En Marcos 8:11-21, Jesús confronta la confusión desde dos direcciones: el antagonismo sin fe de los fariseos y las preguntas despistadas de sus discípulos. El pasaje de hoy nos muestra la diferencia entre la incredulidad y la duda.Todos tenemos dudas y/o confusión acerca de Jesús. Todavía estamos tratando de entender quien es el. No obstante, eso es diferente de la incredulidad: decidir que no vas por el camino de Dios. Al hacer eso, ya has trazado tu camino. Te has revelado a la voluntad de Dios y rechazado las enseñanzas de Jesús. Mira lo que Jesús dijo al respecto en Juan;
Juan 7:16-17 (NTV) Así que Jesús les dijo: —Mi mensaje no es mío sino que proviene de Dios, quien me envió. Todo el que quiera hacer la voluntad de Dios sabrá si lo que enseño proviene de Dios o solo hablo por mi propia cuenta.
Probando a jesús
Los fariseos exigieron que Jesús les mostrara una señal milagrosa del cielo para probar su autoridad. Jesús enfatizó que la verdadera fe no puede ser probada así.
Marcos 8:11-13 (NTV) Cuando los fariseos oyeron que Jesús había llegado, se acercaron y comenzaron a discutir con él. Para ponerlo a prueba, exigieron que les mostrara una señal milagrosa del cielo que demostrara su autoridad. Cuando Jesús oyó esto, suspiró profundamente en su espíritu y dijo: «¿Por qué esta gente sigue exigiendo una señal milagrosa? Les digo la verdad, no daré ninguna señal a esta generación». Luego regresó a la barca y los dejó y cruzó al otro lado del lago.
¿Alguna vez te has encuentrado deseando ver algo mágico o extraordinario para creer en ello? Bueno, eso es exactamente lo que estaban haciendo los fariseos en el tiempo de Jesús. Exigieron que Jesús realizara un milagro espectacular para probar su autoridad. Pero aquí está la cosa: la fe no se trata solo de ser cautivado por señales milagrosas. Se trata de algo más profundo que penetra lo más dentro de nosotros. Pero el problema de los fariseos era mayor que esto. En realidad, no querían creer en Jesús. Estaban buscando pruebas para no creer en él, y su respuesta confirmó sus ideas preconcebidas. No tenían oídos para oír.
El Comentario Bíblico del Expositor: Edición abreviada (2 Volúmenes)) comenta que “Para Marcos y para Pablo (cf. 1 Co 1,18-2,6), la señal que Dios da es la ambigüedad del Señor humillado y crucificado (ver también Mt 16,4 ; Lc 11, 29-32). La fe nunca puede encontrar su fundamento en signos [o señales] espectaculares. Esta enseñanza de Jesús era sin duda lo que la iglesia de Roma necesitaba escuchar, especialmente si habían estado demasiado absortos en una cristología del Señor exaltado.” Y ese es el problema hoy en día. Andamos buscando pelos y señales para confirmar la existencia de Dios. Queremos ver milagros para creer en el poder de Jesus. También, hasta cierto punto, buscamos señales o signos para saber si estamos bajo la voluntad de Dios en vez de ir a la Biblia donde se nos muestra cual es Su voluntad. El Comentario del Pilar del Nuevo Testamento apoya este punto de vista diciendo que “En los evangelios sinópticos, la demanda de “señales” es en sí misma una señal de intentar obtener por medios empíricos lo que solo se puede obtener mediante la fe y la confianza.” En otras palabras, se trata de creer sin ver y no de ver para creer.
En el versículo leído, dice que los fariseos pusieron a prueba a Jesus. Con respecto a esto, el Comentario del Pilar del Nuevo Testamento nota que “la palabra para “prueba” (gr., peirazein) no significa una prueba objetiva para descubrir el mérito de algo, sino un obstáculo o piedra de tropiezo para desacreditar. Ocurre solo cuatro veces en Marcos, una de la tentación de Jesús por parte de Satanás en el desierto (1:13) y tres veces de la oposición de los fariseos (8:11; 10:2; 12:15).” Claramente los fariseos probaban a Jesús no para creer en él sino para demostrar que Jesus estaba equivocado. La prueba era para que Jesús la fallara.
El Comentario del Pilar del Nuevo Testamento sigue diciendo que “La expectativa farisaica de “una señal del cielo” se repite en la declaración de Pablo de que “los judíos demandan señales milagrosas” (1 Cor 1:22). Sin embargo, incluso en el AT, las señales no se consideraban como prueba positiva de la voluntad de Dios. Un profeta que ordenó algo contrario a la Torá pero realizó una señal milagrosa seguía siendo un falso profeta, por ejemplo (Deut 13:1-5). Por otro lado, la verdadera profecía fue corroborada por el cumplimiento de lo que predijo un profeta (Dt 18:22).” Esto quiere decir, que los milagros o señales no quiere decir que el profeta o la profecía sea cierta.Lo que avala a un profeta o profecía es que ésta se cumpla. No podemos ir por la vida esperando señales porque estas pueden ser manipuladas o malentendidas. La respuesta verdadera se encuentra en la Palabra de Dios.
Aparte, los fariseos no están pidiendo un milagro. “La palabra que Marcos normalmente usa para “milagro” (Gr., dynamis) de hecho está ausente aquí. Más bien, los fariseos piden “una señal (gr., semeion) del cielo”, es decir, una confirmación del ministerio de Jesús de parte de Dios mismo, una “prueba exterior convincente de la autoridad divina”” (Comentario Pilar del Nuevo Testamento).
