¡Bienvenida a nuestra última lección de nuestra serie Ester! Espero que la hayas disfrutado tanto como yo y además te hayas animado a ver cómo Dios siempre está obrando en nuestras vidas para nuestro bien. Esta última lección tiene un final fantástico y apropiado para la historia. Pero antes de entrar en materia, quiero preguntarte: ¿alguna vez has experimentado un milagro? Algo en que viste claramente la mano de Dios obrando. Tal Vez fue un evento que sucedió y el momento fue tan perfecto y preciso que sabías que solo puedo ser la obra de Dios.
Quiero que pienses en eso hoy porque así es como terminaremos la historia de Ester. Dios obró a través de las circunstancias ordinarias para mostrar Su obra de una manera poderosa y provincial.
Empero, antes de entrar en nuestra historia de hoy, quiero recordarles que en la última lección terminamos con una loca historia sobre Amán. Justo cuando pensaba que tenía todo a su favor tuvo que honrar a Mardoqueo. Lo paseo por la ciudad porque el rey quería honrarlo por salvarle la vida. Amán sale de esa experiencia abatido y dándose cuenta de que está perdiendo el poder y favor que ha ganado. En cambio, Mordoqueo va de ascenso ante el rey.
Hoy veremos cómo termina esta historia para Amán, Ester y Mordoqueo. Así que aquí está lo primero que queremos aprender:
En el momento justo, Ester hace su petición al rey, revelando su propia identidad y la intención malvada de Amán de matar a los judíos.
En la lección pasada, nos quedamos que Ester dio un banquete. Los únicos invitados fueron el rey y Amán. El rey le dice que le pida lo que quiera pero ella le dice que lo único que quiere es que asista a un segundo banquete. El rey y Amán asisten a este segundo banquete y el rey le vuelve a decir a Ester que le pida lo que quiera. Esto es lo que ella pidió:
Ester 7:3-4 (NTV) La reina Ester contestó: —Si he logrado el favor del rey, y si al rey le agrada conceder mi petición, pido que mi vida y la vida de mi pueblo sean libradas de la muerte. Pues mi pueblo y yo hemos sido vendidos para ser muertos, masacrados y aniquilados. Si solo nos hubieran vendido como esclavos, yo me quedaría callada, porque sería un asunto por el cual no merecería molestar al rey.
¡El rey responde muy asombrado!
Ester 7:5-6 (NTV) —¿Quién sería capaz de hacer semejante cosa?—preguntó el rey Jerjes—. ¿Quién podría ser tan descarado para tocarte a ti? Ester contestó:—Este malvado Amán es nuestro adversario y nuestro enemigo.
Amán no sólo tuvo que honrar a Mordoqueo paseando por la plaza en el caballo rey y con los mantos reales sufriendo una gran humillación sino que ahora está siendo desenmascarado ante el rey. Está en el segundo banquete con el rey y la reina. Es en ese momento que Ester hace su petición para su pueblo. Se descubre que Amán es el enemigo de los judíos. La propia Ester incluso revela su nacionalidad al rey y le dice: “este tipo, Amán, ha escrito ese decreto, ¿recuerdas, rey, ese decreto que escribiste para que Amán mate a los judíos en todas las provincias? Bueno, yo soy una de esas personas. Soy judía y a causa de este malvado, mi gente y yo estamos en condena de muerte. Te pido que nos salves la vida”.
Entonces el rey se da cuenta de que Amán está conspirando contra su reina y su pueblo. El rey está furioso. Mientras tanto, Amán está muy asustado. Se pone pálido y empieza a rogarle a la reina por su vida. El rey ha salido muy enojado de la habitación. Regresa y ve a Amán suplicando y cayendo sobre Ester. El rey piensa lo peor. Asume que está tratando de propasarse con Ester. Enfurecido le dice: “¿Cómo te atreves siquiera a atacar a la reina de esa manera?” El rey va y mata a Amán de la misma manera en que Amán había planeado matar a Mardoqueo esa mañana.
Pensemos por un segundo mientras contemplamos el momento perfecto de Dios y de Su justicia de la que hablamos en la última lección. Amán ahora es asesinado por la misma cosa y el mismo método con lo que iba a matar a Mardoqueo. Así termina su vida. Unas versiones de la Biblia dicen que en una horca. La NTV dice que fue traspasado en un poste afilado. Lo seguro es que el mal que deseaba para Mardoqueo le regresó a él. ¡Miremos cómo es Dios de justo!
Ahora vayamos a la segunda parte de la historia de hoy.
El plan de Dios se revela plenamente cuando se emite un nuevo decreto, que reemplaza el plan de Amán de ejecutar a los judíos, por uno que salva a la nación judía una vez más.
Esto sucede en el capítulo 8.
Ester 8:5-6 (NTV) Ester dijo: —Si al rey le place y yo he logrado su favor, y si al rey le parece correcto y yo le resulto agradable, que se emita un decreto que anule las órdenes de Amán, hijo de Hamedata el agagueo, quien ordenó la destrucción de los judíos en todas las provincias del rey. Pues, ¿cómo podría soportar ver a mi pueblo y a mi familia ser masacrados y destruidos?
Ester 8:7 (NTV) Entonces el rey Jerjes dijo a la reina Ester y a Mardoqueo, el judío: —Le he dado a Ester las propiedades de Amán, a quien atravesaron en un poste porque trató de destruir a los judíos.
Ester 8:8 (NTV) Ahora envíen un mensaje a los judíos en nombre del rey, que exprese lo que ustedes quieran, y séllenlo con el anillo del rey. Sin embargo, recuerden que todo lo que ya se ha escrito en nombre del rey y lo que se ha sellado con su anillo jamás puede ser revocado.
