y no será parte del Cielo.
Apocalipsis 21:4 (NTV) Dios enjugará las lágrimas de los ojos de ellos, y ya no habrá muerte, ni más llanto, ni lamento ni dolor; porque las primeras cosas habrán dejado de existir.
La tristeza es el resultado de la caída, y la raíz de la caída es el pecado. Debido a que la humanidad ha rechazado el camino de Dios, las condiciones de pérdida existen en el corazón de la experiencia humana. Pero hay un lado bueno y te lo diremos en cada uno de los tres tipos de tristeza. El primer tipo de tristeza que veremos es:
La tristeza de la “víctima” es el dolor causado por el profundo pecado de alguien contra ti.
Este es un pecado relacional porque daña relaciones; entre matrimonios, hijos, amigos o compañeros de trabajo. Cuando esto pasa, estarás tentado a aislarte debido a esto, pero Dios puede usarlo para llevarte a una comunidad sanadora.
Algunos de ustedes han experimentado profundas heridas relacionales. Acusaciones falsas y/o tracción. Es un dolor real y pasarás por algunas etapas: primero enojo, luego tristeza profunda y, finalmente, un deseo de aislarte. Y aislarte y estar solo no es bueno.
El aislamiento es malo porque te aleja de la gente. Y eso es lo que el enemigo, el diablo, quiere. Te aleja no solo de las personas sino que también te aleja de Dios que es lo opuesto a ser resiliente.
Ejemplo de esto son Adány Eva. Después que pecaron y se rompió la relación entre ellos y Dios decidieron esconderse y alejarse de la presencia de Dios
Génesis 3:8-9 (NTV) El hombre y su mujer oyeron la voz de Dios el Señor, que iba y venía por el huerto, con el viento del día; entonces corrieron a esconderse entre los árboles del huerto, para huir de la presencia de Dios el Señor. Pero Dios el Señor llamó al hombre y le dijo:
Entonces, pensamos que la tristeza solo trae cosas negativas. ¿Cómo es posible que esto sea bueno? Es algo bueno porque te abre la puerta a relaciones más profundas. Dios nos da personas que nos apoyen en nuestra tristeza. Cuando quieras aislarte, oblígate a relacionarte con los demás.
Romanos 12:15 (NTV) Alégrense con los que están alegres y lloren con los que lloran.
Cuando eres intencional a relacionarte con otros en medio de tu tristezas, encontras hermanos en la fe que lloraran contigo y después poco a poco empezarás a sonreír y podrás alegrarte con los que están alegres. La tristeza también puede abrirte una puerta a una relación más profunda con Dios. Dios puede usar la tristeza para desarrollar una mayor dependencia de él.
Salmos 73:21, 23 (NTV) Entonces me di cuenta de que mi corazón se llenó de amargura, y yo estaba destrozado por dentro. …Sin embargo, todavía te pertenezco; me tomas de la mano derecha.
Aquí, el salmista dice que a pesar de que estaba destrozado por dentro (tristeza profunda con dolor), él reconoce que le pertenece a Dios y tiene una relación estrecha con él (“me tomas de la mano”).
Volviendo al punto: el pecado que alguien comete contra ti es lo que te causa una tristeza profunda, no solo porque te destroza el corazón sino porque muchas veces se rompe la relación. Y esta traición hace que quieras alejarte de Dios y de los demás. Pero esa es la reacción equivocada. Sé resiliente y busca con quien juntarte para superar tu tristeza.
El segundo tipo de tristeza es
La tristeza por “la culpa” es el dolor por el propio pecado.
Nuestro pecado nos causa tristeza y dolor por “la culpa” que sentimos cuando todavía sentimos vergüenza por pecar y nos duele fallarle a Dios. Esta tristeza es causada por los patrones de vida egoístas o metas egocéntricas. También por amar las cosas equivocadas de la vida y/o por tomar malas decisiones. Pedro es un ejemplo de este tipo de tristeza:
Mateo 26:75 (NTV) De repente, las palabras de Jesús pasaron rápidamente por la mente de Pedro: «Antes de que cante el gallo, negarás tres veces que me conoces». Y Pedro salió llorando amargamente.
¡Mira con qué dolor lloró Pedro después de haber negado a Jesús 3 veces! Él quería salvar su propia vida negando que conocía a Jesús (mala decisión / decisión egoísta de parte de Pedro). ¿Has estado allí?
Pienso que muchos de nosotros hemos estado en los zapatos de Pedro. Quizás te preguntes: ¿Cómo es posible que esto sea bueno? Es bueno porque Dios puede usar la tristeza de la culpa para purificar lo que valoramos. Puede hacer que evalúes qué es lo que realmente importa lo suficiente como para sentir verdadero dolor.
Pedro lloró amargamente por haber traicionado a su Maestro, a su amigo y esto hizo que viniera a un arrepentimiento genuino. Por ende, dedicó su vida para hablar del evangelio de Jesús no importando las palizas que le daban hasta dar su vida por anunciar lo que Jesús había hecho. Esta es la clase de tristeza que Dios desea que suframos por la siguiente razón:
2 Corintios 7:10 (NTV) Pues la clase de tristeza que Dios desea que suframos nos aleja del pecado y trae como resultado salvación. No hay que lamentarse por esa clase de tristeza; pero la tristeza del mundo, a la cual le falta arrepentimiento, resulta en muerte espiritual.
