Puntos de conversación:
- A veces Dios nos deja pasar por tiempos de escasez, pero siempre tiene un propósito. 1 Reyes 17:2-7, Deuteronomio 28:23-24
- Dios generalmente nos provee a través de otras personas, nos guste o no. 1 Reyes 17:8-16
- Cuanto más experimentamos la provisión de Dios, más nos creemos con derecho sobre ello y que lo merecemos. 1 Reyes 17:17-18
- Está bien cuestionar a Dios, siempre que provenga de un lugar de fe. 1 Reyes 17:19-21
- Cada nuevo desafío crea una nueva oportunidad para ver cómo Dios proveerá. 1 Reyes 17:22-24
Hoy hablaremos de Elias, un profeta de Dios y una viuda, de quienes aprenderemos 5 lecciones para cuando pasemos dificultades. Y es que como seres humanos, todos hemos pasado por momentos duros. Muchos han pasado por desafíos difíciles, especialmente durante esta pandemia del COVID. Pero esto no es nada nuevo. En la Biblia vemos historias donde el pueblo de Dios y sus siervos tuvieron que pasar por grandes dificultades. Puede que Dios no te libere de los tiempos difíciles pero El si te proporcionará una salida. Pero puede que lo haga en la forma en que tú esperas que lo haga. De hecho, él es muy creativo y con frecuencia impredecible Pero en cada nuevo desafío que se presente en la vida puedes confiar en Dios.
Empecemos hablando de Elias. Él sirvió durante un tiempo de gran idolatría y apostasía hacia Dios. Para entonces, Israel se había dividido en dos reinos: el Norte, llamado Israel y el Sur, llamado Judá. Elías fue un profeta del reino del norte (puedes leer sobre él al final de 1 Reyes y comienzo de 2 Reyes). Acab, el rey en ese momento junto a su esposa Jezabel, fue más malvado y corrupto que cualquiera de los reyes anteriores a él. Hizo que el pueblo de Israel se apartara de Dios y se volvieran idólatras. Estableció la adoración de los dioses paganos Baal y Asera la religión oficial. A consecuencia de este grandísimo pecado, entre otros, Dios castigó a todo el pueblo con una gran sequía que resultó en una gran escasez de comida. Ni Elias se escapó de esta hambruna. Él también fue afectado por la sequía. De allí aprendemos la primera lección:
A veces Dios nos deja pasar por tiempos de escasez, pero siempre tiene un propósito.
Durante los 3 años de sequía, Elías pasó por una temporada de serias privaciones y necesidad a pesar de que él era el profeta designado por Dios porque había un propósito más grande en juego. Primero tuvo que huir del rey Acab quien lo odiaba. En 1 Reyes 17:2-7 vemos que Dios mandó a Elias, después que profetizó la sequía de parte de Dios, a esconderse junto a un arroyo. ¡Hasta allí, Dios le manda cuervos para que le llevaran comida! Te digo que Dios es tan creativo. Así que Elias se la pasaba tranquilo recibiendo “servicio a domicilio” por los cuervos mientras los demás se morían de hambre, De pronto, se le acabó el agua y ya no llegaron los cuervos con comida. Empezó a sentir en carne propia los efectos de la sequía. Y no tenía que extrañarse porque él mismo lo había profetizado como se ve en 1 Reyes 17:1.
Elías profetizó que habría una sequía como corrección de parte de Dios. En Deuteronomio 28:23-24, generaciones anteriores, Moisés le había dicho a la gente cuando estaban a punto de entrar en la tierra Prometida que si obedecían a Dios, serían bendecidos abundantemente. Pero si no seguían a Dios, la tierra sería maldecida. Y como Israel violó su pacto con Dios (de no tener dioses ajenos) ahora estaban cosechando las consecuencias. Pero no era porque Dios es malo. Si no que el propósito de esta escasez, de esta dificultad era llamar la atención del pueblo.
La segunda lección que aprendemos es que:
Dios generalmente nos provee a través de otras personas, nos guste o no.
Como vimos, finalmente el arroyo se secó. Entonces Dios proveyó para Elías de una manera muy diferente. Dios lo manda a vivir a Sarepta, un pueblo en el país vecino, donde Dios había preparado una viuda pobre para que lo alimentara (1 Reyes 17: 8). Aquí, una vez más Dios muestra su provisión para su hijo. Así que llegando a Sarepta, ve a la viuda y ni tímido ni perezoso se le acerca y le pide agua y “mientras ella iba a buscarle el agua, la llamó y dijo: —También tráeme un bocado de pan” (1 Reyes 17:9- 11). “Pero ella respondió: —Le juro por el Señor su Dios que no tengo ni un pedazo de pan en la casa. Solo me queda un puñado de harina en el frasco y un poquito de aceite en el fondo del jarro. Estaba juntando algo de leña para preparar una última comida, después mi hijo y yo moriremos” (1 Reyes 17:12 -16). ¡Qué extraño es Dios! Una vez más está haciendo algo impredecible, como hace a menudo. ¿Por qué Dios prometería proveer para Elías y luego enviarlo a alguien que no tiene nada que compartir?