Esta es la parte culminante de la historia. Vemos que Ester dice: “Está bien, ya nos encargamos de Amán y eso está bien, pero hay un decreto que ha salido y que sucederá en ciertos días en los que todos los judíos serán asesinados. Es imposible cambiarlo porque fue un decreto del rey. ¿Podremos revertirlo?”. El rey le dice que no se puede revocar ni cambiar. Sin embargo, si se puede escribir un nuevo decreto contrarrestando el ya emitido. Es eso precisamente lo que Ester y Mardoqueo deciden hacer con la aprobación y el sello del rey.
Ester 9:1-2 (NTV) Así que, el 7 de marzo, los dos decretos del rey entraron en vigencia. Ese día, los enemigos de los judíos tenían la esperanza de dominarlos, pero ocurrió todo lo contrario. Fueron los judíos quienes dominaron a sus enemigos. Los judíos se reunieron en sus ciudades, en todas las provincias del rey, para atacar a todo el que intentara hacerles daño; pero nadie pudo hacerles frente porque todos les tenían miedo.
El momento de ese primer decreto ya estaba sobre ellos, pero llegó el segundo decreto. Entonces, justo cuando los malvados decían: “Perfecto, es nuestro día para aniquilar y matar a los judíos”, llegó el segundo decreto. Este les permitió a los judíos decir: “no,no nos dejaremos. Nos defenderemos contra ti y pelearemos por nuestras vidas.”
Al final, el pueblo judío prevaleció. Muchas de las personas que vivían en las provincias les tuvieron miedo y dijeron: “saben, ni siquiera vamos a meterme con el pueblo judío. Hay algo en ellos que no pueden ser vencidos”. Este “algo” era la mano de Dios que siempre estuvo cuidándolos. ¿Vemos cómo Dios estaba proveyendo para los judíos? Justo en el momento preciso salió ese segundo decreto que detuvo la aniquilación de los judíos. Empoderó a los judíos para luchar contra aquellos que querían matarlos y obtener la victoria.Así llegó la salvación para todo un pueblo por medio de una mujer valiente.
Hasta el día de hoy, los judíos celebran la fiesta de Purim en memoria de la historia de Ester. Nosotros también deberíamos tomarnos tiempo regularmente para reflexionar y celebrar la provisión de Dios en nuestras vidas.
Ester 9:20-22 (NTV) Mardoqueo registró esos acontecimientos y envió cartas a los judíos que vivían cerca y lejos, en todas las provincias del rey Jerjes, para motivarlos a celebrar cada año un festival durante esos dos días. Les dijo que debían celebrar esos días con alegría y festejos, obsequiándose porciones de comida unos a otros y haciendo regalos a los pobres. Ese festival conmemoraría el tiempo en que los judíos quedaron aliviados de sus enemigos, cuando su dolor se convirtió en alegría y su duelo en gozo.
Hasta el día de hoy, el pueblo judío celebra esta fiesta. Lo hacen para conmemorar ese día en el que se desarrolló esta asombrosa historia. El tiempo perfecto de Dios anuló un decreto y lo reemplazó por uno nuevo, preservando y protegiendo las vidas de los judíos. Gracias a una joven valiente que aceptó el reto de poner su vida en riesgo por su pueblo, en lugar de que hubieran sido días de aniquilación inminente, luto y tristeza se convirtieron en días de celebración por cómo Dios los había salvado.
Esta es una gran enseñanza para nosotras. Debemos tomarnos el tiempo para notar que el tiempo de Dios es siempre perfecto. Reflexionemos sobre todas esas cosas que Dios ya ha hecho en nuestras vidas. Estemos agradecidas y tengamos el corazón alegre por todo lo que hace. Prestemos atención a cómo Dios obra en todas las situaciones en nuestras vidas y alabémosle cuando veamos Su mano obrando. Él siempre está obrando, lo entendamos o no. Por esta razón escogimos Salmos 100:3-4 como nuestro versículo, mejor dicho, pasaje clave.
Salmos 100:3-4 (NTV) ¡Reconozcan que el Señor es Dios! Él nos hizo, y le pertenecemos; somos su pueblo, ovejas de su prado. 4 Entren por sus puertas con acción de gracias; vayan a sus atrios con alabanza. Denle gracias y alaben su nombre.
Tomémonos un tiempo mientras reflexionamos en toda esta historia de Ester. Sobre todo, de cómo Dios estaba obrando a pesar de que Su nombre nunca se menciona en la historia. Tampoco Dios habló audiblemente diciendo que Él estaba trabajando en las circunstancias para proveer para Ester, Mardoqueo y/o el pueblo judío.
De igual manera, en silencio, sin hacer tantas maromas, Él está obrando en nuestras vidas también. Como respuesta, debemos vivir una vida de agradecimiento. Nuestro trabajo es tomarnos el tiempo para reflexionar sobre nuestras vidas y recordar las cosas que Dios ya ha hecho por nosotras. Eso nos animará y nos recordará la fidelidad de Dios. Estaremos seguras de lo que hará en la situación que estemos o en la próxima situación o circunstancia que pueda vivir. La historia de Ester nos demuestra que Dios aparecerá. Él es un Dios que obra en situaciones cotidianas. Se manifiesta de maneras improbables. Sobre todo, que Él es un Dios cuya justicia prevalecerá hasta el final. Servimos a un Dios cuyo tiempo es siempre perfecto. Así que alabémoslo siempre y no dejemos de darle gracias por lo que Él es.
Espero que la historia de Ester te haya dado ánimo y fortaleza para enfrentar las situaciones difíciles en tu vida. Compartela con aquellas mujeres que estén atravesando momentos difíciles. Se la voz de Dios en sus vidas. Dios quiere usarte para ser Su voz. ¡Quién quita si Dios te ha traído hasta aquí para un momento como este!