En Marcos 10:32-45 Jesús predice su muerte y resurrección por tercera y última vez. El pasaje inspira una pregunta para los discípulos de hoy en día: ¿Qué esperas de la búsqueda de Dios? ¿Esperas riquezas? Si es así, déjame decirte que estás en el camino equivocado. Jesús nunca prometió hacerte rico.
Mas ahora en día, se ha corrompido el evangelio. Muchos por allí, como los del evangelio de la prosperidad van enseñando que lo que tu le des a Dios, él te lo dará triplicado. Eso es antibiblico. Va en contra de las enseñanzas de Jesús. Él no prometió un camino fácil a seguir. Al contrario, dijo que en este mundo tendremos aflicción (Juan 16:33). Como ya lo sabemos, él vivió esto en carne propia.
Hacia lo desconocido
Jesús ahora se concentra en su misión mientras se dirige a Jerusalén. Sus discípulos se llenan de asombro y miedo mientras lo siguen hacia lo desconocido.
Marcos 10:32-34 (RVC) Iban por el camino, subiendo a Jerusalén, y Jesús iba al frente de los discípulos, los cuales estaban asombrados y lo seguían con miedo. Volvió entonces a llevar aparte a los doce, y comenzó a decirles lo que le iba a suceder. «Como pueden ver, ahora vamos camino a Jerusalén, y el Hijo del Hombre será entregado a los principales sacerdotes y a los escribas, los cuales lo condenarán a muerte y lo entregarán a los no judíos. Y se burlarán de él y lo escupirán, lo azotarán y lo matarán. Pero al tercer día resucitará.»
Con respecto al versículo 32, El Comentario del Pilar del Nuevo Testamento comenta que: “Nuevamente Marcos afirma expresamente que Jesús está “en camino”, recordando a sus lectores que conocer a Jesús es seguirlo, incluso en el camino del sufrimiento. Por primera vez Marcos identifica también el destino: están “en camino hacia Jerusalén”.”
Lo que leímos dice que los discípulos iban asombrados y con miedo. ¿Por qué asombrados? ¿Acaso se asombraron por la resolución de Jesús de ir a Jerusalén sabiendo que su vida corría peligro?
Su ministerio público se está reduciendo. Ahora está claramente concentrado en la cruz. Para esto vino. Él sabía lo que debía de enfrentar. Mas los discípulos tenían miedo.
¿Por qué tenían miedo? Porque iban rumbo a Jerusalén; Los líderes religiosos no eran fanáticos de Jesús. Para los discípulos, su futuro era incierto. ¿Qué pasará allí? Los 12 discípulos todavía están contemplando si seguir a Jesús. ¿Valdrá la pena exponer sus vidas junto a Jesús? Ellos tenían miedo de caminar hacia lo desconocido en el camino con Cristo.
Esto es muy similar a las preguntas que muchos nos hacemos acerca de seguir a Jesús. ¿Tendré que vivir como un monje? ¿Volveré a divertirme alguna vez? Este miedo proviene del enemigo.
Entonces Jesús llega a lo más explícito: compara 8:31 y 9:31. Ya no es tan desconocido, al menos para los doce. Si comparamos lo que Jesus les dice con respecto a su muerte en Marcos 8:31 y 9:31 veremos que les está dando una idea de lo que padecerá. Pero aquí, en este pasaje en el capítulo 10;32-34, les dice claramente lo que le pasará al llegar a Jerusalén. Ahora saben dónde y quién y qué pasará. Jesús les da el lugar exacto donde todo el martirio empezará. También saben la clase de sufrimiento que Jesús pasará y su final: la muerte. Tienen más que suficiente razones para tener miedo. ¡Ellos pueden sufrir la misma suerte que su Maestro a quien van siguiendo!