Aquí, hay dos clases de tristeza. La tristeza del mundo (falta de arrepentimiento) y la tristeza que proviene de Dios. La tristeza del mundo es la tristeza del mundo te trae muerte espiritual porque no te lleva a arrepentirte de tus pecados. Al contrario, caes en un ciclo vicioso en el que pecan una y otra vez hasta que se vuelve normal en tu vida. Esta tristeza también puede causar muerte física ya que la tristeza crónica, sin arrepentimiento, te puede llevar a la depresión y hasta al suicido. !Así que ten cuidado! No permitas que la tristeza de dómine si no se tu quien tome control de la tristeza.
La tristeza divina; la que proviene de Dios es la que nos conviene. Dios puede usar la tristeza para ensanchar nuestras almas. El dolor puede convertirte en una persona más profunda y sabia. Tendrás una visión superficial de la vida hasta que no hayas experimentado la tristeza que te causa un dolor profundo (2 Corintios 4:17-18).
Esto es bueno cuando se trata de la “tristeza que proviene de Dios”, del tipo que te lleva al verdadero arrepentimiento como a David. Su vergüenza y tristeza profunda por haber pecado contra Dios lo llevó a arrepentirse de su pecado. Fue una tristeza que lo llevó a arrepentirse y no a alejarse de Dios all igual que con Pedro. A veces Dios usa la tristeza como una manera de hablarnos a gritos. CS Lewis dijo: “Dios nos susurra en nuestra felicidad pero nos grita en nuestro dolor”.
La última clase de tristeza de la que hablaremos hoy es la tristeza por el duelo.
El “duelo” es el dolor por la pérdida de un ser querido, e incluso Jesús lo experimentó.
En Juan 11:35 dice que Jesús lloró por su amigo Lazaro que había muerto y por el dolor que su muerte había causado en sus hermanas. Jesús tuvo compasión por ellas. Y es que esta clase dolor puede hacernos más compasivos, acercarnos a Jesús y señalarnos nuestra máxima esperanza en el cielo.
La muerte es mala, no forma parte del plan original de Dios
Juan 11:33, 38 (NTV) Cuando Jesús la vio llorando y vio a la gente lamentándose con ella, se enojó en su interior y se conmovió profundamente.…. Jesús todavía estaba enojado cuando llegó a la tumba,….
Jesús estaba enojado por la muerte; era un hecho que no le sentaba bien. Por si no lo sabías, el enojo es la segunda etapa del duelo. Entonces, definitivamente preguntarás: ¿Cómo es posible que la tristeza por el duelo sea buena? El dolor del duelo puede ser bueno cuando Dios usa nuestra tristeza para ayudar a otros con su dolor.
Hay tres razones para sacarle provecho a la tristeza por el duelo: Primera razón: El dolor puede hacerte más compasivo. Podemos mostrar empatía y preocuparnos por los demás. Cuando somos compasivos podemos identificarnos con su dolor (2 Corintios 1:3-4).
Isaías 53:3-4 (NTV) Fue despreciado y rechazado: hombre de dolores, conocedor del dolor más profundo.…. Sin embargo, fueron nuestras debilidades las que él cargó; fueron nuestros dolores los que lo agobiaron….
Segunda razón: La tristeza del duelo puede acercarnos más a Jesús
Salmos 34:18 (NTV) El Señor está cerca de los que tienen quebrantado el corazón; él rescata a los de espíritu destrozado.
Tercera razón: El duelo nos señala a la esperanza máxima:
1 Tesalonicenses 4:13-14 (NTV) Y ahora, amados hermanos, queremos que sepan lo que sucederá con los creyentes que han muerto, para que no se entristezcan como los que no tienen esperanza. Pues, ya que creemos que Jesús murió y resucitó, también creemos que cuando Jesús vuelva, Dios traerá junto con él a los creyentes que hayan muerto.
Entonces, asegúrate de que hayas recibido a Cristo como tu Señor y Salvador. Porque como con cualquier otra emoción difícil, como dijimos al principio de la serie: es posible sacarle provecho a la tristeza sólo para aquellos que han confiado en Jesús para la salvación.
En Jesús tenemos la esperanza que aunque muramos, la muerte no es el final. Al contrario, es el principio de nuestra vida eterna ya que así como Jesús resucitó también nosotros resucitaremos. Así que reaccionemos conforme a la Biblia a nuestras emociones. que estas nos acerquen a Dios. Y como hemos dicho a través de esta serie:
Proverbios 4:23 (NTV) Sobre todas las cosas cuida tu corazón, porque este determina el rumbo de tu vida.
¿Por qué?
Jeremías 17:9 (NTV) El corazón humano es lo más engañoso que hay, y extremadamente perverso. ¿Quién realmente sabe qué tan malo es?
La buena noticia es que Dios nos da corazones nuevos y resilientes.
Ezequiel 36:26 (NTV) Les daré un corazón nuevo y pondré un espíritu nuevo dentro de ustedes. Les quitaré ese terco corazón de piedra y les daré un corazón tierno y receptivo
Un corazón nuevo que estará receptivo a Dios. Por lo tanto podremos tomar control de nuestras emociones y podemos usarlas para acercarnos más a Dios y entablar mejores relaciones con los que nos rodean.