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Puntos de conversación:
- Jesús comienza su ministerio con un llamado a arrepentirse y creer en el Evangelio. La buena noticia es que estamos invitados a unirnos a un Rey amoroso pero poderoso. Marcos 1:14-15
- Jesús recluta a personas comunes para que lo sigan. Estos hombres no son los que esperarías que fueran utilizados como equipo central. Marcos 1:16-17,19
- Seguir a Jesús significa rendirse a su gobierno en nuestras vidas. Se trata de “dejar las redes” y embarcarse en su misión. Marcos 1:18, 20
Después del tiempo de preparación de Jesús para el ministerio, llegamos al comienzo del Rey iniciando su reinado. Primero, debe establecer la misión de llamar a la gente al arrepentimiento y la fe. Segundo, el Rey elige súbditos y servidores para cumplir sus decretos. Estos hombres no son los que esperarías que Jesús usara como equipo central. Eso es porque su Reino está al revés en comparación con la mentalidad del mundo. La lección de hoy se basa en Marcos 1:14-20. En ella, veremos el discurso con que inició Jesús, el pueblo (la gente) que llamó Jesús y el mandato a dejar las redes que les hizo.
El discurso del Rey
Lo más interesante cuando se inaugura a un nuevo presidente, para muchos, es el discurso de inauguración. Y el discurso de Jesus no se podía quedar atrás. A diferencia de muchos, el discurso del Rey Jesús fue verdadero, corto y preciso. Jesús comienza su ministerio con un llamado a arrepentirse y creer en el Evangelio. La clave de su discurso es: arrepentirse y creer. ¿Por qué? Porque el Reino está cerca.
Marcos 1:14-15 Más tarde, después del arresto de Juan, Jesús entró en Galilea, donde predicó la Buena Noticia de Dios. «¡Por fin ha llegado el tiempo prometido por Dios!—anunciaba—. ¡El reino de Dios está cerca! ¡Arrepiéntanse de sus pecados y crean la Buena Noticia!».
Esta fue la inauguración de su ministerio ¿Por qué Galilea? Porque Jesús es de allí. Es de donde llamará a sus primeros discípulos. Allí hace su primer milagro; convierte el agua en vino. También es donde está el campamento base de Herodes.
La Buena Noticia de la que hablaba en su discurso es que el Reino de Dios está cerca. Ese reino viene con cada paso que daba sobre la tierra (y ahora camina a través de nosotros). Estaba esparciendo semillas para que creciera mientras caminaba por Israel. Es como un agricultor:
Marcos 4:26-27 Jesús también dijo: «El reino de Dios es como un agricultor que esparce semilla en la tierra. Día y noche, sea que él esté dormido o despierto, la semilla brota y crece, pero él no entiende cómo sucede.
Así como no se entiende como el crecimiento de la semilla porque no se ve, así es el Reino de Dios: invisible e invasivo. Es algo impredecible pero poderoso. Lucas dice que “Nunca podrán decir: “¡Aquí está!” o “¡Está por allí!”, porque el reino de Dios ya está entre ustedes.” (Lucas 17:21). En otras palabras, somos invitados a ser parte de su Reino. Entonces, la Buena Noticia es que estamos invitados a unirnos a un Rey amoroso pero poderoso.
Definamos brevemente qué es lo que quiere decir “El reino de Dios está cerca”. Esta frase se refiere al gobierno de Dios en la tierra. Y porque Dios es bueno, su gobierno es una bendición para sus súbditos. Imagínate: ¿no sería increíble si nuestros funcionarios gubernamentales fueran todos absolutamente BUENOS? Ninguno torcido. Hambrientos de poder. Necios. etc.
El Reino es un sistema que reemplaza o está en guerra con el sistema Mundial. Debido a que Dios es justo, su gobierno también es una amenaza para sus enemigos. Esta es una buena noticia porque la humanidad está plagada y oprimida por el mal y la oscuridad espiritual. El reino de Dios prevalecerá sobre estos poderes.
Comienza a prevalecer cuando Jesús aparece en escena. Sana los cuerpos quebrantados de las personas. Libera a las personas de los poderes demoníacos. Continúa prevaleciendo a medida que la gente lo sigue y obra la liberación en sus vidas. El gobierno de su reino finalmente prevalecerá sobre todo mal y sobre todos los enemigos cuando regrese.
La respuesta que pide Jesús: arrepentirse y creer en esta Buena Noticia.Como se dijo en la lección #2 de esta serie: los “pecados” son meramente la expresión externa o interna de una vida autodirigida. Por el contrario, arrepentimiento es alejarme de mi vida autodirigida y volverme a Dios. La razón por la que la mayoría de la gente rechaza esta buena noticia es que no quieren otro rey además de ellos. Prefieren “mi reino” o “el reino de mi yo” y no el verdadero Reino que es el de Dios.