Quiero que notemos algo en este pasaje como nota al pie de la página. Y es el patrón que se ha venido viendo en todo el tiempo que Jesús ha estado con sus discípulos: Jesús revela su misión. Los discípulos dicen algo tonto. Jesús lo convierte en un momento de enseñanza. No reprende ni avergüenza; sino que se muestra paciente con sus discípulos.
Bebe de la copa
Santiago y Juan piden a Jesús que les conceda los lugares de honor junto a él. Están tratando de ganar gloria y prosperidad, pero Jesús ofrece una copa de sufrimiento.
Marcos 10:35-37 (NTV) Entonces Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, se le acercaron y dijeron:—Maestro, queremos que nos hagas un favor. —¿Cuál es la petición? —preguntó él. Ellos contestaron: —Cuando te sientes en tu trono glorioso, nosotros queremos sentarnos en lugares de honor a tu lado, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda.
¡Estos dos, Santiago y Juan están entusiasmados con el futuro desconocido! La petición es de Santiago y Juan. ¡Pedro quedó fuera! Recuerden que Marcos, el que escribió este relato, probablemente obtuvo su información de Pedro, ¡y él no lo habría olvidado! Esta es como la petición de un niño a sus padres. Preguntan con la expectativa de una lista de verificación que han ido tachando conforme cumplen la lista.
Veamos la respuesta de Jesús ante tal petición:
Marcos 10:38 (NTV) Jesús les dijo: —¡No saben lo que piden! ¿Acaso pueden beber de la copa amarga de sufrimiento que yo estoy a punto de beber? ¿Acaso pueden ser bautizados con el bautismo de sufrimiento con el cual yo tengo que ser bautizado?
¡Jesús les está indicando lo que literalmente acaba de decir! Lo están enmarcando en términos de “gloria” y él lo está enmarcando en términos de “sufrimiento”. Él les está hablando de que participaran de su copa amarga de sufrimiento. Esta copa frecuentemente significa juicio y la ira de Dios. Ellos esperaban gloria. Y tú, ¿qué esperas de Jesús?
Marcos 10:39-40 (NTV) —Claro que sí—contestaron ellos—, ¡podemos! Entonces Jesús les dijo: —Es cierto, beberán de mi copa amarga y serán bautizados con mi bautismo de sufrimiento; pero no me corresponde a mí decir quién se sentará a mi derecha o a mi izquierda. Dios preparó esos lugares para quienes él ha escogido.
Santiago y Juan verdaderamente pensaron que podrían cumplir la lista de verificación; cumplir los mandamientos -marcado, orar por los enfermos -marcado, etc. y ganarse la vida eterna. No solo ganársela, sino recibir honor en el cielo. Esto es lo que estaban pensando los discípulos: ¡Sí, sufriremos para poder ocupar el lugar de honor! Básicamente estaban diciéndole a Jesús: “Esto se trata de nosotros. Si hacemos esto por ti, ¿qué puedes hacer tú por nosotros?
Mas Jesús no está diciendo que se lo ganaran. Está diciendo que pagarán un precio por seguirlo. Está diciendo que el viaje hacia lo desconocido puede estar lleno de pruebas. No es el evangelio de la prosperidad: “Tu mejor vida ahora”. Tampoco hay niveles en el cielo. El cielo no tiene que ver con tu posición; se trata de una persona. La persona de Jesucristo.
Muchos malentienden que el evangelio no es de tener un puesto de honor sino de ser partícipe con Jesucristo en su dolor. Esto nos lleva a pensar en el versículo más incomprendido de la Biblia:
Filipenses 4:13 (RVC) ¡todo lo puedo en Cristo que me fortalece!
Lo mal entendemos porque solo nos centramos en este único versículo. No consideramos el contexto del mismo. ¡Pablo está hablando de beber la copa! No de ser el próximo presidente de la compañía si nos esforzamos. El contexto del versículo está en el versículo 12:
Filipenses 4:12 (NTV) Sé vivir con casi nada o con todo lo necesario. He aprendido el secreto de vivir en cualquier situación, sea con el estómago lleno o vacío, con mucho o con poco.
