Hoy empezamos una serie nueva que durará 5 semanas. Se llama “Resiliente” y tiene que ver con recuperar nuestra salud emocional para que podamos ser personas emocionalmente sanas y estables.
Antes de todo dejame decirte que la palabra resiliente que se deriva de resiliencia si existe en español. Según la RAE (la Real Academia Española), resiliente es una palabra que viene de resilīre que significa ‘saltar hacia atrás, rebotar. Ser resiliente es tener la capacidad para recuperarse rápidamente de situaciones difíciles o traumáticas. También se puede entender como la capacidad de adaptarse a situaciones adversas y superarlas. La resiliencia es una habilidad importante que puede ayudar a las personas a superar momentos difíciles y a seguir adelante.
Nuestro propósito con esta serie es que te vuelvas una persona emocionalmente sana y estable. En nuestros días, más que antes, vemos que las personas no son estables emocionalmente. Muchos no saben cómo lidiar con sus emociones y por lo tanto nos vimos en la necesidad de tocar Las emociones no son pecaminosas ni débiles. Fueron creadas por Dios, e incluso Dios las experimenta.
Muchos de nosotros, como cristianos, tratamos de esconder, suprimir o ignorar nuestras emociones. La mentira que creemos es que los sentimientos son malos y hay que combatirlos. Pero los sentimientos no son pecaminosos. Son indicadores, como unas flechas en color verde neón, que nos apuntan o nos llevan a tener una mayor dependencia de Dios. Los sentimientos, si son manejados apropiadamente, nos pueden acercar más a él.
Por mucho tiempo, se nos ha dicho que las emociones son pecaminosas y que necesitamos usar la cabeza. En cierta manera es cierto. ¡Pensar es bueno, pero también lo es sentir! Recordemos que fue Dios quien creó nuestras emociones. Él nos hizo seres racionales pero también seres emocionales. No es cierto que las emociones nos hacen débiles y tenemos que reprimirlas. ¿Recuerdan el dicho muy famoso de “los hombres nunca lloran”? Pues no es cierto. Los hombres si sienten y deben llorar cuando se requiere. Tener emociones es normal. ¡Incluso Dios tiene emociones!
A continuación te doy unos ejemplos. Dios siente la emoción del enojo. Hay varios versículos en el AT que muestran a Dios enojado, pero leamos uno.
Éxodo 32:9-10 (NTV) Después el Señor dijo: —He visto lo terco y rebelde que es este pueblo. Ahora quítate de en medio, para que mi ira feroz pueda encenderse contra ellos y destruirlos. Después, Moisés, haré de ti una gran nación.
Aquí prácticamente Dios está diciendo: “quítate Moises, hazte a un lado que estoy tan enojado con ellos por tercos y rebeldes que quiero destruirlos…” También, Jesús en el NT se enojó. En una ocasión, recordemos, que volteó las mesas de los mercaderes con ira en el templo.
Otra emoción es el dolor.
Génesis 6:6 (NTV) Entonces el Señor lamentó haber creado al ser humano y haberlo puesto sobre la tierra. Se le partió el corazón.
La rebelión y pecado del ser humano le partió el corazón a Dios. Jesús mismo experimentó esa clase de dolor que te rompe el corazón.
Marcos 3:5 (NTV) Jesús miró con enojo a los que lo rodeaban, profundamente entristecido por la dureza de su corazón. Entonces le dijo al hombre: «Extiende la mano». Así que el hombre la extendió, ¡y la mano quedó restaurada!
Primero, Jesus se enojó y luego se entristeció grandemente porque no lo dejaban sanar en un día de reposo. Pero no todas las emociones son negativas. Dios también sintió gozo o alegría.
Sofonías 3:17 (NTV) Pues el Señor tu Dios vive en medio de ti. Él es un poderoso salvador. Se deleitará en ti con alegría. Con su amor calmará todos tus temores. Se gozará por ti con cantos de alegría».
Y claro, Jesús mismo experimenta gozo o alegría. Le dijo a sus discípulos lo siguiente al respecto:
Juan 15:11 (NTV) Les he dicho estas cosas para que se llenen de mi gozo; así es, desbordarán de gozo.
Volviendo al punto:Las emociones no son pecaminosas ni nos hacen débiles. Son buenas. Fueron creadas por Dios. Las emociones nos pueden ayudar. La ira, por ejemplo, puede motivarnos a cambiar el mundo William Wilberforce y otros abolicionistas de los siglos XVIII y XIX fueron motivados por una justa ira contra la inhumanidad de la trata transatlántica de esclavos. Su defensa y activismo finalmente llevaron a la abolición de la trata de esclavos y, más tarde, a la esclavitud misma en el Imperio Británico.
Sophie Scholl, junto con su hermano Hans y otros miembros del grupo de resistencia Rosa Blanca en la Alemania nazi, expresaron su justa ira contra las atrocidades cometidas por el régimen nazi. Distribuyeron folletos denunciando los crímenes del régimen y finalmente fueron ejecutados por su valiente resistencia.
El miedo puede despertarnos a una realidad espiritual. La vergüenza puede llevarnos a experimentar la gracia; para algunos, vergüenza y culpa por sus acciones pasadas. Para otros, vergüenza por lo que alguien les ha hecho. El dolor puede abrirnos al Consolador definitivo. Hablaremos de todo esto durante las próximas cinco semanas.
