Fe y Crecimiento

Jesús quiere que seamos útiles para su reino, pero es fácil distraerse con otras actividades y alejarnos de nuestro propósito verdadero.

Esta es la lección 8 de 9 en la serie Señales de advertencia.


El mensaje que Jesús tuvo para la iglesia de Laodicea es tan relevante hoy como lo fue hace 2000 años. Al parecer, la iglesia había vuelto “tibia” en su fe y celo por Jesús. Para remachar el clavo, Jesús usó una palabra-imagen que los ciudadanos habrían entendido bien:

Apocalipsis 3:14-16 “Escribe esta carta al ángel de la iglesia de Laodicea. Este es el mensaje de aquel que es el Amén, el testigo fiel y verdadero, el principio[a] de la nueva creación de Dios: “Yo sé todo lo que haces, que no eres ni frío ni caliente. ¡Cómo quisiera que fueras lo uno o lo otro!; pero ya que eres tibio, ni frío ni caliente, ¡te escupiré de mi boca!”

Esta es la situación: las aguas de Laodicea era traída de una fuente termal 5 millas al sur. En el momento en que llegaba a Laodicea, estaba tibio y no era muy útil – ¡algo que te gustaría escupir fuera de tu boca! Por el contrario, las fuentes frías de la cercana Colosas eran refrescantes y las aguas termales de Hierápolis eran de curación. Jesús estaba haciendo un punto espiritual: una fe tibia es inútil. La vida cristiana es un llamado a la acción, pero los seguidores de Jesús son susceptibles a las distracciones. Jesús señala dos de esas distracciones a la iglesia en Laodicea, y son sorprendentemente relevantes para la iglesia cristiana de hoy.

Distracción #1: la riqueza

Laodicea era una ciudad famosa por su riqueza. La historia nos dice que cuando un terremoto destruyó la ciudad en el año 60, Laodicea rechazó ofertas de ayuda de Roma. Laodicea se sentía invencible. Pero Jesús tenía una palabra de advertencia para sus ciudadanos cristianos:

Apocalipsis 3:17-18 Tú dices: “Soy rico, tengo todo lo que quiero, ¡no necesito nada!”. Y no te das cuenta de que eres un infeliz y un miserable; eres pobre, ciego y estás desnudo. Así que te aconsejo que de mí compres oro —un oro purificado por fuego— y entonces serás rico. Compra también ropas blancas de mí, así no tendrás vergüenza por tu desnudez, y compra ungüento para tus ojos, para que así puedas ver.

Lo que era cierto hace 2000 años sigue siendo cierto hoy en día: la riqueza nos puede atraer y apartarnos de nuestro mayor propósito como cristianos. Nadie comienza con el objetivo de hacer del dinero un ídolo. Sin embargo, la adquisición de bienes tiene un efecto intoxicante. Jesús mismo dijo que no se puede servir tanto al dinero y a Dios al mismo tiempo; uno o el otro te dominará (Mateo 6:24). Jesús advirtió a sus discípulos que es difícil para un hombre rico entrar en el reino de los cielos (Mateo 19:23). El dinero es un regalo de Dios, pero cuando se convierte en el centro de nuestra vida, se convierte en una distracción del propósito principal de todo discípulo de Jesús: ayudar a otros a buscar de Dios.

El dinero distrajo a la iglesia de Laodicea hace 2000 años, y puede ser una mayor distracción para los cristianos estadounidenses de hoy en día. Considera esta estadística: en promedio, la gente da un porcentaje menor de sus ingresos en la actualidad que durante la Gran Depresión. ¡Eso es increíble! A pesar de que Estados Unidos (y sus cristianos) se hacen más ricos, nos estamos alejando de tener un corazón generoso. Nos hemos centrado cada vez más en nuestros propios “reinos”, más que en el reino de Dios. Al igual que Laodicea, estamos distraídos por nuestra riqueza.

[Relacionado: ¿Está  Cristo en el centro o al margen?]

[Relacionado: ¿Cómo saber si estás poniendo al dinero antes que a Dios]

Distracción #2: la cultura

La cultura popular se alimenta de las inseguridades de las masas, y al parecer esto no es un fenómeno nuevo. Laodicea era famosa por la producción de lana negra y lustrosa para capas – y para ellos era aparentemente una fuente de orgullo local. Pero Jesús lo convirtió en una advertencia:

Apocalipsis 3:18 Compra también ropas blancas de mí, así no tendrás vergüenza por tu desnudez, y compra ungüento para tus ojos, para que así puedas ver.