La levadura
Jesús advirtió a sus discípulos sobre la “levadura” de los fariseos y de Herodes, un símbolo que representaba una influencia corruptora que nos hace perder de vista a Jesús. Esta influencia puede venir a través de la religión, la política o de otra parte.
Marcos 8:14-15 (NTV) Pero los discípulos se habían olvidado de llevar comida y solo tenían un pan en la barca. Mientras cruzaban el lago, Jesús les advirtió: «¡Atención! ¡Tengan cuidado con la levadura de los fariseos y con la de Herodes!».
¿Alguna vez has horneado pan? Si es así, sabes que solo una pequeña cantidad de levadura puede hacer que la masa suba y se expanda. La levadura, en este contexto, simboliza una influencia omnipresente y corruptora. Es como un alborotador furtivo que se extiende por toda la masa. De manera similar, las enseñanzas y la hipocresía de los fariseos (¡y también de Herodes!) tuvieron un impacto negativo en la fe de las personas. Jesús quería que sus discípulos fueran conscientes de esta influencia y se protegieran de ella. Vamos a desglosarlo:
- Influencia religiosa: la levadura de los fariseos
Los fariseos vivían para cumplir el sin número de reglas que había pasado hasta sus días por medio de la “tradición oral de los ancianos” (que lo vimos en Marcos 7). Habían pasado por alto el significado verdadero de la ley escrita dada a Moisés para obedecer interpretaciones de la ley sin sentido alguno. Lo peor era que exigían que las demás personas cumplieran al pie de la letra estas exigencias.
- Influencia política: la levadura de Herodes
Recuerda la historia de Herodes y Juan el Bautista (Marcos 6.2). Juan el Bautista había denunciado el pecado de Herodes, por lo que Herodes (perturbado pero también curioso) lo encerró. En un momento de debilidad, Herodes entregó a Juan el Bautista (en lugar de escucharlo) y lo hizo decapitar.
Herodes era un depravado que le quitó la mujer a su hermano y se casó con ella. Vivía una vida desordenada con lujos exagerados y toda clase de pecado.
- Otras influencias culturales que difunden información errónea
Aquí, podemos escribir una lista enorme de todas las influencias que influyen negativamente. Hay tantos grupos que abogan por quitar la Biblia en las escuelas que no se puede nombrar a uno solo. Hay uno, dirigido por un padre de hogar aquí en Utah, que exige que el Condado de Davis sacara la Biblia por ser pornográfica y violenta. Y la Biblia fue sacada de este condado como de muchos ya.
El punto de la advertencia de la levadura es que al igual que una mínima cantidad de esta se esparce y extiende en toda la masa, así el pecado, la incredulidad, y las enseñanzas erróneas se expanden en toda una cultura y generación.
Todavía ciegos
Jesús reprendió a los discípulos por no haber entendido sus enseñanzas y el significado de su presencia con ellos. Esto enfatiza la necesidad de un discernimiento espiritual y una comprensión más profunda del mensaje de Jesús más allá del ámbito físico.
Marcos 8:16-21 (NTV) Al oír esto, comenzaron a discutir entre sí, pues no habían traído nada de pan. Jesús supo lo que hablaban, así que les dijo: —¿Por qué discuten por no tener pan? ¿Todavía no saben ni entienden? ¿Tienen el corazón demasiado endurecido para comprenderlo? “Tienen ojos, ¿y no pueden ver? Tienen oídos, ¿y no pueden oír?” ¿No recuerdan nada en absoluto? Cuando alimenté a los cinco mil con cinco panes, ¿cuántas canastas con sobras recogieron después? —Doce—contestaron ellos. —Y cuando alimenté a los cuatro mil con siete panes, ¿cuántas canastas grandes con sobras recogieron? —Siete—dijeron. —¿Todavía no entienden?—les preguntó.
Imagina estar con Jesús día tras día, presenciando sus milagros y escuchando sus profundas enseñanzas. Pero a pesar de todo eso, los discípulos aún luchaban por comprender el verdadero significado de su mensaje. Eran como personas con los ojos bien abiertos, pero incapaces de ver la verdad. Jesús los confrontó, preguntándoles por qué estaban discutiendo acerca de no tener suficiente pan. Cuando Jesus les dice que tengan cuidado de la levadura de los fariseos y de Herodes, ellos entienden que Jesús estaba molesto porque no había llevado pan consigo. Perdieron totalmente la enseñanza que Jesús les quería transmitir. Jesús les estaba hablando de cosas espirituales y ellos pensando en lo físico. Oían pero no escuchaban. Veían pero no miraban. Todavía siguen sordos y ciegos a lo que Jesús quería enseñarles.
Jesús los reprende por su actitud, más “Su reprensión no se debió a que no entendieron el significado de su advertencia (v. 15), sino a que no entendieron el significado de su presencia con ellos” (Comentario de conocimiento bíblico (2 vols.)). Los discípulos no habían entendido quién era el que estaba con ellos a pesar que estaban 24/7 con él. Los gentiles, como la mujer sirofenicia (que no eran parte del pueblo escogido) estaban mas cerca de Jesús que sus propios discípulos y los líderes religiosos como los fariseos. Esto era porque ellos creían sin haber recibido el milagro.
Terminemos con el Comentario de la Nueva Biblia:
Nosotros también debemos estar constantemente en guardia contra el ‘espíritu de la época’ o el pensamiento y la enseñanza de las otras religiones que nos rodean. El camino de Cristo es totalmente diferente al camino del mundo, del cual leemos en los periódicos, escuchamos en la radio o vemos en la televisión.”
Ver también
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