Entonces la clave para la resiliencia, para tener esa capacidad de sobreponernos de las situaciones duras no es reprimir las emociones, sino aprovecharlas. Las emociones no son pecaminosas ni nos hacen débiles. Son buenas. Fueron creadas por Dios. De hecho, la Biblia dice que:
Nuestros corazones determinan el curso de nuestras vidas, y eso incluye nuestra mente, voluntad y emociones.
Nuestros pensamientos, sentimientos e intenciones están entretejidos por el diseño de Dios.
Proverbios 4:23 (NTV) Sobre todas las cosas cuida tu corazón, porque este determina el rumbo de tu vida.
Este es el versículo en el que nos apoyaremos a lo largo de esta serie. Por ahora, necesitamos entender qué es el “Corazón” en el Antiguo Testamento y cómo se relaciona con nuestra vida emocional y la resiliencia (ver El significado de “corazón” en hebreo). En hebreo bíblico, el corazón se entiende mejor como la “persona interior”: el asiento de nuestra mente (pensamientos), emociones (sentimientos) y voluntad (intenciones) (Salmos 37:4, Proverbios 4:23, Santiago 1:14-15).
Esto significa que ¡todo está conectado! Nuestros pensamientos, sentimientos e intenciones están entretejidos por el diseño de Dios. Cuando en el AT se habla del corazón, no se refiere sólo a las emociones, si no a los pensamientos, emociones e intenciones porque todo impacta cómo vivimos nuestras vidas. Una vez más, las emociones no son malas intrínsecamente. son neutrales
El versículo leído dice “cuida tu corazón”. En otras palabras, guárdalo, protégelo, préstale atención, aprende sobre él. No lo ignores. No racionalices. Cuidar tu corazón incluye cuidar tus emociones. O sea no las reprimas ni ignoras. Al contrario, tienes que estar consciente de lo que sientes para que actúes de la manera apropiada. Hay que cuidar las emociones porque todo está conectado. Cómo te sientes afecta cómo piensas y viceversa. Y todo en conjunto, determina el curso de nuestras vidas.
Por lo tanto debemos prestarle atención a nuestras emociones porque ellas nos pueden llevar a Dios, si sabemos lidiar con ellas. También nos pueden alejar de Dios si no estamos emocionalmente estables y sanos.
Ahora estamos listos para conectar esto con el título de la serie.
Como dijimos al comienzo, “resiliente” es tener la capacidad para recuperarse rápidamente de situaciones difíciles o traumáticas. Es sinónimo de “rebotar”. También se refiere a tener la capacidad de adaptarse a situaciones adversas y superarlas. Y las tendremos porque en la vida habrá aflicciones, dificultades y pruebas.
Déjame darte nuestra definición de resiliente.
La resiliencia es aprovechar las emociones difíciles para fortalecer la fe.
Muchas personas experimentan emociones difíciles y luego abandonan a Dios. Recuerda que Satanás quiere manipular nuestras emociones y usarlas para apartarte de Dios y destruir nuestra fe. Tal Vez conozcas a alguien que por sentirse enojado con Dios se alejó de él. Quizás alguien por miedo o vergüenza o dolor decidió dejar a Dios. Pero alguien resiliente, usará estas emociones para hacer crecer su fe.
Una persona resiliente, trabaja con estas emociones para salir adelante. Rebotaremos después de las dificultades de la vida o de las pruebas. Puede que nos estiren al máximo,pero no nos rompen. Aprendemos de ellas. Una cosa está segura y es que siempre tendremos dificultades en la vida. Pero podemos abrumarnos y estancarnos con la emoción presente o tomamos ventaja y aprendemos de ellas. Dejamos que las emociones nos destruyan o que nos ayuden a desarrollar nuestra fe y que esta crezca más fuerte. Eso es resiliencia.
Una cosa más que la Biblia nos dice sobre el corazón:
Jeremías 17:9 (NTV) »El corazón humano es lo más engañoso que hay, y extremadamente perverso. ¿Quién realmente sabe qué tan malo es?
Quitemos la palabra corazón del versículo y pongamos “emociones”. Recuerda que las emociones son parte del corazón. Entonces diría:”Los sentimientos humanos son lo más engañoso que hay, y extremadamente perversos…” En otras palabras, no podemos dejar que nuestras emociones nos dominen. En un momento de ira podemos hacer mucho daño. En un momento de tristeza se puede cometer una locura. Al contrario, nosotros debemos dominar los sentimientos para ayudarnos. Vimos unos ejemplos donde la ira se usó para hacer cosas buenas. Usemos las emociones para meditar en porque nos sentimos de la manera en que lo hacemos. No actuemos basados en cómo nos sentimos sin antes meditar en ello. Por eso Proverbios dice “cuida tu corazón” porque la mala noticia en la Biblia es que nuestro corazón (nuestro yo interior), (nuestra voluntad, nuestra mente, nuestras emociones), está fundamentalmente roto a causa del pecado. La buena noticia es que Dios puede cambiar nuestros corazones en un instante: en el momento en que ponemos nuestra fe en Jesús. De hecho, de esto está hablando Ezequiel en:
Ezequiel 36:26 (NTV) Les daré un corazón nuevo y pondré un espíritu nuevo dentro de ustedes. Les quitaré ese terco corazón de piedra y les daré un corazón tierno y receptivo.
Esto incluye redimir nuestras emociones. Así que mientras vemos esta serie, te animo a que no pienses en esta serie como solo una serie de autoayuda, si no que conozcas a Jesús, si es que no lo conoces todavía. La única manera de llegar a estar emocionalmente saludables es cuando venimos a Jesús y nos da un nuevo corazón y aprendemos a cómo usar estas emociones para hacer crecer nuestra fe en él.
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