Aquí está la ironía: cada generación tiene su propio sentido de lo “cool”, pero casi siempre se ve tonto para la próxima generación. Adelanta rápidamente hasta el final de las generaciones y lo verás desde la perspectiva de Dios. Laodicea estaba equivocada. Estaban orgullosos de su famosísima lana negra, pero Jesús vio más allá de su apariencia exterior hasta sus almas. Ante sus ojos, no era una cuestión de intercambiar prendas negras por prendas blancas. ¡Él declaró que estaban desnudos!

¿Cuánto más nos distraemos y engañamos por nuestra cultura popular? Lo que percibimos como valioso en esta vida nos puede apartar tan fácilmente lejos de lo que realmente importa en la eternidad. Los seguidores de Jesús tienen su valor real en el “manto de la justicia” comprados por el mismo Cristo en la cruz. Cuando nos acercamos a él y nos ponemos esas “vestiduras blancas”, las cosas de este mundo pierden su atractivo. Esto no quiere decir que estamos desconectados de la cultura popular; en cambio, vemos más allá de ella a las cosas que realmente nos definen.

Obteniendo un nuevo enfoque

Entonces, ¿qué nos define? Para los cristianos, la respuesta es doble: en nuestra relación con Jesús y nuestro propósito por Jesús. Recuerda, la iglesia en Laodicea había entibiado y distraído de su visión que una vez estuvo encendida. Jesús les invitó a renovar su enfoque:

Apocalipsis 3:18-19 [Compra…de mí…] ungüento para tus ojos, para que así puedas ver. Yo corrijo y disciplino a todos los que amo. Por lo tanto, sé diligente y arrepiéntete de tu indiferencia.

Laodicea era famosa por “el polvo de Frigia”, un ingrediente utilizado en un ungüento de curación para los ojos. Otra vez Jesús hace una referencia personalizada para dar a conocer el punto que quiere hacer. Sólo él podía darles la verdadera visión. Sólo en Cristo podemos, como cristianos, encontrar nuestro verdadero propósito en la vida. La iglesia de Laodicea había convertido en tibia e inútil. Su enfoque egoísta en la riqueza y en la cultura les impedía vivir en su propósito en esta vida. Pero Jesús les ofreció una segunda oportunidad. Él quería una relación con ellos de nuevo, y esa relación una vez más pondría a la iglesia en la misión.

Apocalipsis 3:20-21 ”¡Mira! Yo estoy a la puerta y llamo. Si oyes mi voz y abres la puerta, yo entraré y cenaremos juntos como amigos. Todos los que salgan vencedores se sentarán conmigo en mi trono, tal como yo salí vencedor y me senté con mi Padre en su trono.

¿Y tú? ¿Puedes relacionarte con estas distracciones en tu propia vida? No es demasiado tarde para que dejes entrar a Jesús de nuevo. El quería escupir de su boca a los cristianos tibios de Laodicea. Pero para aquellos que fluyen con un propósito, les promete utilizarlos para construir su reino.

Preguntas para comentar:

  1. Preparación: Ver el video juntos o invita a alguien para resumir el tema.
  2. ¿Cuál es tu reacción inicial al video/artículo? ¿Está de acuerdo con alguna parte? ¿Qué  saltó a la vista?
  3. ¿Cuándo te sentías más “en fuego” por Jesús? ¿Que causó que te sintieras de esa manera?
  4. Lee Apocalipsis 3:14-15. ¿Cuál es el problema con el agua tibia? ¿Qué dice Jesús que va a hacer con esta agua? ¿Cómo habrías respondido a ese mensaje si fueras parte de la iglesia de Laodicea?
  5. Lee Apocalipsis 3:17-18. ¿Cómo se ha convertido la riqueza en una distracción para tu búsqueda de Dios? ¿Cuáles son algunos signos de que el dinero se ha movido al centro de tu vida?
  6. ¿Cuáles son algunas cosas en nuestra cultura popular que nos pueden distraer de una búsqueda de Dios? Comparte acerca de un tiempo cuando percibiste algo en esta vida ser más valioso de lo que realmente era. ¿Cómo Dios abre los ojos a la verdad?
  7. Jesús quiere que sus seguidores vivan con propósito en vez de perder sus vidas en distracciones. ¿En quién puedes empezar a invertir en el reino de Dios? Aprende a convertirte en un hacedor de discípulos en buscadeDIOS.org bajo mentoría.
  8. Llévatelo: Escribe una medida de acción personal basada en esta conversación.

Herramientas ministeriales:

Print Friendly, PDF & Email