La glotonería o la gula es una obsesión malsana por la comida o la bebida. Puede que te preguntes: “¿acaso es pecado que me guste comer?” Y no. No es pecado que te guste comer. Quizás estés pensando: “pero ¿le puede interesar a Dios mis hábitos alimenticios? Pues dejame decirte que Dios te quiere en tu totalidad y a El le importa cada área de tu vida, no sólo la espiritual. Y lo creas o no, esto incluye cómo comemos.
Dios nos dio la comida para nuestro disfrute, pero también nos dio límites. Disfrutar de la comida no está mal; incluso Jesús dejó que la gente se saciará.
Si, como lo oyes. Dios hizo la comida para que la disfrutes y te sacies de comer. Si vas al libro de Mateo, vemos un relato donde Jesus alimenta a una multitud. De un par de panes y pescados, Jesus hace un festín alimenticio. Donde: “Todos comieron cuanto quisieron, y después los discípulos juntaron doce canastas con lo que sobró.” Mateo 14:20 Aun al mismo Jesús lo juzgaron por comer y lo llamaron “glotón”. Leamos: “El Hijo del Hombre, por su parte, festeja y bebe, y ustedes dicen: “Es un glotón y un borracho, ¡y es amigo de cobradores de impuestos y de otros pecadores!”. Lucas 7:34
O sea que si Jesús mismo disfrutaba de la comida entonces no es pecado disfrutar de comer. El problema es cuando dependemos de ella para ser felices. Por eso es que Dios le ha puesto límites. Y es que todo, aunque sea bueno, si no tiene límites nos hace daño. Los límites para nuestra protección. Si vemos, desde la creación, Dios le puso límites al hombre de lo que podía comer y de lo que no (Génesis 2:16-17). Pero eran frutas y la fruta es buena, dirás. Pero es que todo, aunque sea saludable si se come en exceso es malo. Y es que si no ponemos un para a cuánto comer nos enfermaremos y eso no es aceptable Tenemos que cuidar nuestro cuerpo que es el Templo de Dios.
La glotonería es un camino falso hacia la comodidad, utilizando la comida y la bebida para satisfacer un deseo más profundo en todos nosotros. Un glotón usa la comida como un adicto usa las drogas.
El pecado es cuando comer se convierte en un hábito no saludable o en un vicio. Es cuando usas la comida para sentirte bien o para llenar un vacío en tu vida hasta el punto en que la comida se convierte en una addicion. Y como toda adicción nos afecta emocional y espiritual como dice Graham Tomlin, autor del libro 7 pecados capitales: “La comida no es algo neutral y, de alguna manera compleja, nuestras actitudes hacia la comida están ligadas a nuestra salud espiritual y emocional.” Y es la persona que sufre de la gula usa la comida de manera muy similar a como un adicto usa las drogas. Depende de ellas para poder llenar un vacío que Dios quiere que lo llenemos con Él solamente. Jesus lo dijo de esta manera: “Yo soy el pan vivo que descendió del cielo. Todo el que coma de este pan vivirá para siempre; y este pan, que ofreceré para que el mundo viva, es mi carne.” Juan 6:51 En otras palabras, Dios no quiere que dependamos de Él para vivir una vida abundante aquí en la tierra y en la eternidad.
Cuando nuestra relación con Dios no está bien, buscaremos otras escapatorias para satisfacer nuestras vidas. Unos buscan las drogas. Otros buscan es sexo y/o la pronografia. Y otros buscan la comida y/o la bebida. Algo que el apóstol Pablo rechazaba: “No se emborrachen con vino, porque eso les arruinará la vida. En cambio, sean llenos del Espíritu Santo. Efesios 5:18. Una vez más, vemos que la clave es ser llenos de la presencia de Dios, o sea del Espíritu Santo y no de vicios. Esto es porque “En cambio, la clase de fruto que el Espíritu Santo produce en nuestra vida es: amor, alegría, paz, paciencia, gentileza, bondad, fidelidad, humildad y control propio. …” Gálatas 5:22-23. Control propio no es lo mismo que fuerza de voluntad. Porque cuando queremos dejar un vicio o un mal hábito con nuestra fuerza de voluntad terminamos cediendo a este. Nos negamos por un tiempo a algo, luego nos fallan las fuerzas y volvemos a caer en él. Convirtiéndose así en un ciclo vicioso. En cambio, cuando el Espíritu Santo produce control propio en nuestras vidas podemos mantenernos fuertes ante la tentación. Esto es porque no depende de nosotros sino del Espíritu Santo dentro de nosotros. El deseo de Dios para nosotros es que estemos espiritual y emocionalmente sanos. Que no dependamos de nada que destruya nuestro cuerpo o mente.
El antídoto contra la glotonería es tanto el ayuno como el festín (de comida), colocando la comida en el lugar adecuado en nuestras vidas. Es aprender a encontrar nuestra máxima satisfacción en Jesús.
Aprendiendo a encontrar nuestra máxima satisfacción en Jesús nos libera de la glutoneria. Tenemos que poner la comida y la bebida en su lugar. Aquí es donde entra en juego la disciplina del ayuno. Ayunar es dejar de comer por un periodo de tiempo. Hay diferentes tipos de ayuno. Puedes dejar de comer toda clase de alimentos por un día, por ejemplo. Hay personas que prefieren comer solo verduras y granos (el Ayuno de Daniel) por 21 días, absteniéndose de comer carnes, grasas, harinas y lácteos. Sea cualquiera la forma que elijas de ayunar, lo importante es que lo hagas para romper las cadenas y poder que cierta comida (dulces, harinas, etc.) tenga sobre ti.
La comida nos nutre, nos sirve de combustible para que nuestra mente y cuerpo funcionen al máximo. También sirve el propósito de darnos placer. Podemos gozar de comidas ricas siempre y cuando no vivamos atados a ellas.
Tal vez tu o alguien que conoces sufre de este mal. Comes y comes no para saciar tu hambre sino para poder calmar la ansiedad que algo produce en ti. O un diabetico que sabe que las harinas y los dulces le suben la glucosa, y que puede llegar a causarle hasta la muerte, pero aun así no puede parar de comerlos. Tenemos que cambiar nuestra mentalidad. La biblia dice que nosotros decimos que se nos permite hacer cualquier cosa, pero que no todo nos conviene. Sobre todo dice que “Y aunque «se me permite hacer cualquier cosa», no debo volverme esclavo de nada. 1 Corintios 6:12. Dios quiere que seamos libres. Que gocemos de la comida libremente sin ser esclavos de ella. Todo lo que nos esclaviza nos roba la libertad que Dios nos ha llamado a tener en Jesucristo. Por eso, más adelante, Pablo recalca: “Así que, sea que coman o beban o cualquier otra cosa que hagan, háganlo todo para la gloria de Dios. 1 Corintios 10:31. Lo que comamos o bebamos no sea para dañarnos si no para darle la gloria a Dios. Cuando comemos en exceso, o cosas que nos hacen daño, de ninguna manera le estamos dando la gloria a Dios. Destruyendo el cuerpo que Él nos ha dado es lo contrario a darle gloria a Él.
Te dejo con este pensamiento: todo en la vida no radica en lo material: en lo que vestiremos o comeremos, etc. si no más bien en una abundante relación con Jesús. Una relación que sobrepasa lo terrenal y será para siempre y eternamente. Un día seremos parte de un festín en la boda donde nosotros seremos la novia: “Y el ángel me dijo: «Escribe esto: “Benditos son los que están invitados a la cena de la boda del Cordero”». Y añadió: «Estas son palabras verdaderas que provienen de Dios».” Apocalipsis 19:9.