Hoy estamos estudiando Marcos 4:35-41, la famosa historia donde Jesús calma la tormenta. Hasta ahora hemos visto el poder milagroso de Jesús de varias maneras. Hoy estamos agregando un ejemplo más a la lista: ¡su autoridad sobre la creación misma!
“El miedo es una emoción automática que ayuda a nuestra conciencia a estar atenta a nuestra seguridad. La ansiedad es una reacción al miedo (u otra emoción)”.
¿Cómo reaccionas ante el miedo? Tal vez con fe o quizás respondes con ansiedad o preocupación.
La tormenta
Marcos 4:35-37 (NTV) Al atardecer, Jesús dijo a sus discípulos: «Crucemos al otro lado del lago». Así que dejaron a las multitudes y salieron con Jesús en la barca (aunque otras barcas los siguieron). Pronto se desató una tormenta feroz y olas violentas entraban en la barca, la cual empezó a llenarse de agua.
De acuerdo con El Evangelio Digital El arqueólogo J. Gonzalez Echegaray explica por qué pese a ser un lago se producen tormentas en el mar de Galilea: “El hecho de que el lago se encuentre en un entorno montañoso, especialmente por el norte, donde el Hermón con su cima nevada de 2.750 m. es visible desde el agua los días despejados y, sobre todo, la profunda depresión de la superficie de este lago, a más de 200 metros por debajo del no lejano Mar Mediterráneo, crea con frecuencia una inestabilidad en el clima, normalmente caluroso y tranquilo, que se traduce en la presencia inesperada de un fuerte viento, que encrespa las olas, las cuales en ocasiones pueden sobrepasar hasta los 2 m. de altura ” Y parece que fue una de esas tormentas la que golpeó en esta ocasión mientras Jesus y sus discípulos cruzaban al otro lado del lago.
En general, los mares, océanos, y los cuerpos de agua en sí, representan un lugar poderoso y aterrador que puede causar dolor y muerte. Las olas representan dificultad y miedo.
“En la teología del AT, la caída de la creación está simbolizada por las poderosas fuerzas del mar, la “profundidad” primigenia (el origen) caracterizado por el caos” (Comentario exegético de Zondervan sobre el Nuevo Testamento).
Debemos contemplar nuestra vida, el pecado, el mal interior del corazón. Las tormentas son instructoras, maestras de la disciplina. Dios nos lleva hacia y a través de las tormentas. Estas aparecen para probar nuestra fe.
1 Pedro 1:7 (NTV) Estas pruebas demostrarán que su fe es auténtica. Está siendo probada de la misma manera que el fuego prueba y purifica el oro, aunque la fe de ustedes es mucho más preciosa que el mismo oro. Entonces su fe, al permanecer firme en tantas pruebas, les traerá mucha alabanza, gloria y honra en el día que Jesucristo sea revelado a todo el mundo.
Algunos ejemplos de tormentas en la vida cotidiana son los problemas matrimoniales y familiares, cuestiones financieras, adicciones, dolencias físicas, trastornos mentales y emocionales, accidentes, desastres naturales y guerra espiritual entre otros. Sin embargo, necesitamos ver las tormentas de la vida no como desastres, sino como oportunidades para ver el poder transformador de Dios obrando en nuestras vidas.
Esta historia nos dice que Jesús los envió sabiendo que esto sucedería. Él les dijo: “Crucemos al otro lado del lago”. ¿Qué había al otro lado? Tendrás que ver la siguiente lección para saber lo que hay, pero creo que estas historias están relacionadas. Recuerda que no había separación de capítulos ni números de versículos en el texto original. Se agregaron para facilitar el estudio de la Biblia.
Este fue otro evento que sería una sesión de entrenamiento para sus discípulos: primero sobre quién es él, y segundo sobre cómo confiar en él.
Brusco despertar
Marcos 4:38-39 (NTV) Jesús estaba dormido en la parte posterior de la barca, con la cabeza recostada en una almohada. Los discípulos lo despertaron: «¡Maestro! ¿No te importa que nos ahoguemos?», gritaron. Cuando Jesús se despertó, reprendió al viento y dijo a las olas: «¡Silencio! ¡Cálmense!». De repente, el viento se detuvo y hubo una gran calma.
¿Dios duerme? Jesús es tanto Dios como hombre. Solo Dios puede mandar el viento y las olas (Mar Rojo) y, sin embargo, Dios no duerme (Salmos 121: 3-4). El hombre, en cambio, se cansa y necesita descansar. Jesús estaba cansado de trabajar todo el día. Los discípulos fueron groseros y hasta infieles en su cuestionamiento de Jesús. ¡Jesús fue misericordioso con su poder! ¡Él usa su autoridad no para juzgar sino para salvar! Dios escucha tus oraciones, incluso en tu miedo frenético e infidelidad.