Debemos entregar el “reino de mi yo” al Reino de Dios. Por eso que el discurso del Rey (Jesús) era el de arrepentirse y “creer”. Creer es aceptar, confiar y aplicar la Buena Nueva de Jesús a tu propia vida. Aquí en Marcos 1, el lector aún no sabe acerca de la cruz o la resurrección. La idea más fundamental aquí es confiar en la promesa de Dios a través de Jesús. Más adelante vemos que ¡el Rey toma nuestro lugar y muere! ¡Esto está al revés! Nosotros éramos los culpables por nuestros pecados y merecemos morir, pero Jesus lo hizo por nosotros. Lo hizo porque solo así podía cerrar la brecha que nos aparta de Dios: el pecado. Ahora podemos tener una relación con Dios. Pero tenemos que humillarnos y pedir perdón.
Solo los humildes servidores pueden ser parte de esto. ¡Ahora puedes tener una relación con el Rey! ¿No es eso al revés? Nadie tiene una relación personal con los reyes terrenales a menos que sean de gran importancia. Sin embargo, eso fue lo que vino a lograr Jesús con su muerte: traer su Reino a la tierra para acercarnos a Dios.
El pueblo del Rey
Jesús recluta a personas comunes para que lo sigan. Estos hombres no son los que esperarías que fueran utilizados como equipo central.
Marcos 1:16-17 Cierto día, mientras Jesús caminaba por la orilla del mar de Galilea, vio a Simón y a su hermano Andrés que echaban la red al agua, porque vivían de la pesca. Jesús los llamó: «Vengan, síganme, ¡y yo les enseñaré cómo pescar personas!».
El Rey y sus súbditos son ordinarios y comunes. El pueblo del Rey eran personas como cualquiera. No fueron personas con títulos dignatarios ni importantes según la mentalidad humana. Pero estos hombres comunes fueron el equipo central de Jesús. ¿Sabes qué es lo más maravilloso? Que este equipo está reclutando a más personas para plantar semillas y para salir a pescar hombres y mujeres que lo necesitan.
Jesús sabe que el llamado a la fe no es sólo pasivo, sino que en realidad puede tener la “pesca” deseada. Es como cuando vamos de pesca y solo esperamos que nuestro cebo, anzuelo y la sincronización sean adecuados para el pez correcto. ¡Dios es más preciso que eso! Jesús asume la responsabilidad de moldearnos. Éldice: “Yo les enseñaré a pescar hombres”. No solo nos muestra cómo, sino que nos enseña y entrena para la tarea.
Puede que muchos digan“no puedo hacerlo” al llamado de Jesús. Pero Jesús puede convertirte de un debilucho de 98 libras en un SEAL (un miembro de la unidad de fuerzas especiales de la Armada Naval de Estados Unidos). Si no crees, mira a Simón, Andrés, Santiago y Juan. Marcos relata varias historias que se pueden interpretar como que sus discípulos pasaron por un programa de capacitación de 3 años que los cambiaría de orgullosos, arrogantes, ignorantes y rechazados a confiados, humildes, siervos y seguidores. Jesús sabía que estos hombres le iban a fallar, incluso lo abandonarían. Aun así, Jesús los elige porque el llamado no se basaba en el desempeño de ellos. Y esto es cierto para nosotros hoy en día.
Fíjate en el v 17 que Jesús dijo “Síganme..” y no “les seguiré.” Jesús llama a la gente común a seguirlo. Nótese que no llamó a profesionales religiosos, sino a personas comunes que se dedicaban a carreras y trabajos comunes. No solo eso, si no que fueron personas como tú y como yo: imperfectas. Si notas, a unos les llaman “los hijos del trueno”. En otras palabras, estos dos hermanos eran violentos. Marcos lo escribe para que nos demos cuenta de la clase de personas que el Rey llamó. Una vez más, es que Él los eligió porque miraba lo que podían llegar a hacer y no por quien eran. Hoy en día, uno esperaría que un gran líder ejecutivo utilizará lo mejor de lo mejor, currículums repletos y pedigrí generacional. Pero Jesus, no. Mira lo que dice Pablo en Corintios.
1 Corintios 1:26-29 Recuerden, amados hermanos, que pocos de ustedes eran sabios a los ojos del mundo o poderosos o ricos cuando Dios los llamó. En cambio, Dios eligió lo que el mundo considera ridículo para avergonzar a los que se creen sabios. Y escogió cosas que no tienen poder para avergonzar a los poderosos. Dios escogió lo despreciado por el mundo—lo que se considera como nada—y lo usó para convertir en nada lo que el mundo considera importante. Como resultado, nadie puede jamás jactarse en presencia de Dios.
Jesús es lo suficientemente grande como para usar un montón de don nadies. Si somos lo suficientemente humildes para verlo, ¡esas personas somos nosotros! El estatus ordinario de los discípulos prueba que es Dios quien recibe la gloria y no son los autoproclamados líderes brillantes los que hacen que la obra del Reino sea exitosa.