Bueno, lo hizo porque quiere demostrar que la provisión viene de Él y no de las personas, quienes son solo un instrumento en Sus manos, ni mucho menos de las circunstancias. La circunstancia de esta mujer no era nada buena. La viuda solo tenía el último bocado para ella y su hijo y luego esperaba la muerte. Sin embargo, Dios, milagrosamente, no solo provee para Elias, sino que también para la viuda. Y es que cuando somos de bendición para otros, esta bendición nos regresa abundantemente. En 1 Reyes 17:12-16 leemos que Elias le dice a la viuda que no tenga miedo, que si prepare su última comida “pero primero cocina un poco de pan para mí. Luego, con lo que te sobre, prepara la comida para ti y tu hijo.” Cualquiera diría, que egoísta este hombre. ¿Por qué le quiere quitar el último bocado de la boca al hijo de la viuda? ¿Por qué Dios mandó a que la pobre mujer lo alimentara si ella no tenía ya nada?
Lo hizo porque Dios quería bendecirla a ella y a su hijo. “Pues el Señor, Dios de Israel dice: “Siempre habrá harina y aceite de oliva en tus recipientes, ¡hasta que el Señor mande lluvia y vuelvan a crecer los cultivos!” (v 16). Y así fue. Todos los días, sacaba lo “último del aceite y de la harina, y al siguiente día, hacía lo mismo, Y como Dios le prometió, durante la sequía y escasez, nunca le faltó para comer. Dios provee todos los días para las necesidades de ese día Cada día había suficiente aceite en la jarra y suficiente harina para la próxima comida. No es que Dios nos limite. Lo que sucede es que si Dios lo diera todo de una vez confiaremos en lo que tuviéramos en el banco en lugar de confiar en Dios
Algo interesante aquí es que al principio de la escasez, Dios proveyó para Elías en aislamiento. Ahora lo vincula a esta mujer y su hijo. Dios provee para ÉL a través de ELLOS y para ELLOS a través de ÉL. Dios pudo haber llenado los recipientes solo para Elías. Pero Él quiere que Su provisión sea más que un simple apoyo material. Quiere hacerlo a través de relaciones ya sean amigos, familiares, la familia de la fe o compañeros de trabajo. Puede que ya no lo haga de formas inusuales usando cuervos, pero sí usando personas. Muchos de nosotros no queremos estar atados a otras personas de esta manera. ¡No queremos depender de los demás porque tenemos nuestro orgullo! No queremos que la gente sepa de nuestras necesidades. Mas Dios a veces usa a otros para proveer para nosotros mantenernos humildes. Porque si no, sucede lo contrario. Dios quiere que confiemos totalmente en Él y que dependemos completamente de Él. Pero a veces, como dice la tercer lección que aprendemos:
Cuanto más experimentamos la provisión de Dios, más nos creemos con derecho sobre ello y que lo merecemos.
Se ve claramente cómo Dios está estirando la fe de esta mujer al mandarle a Elías para que lo alimente. Dándole así, la oportunidad de descubrir la fidelidad de Dios a través de un pequeño pasito de bebe. El problema pasa que cuando Dios provee cada vez que estamos en dificultades, podemos empezar a darlo por sentado y dejar de valorarlo. Nota la actitud de la mujer antes de que llegara Elías. Tenía cero expectativas. Estaba preparada para lo peor (12): “ Voy a cocinar mi última comida, luego mi hijo y yo moriremos “. Pero sus expectativas cambiaron cuando experimentó la provisión de Dios. Lo vemos cuando surge otra crisis más después en la historia: “Tiempo después, el hijo de la mujer se enfermó. Cada día empeoraba y finalmente murió. Entonces ella le dijo a Elías: —¡Ay, hombre de Dios! ¿Qué me ha hecho usted? ¿Ha venido aquí para señalarme mis pecados y matar a mi hijo?” (1 Reyes 17: 17-18). Unas semanas antes, esperaba que su hijo muriera. Sin embargo, Dios ha mantenido vivo a su hijo todo este tiempo.