Salmos 107:29 (NTV) «¡Socorro, Señor!», clamaron en medio de su dificultad, y él los salvó de su aflicción. Calmó la tormenta hasta convertirla en un susurro y aquietó las olas. ¡Qué bendición fue esa quietud cuando los llevaba al puerto sanos y salvos!
En otra ocasión, cuando Jesús llamó a sus primeros discípulos, realizó el milagro con la red de pescar tan sobrecargada que se estaba rompiendo. No habían pescado nada en todo el día. Jesús les dijo que la tiraran una vez más. Después de ver el poder y la autoridad de Jesús, Pedro se arrepintió y cayó de rodillas en humildad. ¡Esta es la respuesta correcta a un Dios misericordioso y poderoso!
Lucas 5:8 (NTV) Cuando Simón Pedro se dio cuenta de lo que había sucedido, cayó de rodillas delante de Jesús y le dijo: —Señor, por favor, aléjate de mí; soy un hombre tan pecador.
Jesús tiene autoridad sobre la naturaleza misma, ¿Es este el milagro más difícil de creer para los escépticos?
El objetivo principal del sermón es comprender que vendrán tormentas más la calma viene a través de Jesús.
Y la gran conclusión de todo esto es que Jesús estaba tranquilo incluso durante la tormenta: ¡tomó una siesta! No estaba preocupado. Así que ¡saber que Jesús es el Señor Soberano debería darnos una gran paz!
Fe sobre el miedo
Marcos 4:40-41 (NTV) Luego él les preguntó: «¿Por qué tienen miedo? ¿Todavía no tienen fe?». Los discípulos estaban completamente aterrados. «¿Quién es este hombre?—se preguntaban unos a otros—. ¡Hasta el viento y las olas lo obedecen!».
El temor de los discípulos reveló su falta de fe. Todavía no estaban lo suficientemente cerca de él en relación y confianza para saber realmente quién era. ¡Él es bueno! Cariñoso y amable.
Isaías 41:10 (NTV) No tengas miedo, porque yo estoy contigo; no te desalientes, porque yo soy tu Dios. Te daré fuerzas y te ayudaré; te sostendré con mi mano derecha victoriosa.
La biblia dice “No temas” 365 veces. Eso es un versículo al día cada año como recordatorio. (Solo preocupate en el año bisiesto; broma)
Se hacen dos preguntas retóricas, una sobre su miedo (o cobardía; δειλοί) y otra sobre su falta de fe. Las dos van de la mano. Los seguidores de Jesús necesitan ser valiente frente a los desafíos de la vida y confiar en la capacidad de Dios para sacarlos adelante (Comentario exegético de Zondervan sobre el Nuevo Testamento)
Los discípulos habían visto tantos milagros hasta este punto que deberían haber confiado. Nosotros también debemos recurrir siempre a nuestros primeros momentos de fe y las cosas que Dios ha hecho en nuestras vidas cuando llega la oscuridad y las tormentas.
Los discípulos acaban de ser presentados como los “iniciados”, los destinatarios de los secretos del reino de Dios (4:11). Sin embargo, renunciarán repetidamente y fracasarán. El evangelio de Marcos no es un llamado a emular a los discípulos, sino a seguir a Jesús y alinear la vida de uno con los propósitos del reino de Dios. (Comentario exegético de Zondervan sobre el Nuevo Testamento).
Podemos tener paz incluso durante la turbulencia. Dios no siempre calma las olas. Es fácil confiar en Dios a la luz del sol o en tierra seca. ¡Teme a Dios el Creador, no a la creación!
Fe es confiar en que Él tiene el control cuando yo no lo tengo. La fe equivale al temor del Señor. La ansiedad equivale al miedo a la tormenta. Confía. ¡Jesús es el Dios que te salvará a través de las tormentas!
Salmos 46:1-3 (NTV) Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza; siempre está dispuesto a ayudar en tiempos de dificultad. Por lo tanto, no temeremos cuando vengan terremotos y las montañas se derrumben en el mar. ¡Que rujan los océanos y hagan espuma! ¡Que tiemblen las montañas mientras suben las aguas!
Salmos 46:10 (NTV) «¡Quédense quietos y sepan que yo soy Dios! Toda nación me honrará. Seré honrado en el mundo entero».
Cerremos con la pregunta planteada por los discípulos: “¿Quién es este hombre?” Él es Dios. Él es bueno. A través de mucho dolor y pruebas, Jesús aseguró nuestra salvación. ¡Esto fue bueno! No trató de evadir los tiempos difíciles sino que fue nuestro ejemplo de perseverar con fe y confianza en Dios cuya voluntad es buena. Su sufrimiento nos trajo paz. Él es Dios quien nos llevará a ti y a mí al otro lado de esta vida mientras nos da paz en las tormentas.
Ver también:
Ansiosos por nada (serie)