Pablo dice que todo lo puede en Cristo porque es fortalecido cuando pasa hambre y cuando no tiene nada. Y no solo por eso, sino porque no se queja cuando está en esas circunstancias. Al contrario, él está satisfecho con lo que le venga porque sabe que su fuerza para sobrepasar todo problema viene de Jesús.
El rescate
Jesús vuelve a centrar la atención en su misión personal. Él mismo entregará su vida en rescate por muchos, dándole a sus discípulos un ejemplo a seguir.
Marcos 10:41-45 (NTV) Cuando los otros diez discípulos oyeron lo que Santiago y Juan habían pedido, se indignaron. Así que Jesús los reunió a todos y les dijo: «Ustedes saben que los gobernantes de este mundo tratan a su pueblo con prepotencia y los funcionarios hacen alarde de su autoridad frente a los súbditos. Pero entre ustedes será diferente. El que quiera ser líder entre ustedes deberá ser sirviente, y el que quiera ser el primero entre ustedes deberá ser esclavo de los demás. Pues ni aun el Hijo del Hombre vino para que le sirvan, sino para servir a otros y para dar su vida en rescate por muchos».
“Pero entre ustedes será diferente”. No se trata de seguir a Jesús por razones equivocadas ni por lo que obtendrás por seguirlo. Él es quién se lleva toda la gloria y toda la gracia. El reino de los cielos no tiene que ver con ser poderoso. Al contrario, se basa en amar al prójimo. Y este amor se demuestra en el servicio. Si queremos ser grandes en el cielo debemos ser un servidor. Debemos ser esclavos.
Un esclavo tiene aún menos rango que un sirviente. Un sirviente recibe paga por lo que hace. Un esclavo no. Y eso es lo que esta diciendo jesus con lo de “entre ustedes sera diferente.” Porque como sus seguidores trataremos de servir sin esperar nada a cambio. Seremos servidores siguiendo el ejemplo de Jesús. Así es como nos haremos grande en el cielo. Mientras más humildes en esta tierra más grande en el reino de los cielos.
Una vez más vale preguntar: ¿qué esperaban los discípulos de Jesús? De seguro no era un siervo sufriente (Isaías 53). Ellos, como todo el pueblo esperaban un rey conquistador. Un guerrero que los libraría del imperio romano. Al final, resultó más que eso porque nos liberó del infierno. Él dio su vida en rescate de la humanidad muriendo en lugar nuestro.
Jesús pagó el precio para que pudiéramos obtener “Todo lo que necesitábamos pero nada de lo que esperábamos” Todo lo que necesitamos es a Jesucristo. Esperábamos riquezas, lugar de honor entre la sociedad, u otras cosas. Todo eso es pasajero. Jesús es para siempre. Cuanto más sigues a Jesús, menos te interesa tu gloria y más te interesa la suya.
Puede que sufras al seguir a Jesús, pero vale la pena. Obtendrás todo lo que necesitas, pero nada de lo que esperabas.
El viaje con Jesús es inesperado.En última instancia, Dios nos ha llamado a tener la misma determinación que tuvo Jesús en su camino a la cruz. Seguirlo no significa éxito en términos mundanos ni materiales. Más bien, el éxito se mide en términos espirituales: en ser siervos.
Todo la gloria es para el que murió en la cruz del calvario en lugar nuestro y resucitó de entre los muertos para salvar nuestras almas.
Apocalipsis 1:5-6 (NTV) y de Jesucristo. Él es el testigo fiel de estas cosas, el primero en resucitar de los muertos y el gobernante de todos los reyes del mundo. Toda la gloria sea al que nos ama y nos ha libertado de nuestros pecados al derramar su sangre por nosotros. Él ha hecho de nosotros un reino de sacerdotes para Dios, su Padre. ¡A él sea toda la gloria y el poder por siempre y para siempre! Amén.
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