Entonces, cuando él realmente muere, no de hambre sino de alguna enfermedad, la fe que esta mujer había fomentado se hizo añicos. Esta mujer había visto un milagro de Dios todos los días durante la hambruna. Todos los días usó su última harina y último aceite y cada día hubo más. Supongo que comenzó a dar por sentada la provisión de Dios. Comenzó a sentirse con derecho sobre esta provisión. Que conste, que de ninguna manera estoy minimizando la pérdida de su hijo. La moraleja es que no podemos acostumbrarnos a la provisión de Dios y mucho menos a sentirnos con derecho de recibirla. Y cuando no la recibimos, a menudo respondemos con amargura e incredulidad. Especialmente cuando Dios no hace lo que pensamos que debería hacer. Hay algo acerca del corazón humano: creemos que Dios nos debe algo. Que de alguna manera, merecemos lo que Él amablemente nos da. Espero que vivas todos los días con un profundo sentido de gratitud por lo que Dios te da. ¿Significa eso que nunca debo cuestionar a Dios cuando suceden cosas realmente difíciles en nuestras vidas? No. Si puedes hacerle preguntas a Dios. Y esto nos lleva a la cuarta lección aprendida hoy.
Está bien cuestionar a Dios, siempre que provenga de un lugar de fe.
La viuda tenía un par de cositas que decirle a Elias cuando su hijo enfermó y murió. 1 Reyes 17:18 dice lo siguiente: “Entonces ella le dijo a Elías: —¡Ay, hombre de Dios! ¿Qué me ha hecho usted? ¿Ha venido aquí para señalarme mis pecados y matar a mi hijo? Como ya mencioné, unas semanas antes ella estaba lista para que su hijo muriera. Pero ahora, cuando él realmente muere culpa a Elias cuando le dice: ¿”Qué me ha hecho usted?”. No obstante, esta es otra forma de decir: es culpa de Dios. Nota que empieza diciéndole “¡Ay, hombre de Dios!”. Por analogía le está echando la culpa a Dios ya que Dios fue quien mandó a este hombre a su casa.
¿Cuántas veces le hemos dicho a Dios: “¿Qué me has hecho?”. ¿Con qué frecuencia hemos cuestionado SUS motivos? Una vez más, cualquiera tendría preguntas para Dios en esas circunstancias. Por ejemplo, ¿por qué Dios evitó que este niño no muriera de hambre solo para dejarlo morir de una enfermedad? Incluso Elías tenía algunas preguntas difíciles para Dios. En el v. 19 le dice a la mujer que le dirá al hijo y lo llevó a su habitación. Habiénndolo puesto sobre la cama, “Elías clamó al Señor: «Oh Señor mi Dios, ¿por qué le has traído desgracia a esta viuda que me abrió su casa, al provocar la muerte de su hijo?”. (1 Reyes 17:20). Si te fijas, la pregunta de Elías no es tan diferente de la pregunta de la viuda Todo el asunto no le parece muy justo. Esta mujer abrió su casa y le proporcionó un lugar. Lo alimentó y luego Dios trajo esta tragedia a su vida.
La diferencia, como se aprecia en el versículo 21, es que las preguntas de Elías provienen de un lugar de fe. No solo cuestiona a Dios sino también lo invoca: “Entonces Elías se tendió sobre el niño tres veces y clamó al Señor: ‘¡Oh Señor mi Dios, te ruego que le devuelvas la vida a este niño!”. Las preguntas de la viuda, a diferencia, la llevaron a enojarse con Dios y a perder la esperanza. Las preguntas de Elías lo llevaron a pedirle a Dios que hiciera otro milagro. Él no entendía por qué Dios permitió la muerte del hijo más se dio cuenta que Dios tenía un historial perfecto de cuidar de esta familia. Se dio cuenta de lo que Dios podía hacer basado en lo que ya HABÍA hecho. Él respondió a una pregunta difícil con fe. Se volvió a Dios para hacer lo que sólo Dios podía hacer. Todos en un tiempo dado tendremos preguntas difíciles para Dios. A pesar de todo, también experimentamos la provisión de Dios de diferentes maneras. Eso nos da un lugar, una base de fe desde la cual luchar junto a Dios y no contra Él. Mantén en mente que:
Cada nuevo desafío crea una nueva oportunidad para ver cómo Dios proveerá.
