Entrenando a los Doce (Marcos 3:7-19)

Jesús fue una figura extremadamente popular durante su tiempo en la tierra, y la historia de su vida y enseñanzas continúa inspirando e intrigando a las personas aún hoy en día. En Marcos 3: 7-19, vemos cuán popular era Jesús, con grandes multitudes de personas que se reunían a su alrededor a donde quiera que fuera. Pero, ¿por qué Jesús fue tan popular y qué lecciones podemos aprender de su popularidad hoy?

Trayendo la gente hacia él

Una de las razones por las que Jesús era tan popular era su habilidad para atraer a las personas hacia él. Si estaban a su favor o en contra de él, la gente siempre tenía curiosidad por escuchar lo que Jesús tenía que decir y ver qué haría después. Sus enseñanzas fueron revolucionarias e inspiradoras.

En el corazón del mensaje de Jesús estaba la idea de que Dios nos ama a todos, independientemente de nuestros defectos y errores. Jesús mostró este amor a través de sus acciones, sanando a los enfermos y alimentando a los hambrientos. También desafió a las personas a pensar de manera diferente sobre su relación con Dios, alentándolas a poner su fe en acción amando a los demás y buscando justicia para los oprimidos.

Buscando la mano de Jesús vs. su rostro

Sin embargo, no todos los que siguieron a Jesús estaban realmente comprometidos con su mensaje. Como vemos en Marcos 3: 7-12, muchas personas vinieron a Jesús buscando su mano en lugar de su rostro. En otras palabras, querían que los curara o que les realizara milagros, pero no estaban necesariamente interesados en construir una relación verdadera con Jesús.

Por el contrario, el verdadero discipulado requiere que busquemos el rostro de Jesús: desarrollando una relación verdadera con él que va más allá de lo que puede hacer por nosotros. Esto significa pasar tiempo en oración y leyendo la Biblia, pero también significa poner nuestra fe en acción sirviendo a los demás y viviendo las enseñanzas de Jesús en nuestra vida diaria.

Dejando a la multitud por el discipulado

En Marcos 3: 13-15, Jesús llama a sus discípulos a dejar a la multitud y pasar un tiempo con él para ser entrenados. Esto nos muestra que el verdadero discipulado requiere tener la voluntad de separarnos de las distracciones y tentaciones del mundo para centrarnos en nuestra relación con Jesús.

Esto no significa que debamos aislarnos del mundo por completo, pero sí significa ser intencional sobre nuestras prioridades y hacer tiempo para el crecimiento espiritual. Ya sea a través de asistir a la iglesia, participar en un grupo de conexión o pasar tiempo a solas para reflexionar, necesitamos hacer del discipulado una prioridad en nuestras vidas.

Los apóstoles improbables

Finalmente, en Marcos 3: 16-19, vemos que Jesús eligió un grupo poco probable de hombres para ser sus apóstoles. No eran el típico “equipo de ensueño” que uno podría esperar, sino más bien un grupo de inadaptados que necesitaban un poco de reforma.

Sin embargo, Jesús vio algo especial en cada uno de estos hombres, y él sabía que tenían el potencial de hacer grandes cosas por su reino. Esto nos recuerda que Dios a menudo elige a las personas poco probables para hacer su trabajo, y que nuestras debilidades y defectos pueden usarse para su gloria.

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