El requisito para ser parte de este Reino es el arrepentimiento, la fe, la humildad y el servicio sacrificial. Seguirlo implica comprometerse en su misión. La estrategia no es hacerlo todo solo, sino reclutar y comisionar a seres humanos comunes para que lo representen a él. No puedes decir que sigues a Jesús e ignorar la misión que nos dio. La medida de un seguidor maduro de Jesús es dar un giro completo en nuestra vida, dejando atrás la vieja manera de vivir siguiendo a Jesús, honrando a Dios y salir fuera a ayudar a otros a buscar de Dios.
Dejen sus redes
Seguir a Jesús significa rendirse a su gobierno en nuestras vidas. Se trata de “dejar las redes” y embarcarse en su misión. Los discípulos inmediatamente abandonaron su manera de hacer las cosas y siguieron obedientemente El Camino (Jesús).
Marcos 1:18 Y enseguida dejaron las redes y lo siguieron.
Lo que representa la red es estar enredado, atrapado y cautivo. Por eso es que debemos dejar la red para seguir a Jesús. Al convertirnos en sus seguidores venimos a formar parte de su ejército. Somos soldados de Cristo. Con respecto a esto, Pablo dice lo sibuiente:
2 Timoteo 2:4 Ningún soldado se enreda en los asuntos de la vida civil, porque de ser así, no podría agradar al oficial que lo reclutó.
Así que es necesario “dejar la red” para seguir al Rey. En otras palabras, ya no podemos seguir enredados en los asuntos que no tengan que ver con el Reino de Dios. Nuestro propósito hoy es agradar a Jesus, el oficial que nos ha reclutado para su Reino. Jesús es un Rey digno de confianza. Él es justo y bueno. La máxima expresión de la confianza es la entrega. Asi que entreguemos completamente a él y a su liderazgo. Cuanto más puedes confíar en Jesús lo suficiente como para rendirte a su gobierno en tu vida. Su gobierno en tu vida implica estar a bordo con su misión así como lo hicieron los hombres que llamo:
Marcos 1:20 Los llamó de inmediato y ellos también lo siguieron, dejando a su padre Zebedeo en la barca con los hombres contratados.
Estos hombres de inmediato lo siguieron. Dejaron su familia, sus negocios y todo lo conocido para seguir a Jesús. Ahora, tu parte es seguirlo también. Ojalá, de una vez o inmediatamente. Esto podría significar que es posible que tengas que hacer cambios bastante rápido.
Seguir a Jesús significa nunca ser el mismo. Significa ser atrapado por un propósito más grande que cualquier cosa por la que hayas vivido. Cuando Jesús llamó a muchos a que se unieran a sus discípulos les dijo: “«Si alguno de ustedes quiere ser mi seguidor, tiene que abandonar su propia manera de vivir, tomar su cruz y seguirme.” (Marcos 8:34). Y es seguirlo quizá implique dejar las redes, como estos primeros discípulos. Tal vez implica seguirlo en tu situación actual. Independientemente de las circunstancias de las que Dios te llame, la misión es la misma. Debemos seguir el ejemplo de Jesús como Rey Siervo:
Marcos 10:42–45 Así que Jesús los reunió a todos y les dijo: «Ustedes saben que los gobernantes de este mundo tratan a su pueblo con prepotencia y los funcionarios hacen alarde de su autoridad frente a los súbditos. Pero entre ustedes será diferente. El que quiera ser líder entre ustedes deberá ser sirviente, y el que quiera ser el primero entre ustedes deberá ser esclavo de los demás. Pues ni aun el Hijo del Hombre vino para que le sirvan, sino para servir a otros y para dar su vida en rescate por muchos».
Esto es el Reino al revés. En el mundo se le sirve al “más grande e importante”. Pero en el Reino de Dios, el más grande es el más pequeño. El más importante es que sirve.
Aquí tenemos la esencia de la historia de Marcos: aunque Jesús es de hecho el poderoso Mesías e Hijo de Dios, su papel no era conquistar a los romanos. Era sufrir y morir como pago de rescate por los pecados. Este es un logro mucho mayor que la conquista física. Él proveerá la victoria sobre los últimos enemigos de la humanidad: Satanás, el pecado y la muerte.
Quienes deseen ser sus discípulos deben seguir su camino tomando su propia cruz y siguiéndolo en una vida de servicio abnegado. Viviendo para el reino y para los demás en lugar de vivir para nosotros mismos.
Ver también:
- ¿Cuál es tu reacción inicial al tema? ¿Qué te llamó a la atención?
- ¿Cómo describirías el Reino de Dios basado en esta lección? ¿Qué hace que esto sea al revés o opuesto a la forma en que vemos el liderazgo hoy en día?
- Lee Marcos 1:14-15. Explica la “Buena Nueva” de la que Jesús está hablando.
- ¿Por qué crees que los primeros discípulos de Jesús eran gente común y no la élite social o religiosa?
- Lee 1 Corintios 1:26-29. ¿Qué dice esto acerca de las personas que Dios llama?
- Lee Marcos 1:18-20. Los discípulos dejaron sus redes. ¿Qué te está llamando Jesús a dejar atrás para seguirlo?
- ¿Hay algún paso que debas tomar basado en el tema de hoy?