Esta es la quinta lección que aprendemos de esta historia. Elías ha pasado por mucho en estos breves versículos. El rey Acaba está en su contra. La sequía lo afecta como a todos los demás. Tiene que mudarse a la casa de una extraña en un país extranjero. Luego, a medida que se acerca a esta familia, el hijo muere. Con todo,Elías convierte sus preguntas en una oración para que Dios actúe. Y si, Dios respondió: “El Señor oyó la oración de Elías, ¡y la vida volvió al niño, y revivió!” ( 1 Reyes 17: 22-24). Luego, Elias le dio el hijo a la viuda. Este milagro, por cierto, nos recuerda al menos 2 de los milagros de Jesús. Hace eco a la vez que Jesús levantó a Lázaro de entre los muertos (Juan 11). La muerte de Lázaro al igual que la del hijo de la viuda, suscitó todo tipo de preguntas acerca de Dios. El otro milagro es cuando Jesús resucitó a un niño muerto. Se lo devolvió a su madre al igual que Elias hizo con la viuda. Este tipo de conexiones explican algo que vemos en el Nuevo Testamento. Jesús preguntó a sus seguidores: “¿Quién dice la gente que soy?”. Los discípulos respondieron: “Algunas personas piensan que eres Elias…”
Bueno, regresemos a la viuda del tiempo de Elias. No saber de dónde vendrá tu próxima comida es difícil. Sin embargo, perder a tu único hijo, después de haber perdido a tu esposo es la tragedia mayor de la vida. Y es que la vida tiene una forma de aumentar las apuestas. La fe nos falla cuando surgen nuevos desafíos que no hemos enfrentado antes a pesar de que hemos visto a Dios cumplir sus promesas una y otra vez. Confiar en Dios no es algo que sucede automáticamente. cuando llegan dificultades nuevas. Cada dificultad que llega empequeñece todo lo que has pasado antes. Nota que este niño no fue resucitado porque su madre tenía mucha fe. Ella no tenía ninguna fe. Ella pensó que Dios la estaba castigando por sus pecados. Ella estaba enojada con Dios y pensó que Dios estaba enojado con ella también. El niño fue resucitado porque Dios es misericordioso. Sin embargo, a través de este evento, la mujer llegó a confiar más en Dios: “Entonces la mujer le dijo a Elías: —Ahora estoy convencida de que usted es un hombre de Dios y que de verdad el Señor habla por medio de usted.” (1 Reyes 17: 22-24). No es que ella sabe con más certeza quién es Elías, sino quién es Dios. Ella había conocido y experimentado a Dios a cierto nivel. Este nuevo desafío de fe la llevó a un nuevo nivel.
Esto ilustra cómo Dios aumenta nuestra fe en Él. La fe es simplemente confiar en Dios. Puede que te preguntes y ¿cómo crece nuestra confianza? Bueno, cuanto mejor conozcamos a Dios más confiaremos en Él. Entonces Dios usa los desafíos y los tiempos difíciles de la vida para revelarse a sí mismo. Sobre todo, para que tengamos mayor confianza en Él porque el hecho es que nunca terminamos de aprender a confiar en la provisión de Dios. Cada reto crea una nueva oportunidad para ver quién es Dios.
Así que cuando las dificultades vengan a tu vida, confía, sabiendo que Dios provee cuando pasamos por tiempos difíciles. Incluso si no es como lo esperabas. Las pruebas y dificultades son parte de la vida así que de que vendrán, vendrán. Quizás alguien poderoso estará en tu contra. Tal vez no tengas suficiente dinero. Posible que te enfermes, etc. Estoy seguro de que puedes pensar en muchas más posibilidades. No menciono esto para preocuparte o que tengas miedo. Lo menciono y te pregunto: ¿cómo te estás preparando para ese inevitable día futuro? La mejor manera de prepararse es tomar nota y recordar todas las formas en que Dios te ha proporcionado en el pasado. Trae a memoria todos los milagros que ha hecho por ti. A medida que lo conoces mejor, que coneces Su historial y Su fidelidad, podrás confíar más en Él. Esta confianza te mantendrá en pie sin importar lo que enfrentes en la vida.
- ¿Cuál es tu reacción inicial al tema? ¿Qué te llamó a la atención?
- Además de esperar recibir salud y riqueza, ¿cuáles son algunas otras cosas que los cristianos creen erróneamente acerca de Dios y cómo obra?
- Lee Deuteronomio 28:23-24 y 1 Reyes 17:1-7. ¿Por qué permitió Dios que ocurrieran hambrunas y sequías? ¿Por qué crees que no dispensó a Elías de este juicio a pesar de que era fiel a Dios?
- Comparte sobre un momento en que experimentaste una sequía (emocional, espiritual o financiera). ¿Cómo te afectó eso? ¿Cómo afectó tu relación con Dios?
- Lee 1 Reyes 17:8-16. ¿Por qué crees que Dios hizo que Elías fuera a una viuda? ¿Cómo mostró la viuda gran fe en esta historia? ¿Cómo te ha provisto Dios a través de la generosidad de otra persona?
- Lee 1 Reyes 17-18. ¿Qué revela este pasaje sobre el corazón de la viuda? ¿Cómo ves que los cristianos actúen con derecho hoy?
- Lee 1 Reyes 17:19-20. ¿Qué revela este pasaje sobre el corazón de Elías? ¿Cómo podemos discernir si le estamos exigiendo cosas a Dios en vez de preguntar o pedir pero confiando en la respuesta de Dios?
- Lee 1 Reyes 17:22-24. Comparte sobre un momento en que dudaste de que Dios interviniería en una situación. Al igual que la viuda, ¿cómo llegaste a ver a Dios obrando en la situación?
- ¿Hay algún paso que debas tomar basado en el tema de hoy?