Haz clic aquí para ver el bosquejo del sermón.
Puntos de conversación:
- Text
Hoy cubrimos Hechos 19. La pregunta que responderemos es ¿Cuál es la respuesta correcta al pecado? Y es que todos pecamos. Así que lo esencial no es si pecamos o no. Lo más importante es nuestra respuesta al pecado. Algunas respuestas pecaminosas y erróneas al pecado son:
- Minimizar el pecado: “No es gran cosa”.
- Racionalizando el pecado: “Se lo merecía”.
- Cambio de culpa: “Ella me obligó”.
- Codificar el pecado: “Es una condición, no un pecado”.
- Dolor mundano: “Lamento que me hayan atrapado”.
Hoy en nuestro texto (Hechos 19) veremos dos grupos de personas quienes fueron confrontados con su problema de pecado y tuvieron que tomar una decisión. Tuvieron que responder a su pecado. Un grupo es un ejemplo de cómo responder ante el pecado. El otro grupo, que de cómo NO responder al pecado.
Empecemos con el contexto del capítulo 19. Este presenta un pecado en particular: la hechicería. Sin embargo, las lecciones que aprenderemos aquí aplican a todos los pecados y se aplican a todos en todas partes.
Contexto del capítulo 19
Hechos 19:11-12 (NTV) Dios le dio a Pablo el poder para realizar milagros excepcionales. 12 Cuando ponían sobre los enfermos pañuelos o delantales que apenas habían tocado la piel de Pablo, quedaban sanos de sus enfermedades y los espíritus malignos salían de ellos.
Estamos en Éfeso, un reconocido centro de prácticas ocultas en el antiguo mundo grecorromano. Para el mundo secular, los milagros parecen magia. Esto lo vimos con Pedro y su sombra (Hechos 5), Felipe y Simón el Mago (Hechos 8). El énfasis en todos esos casos es que Jesús es mayor que la magia. Jesús y su poder o influencia son superiores a la magia que es ilusoria o superficial en comparación. Ahora vemos lo mismo que pasó con Pedro y Felipe.Un grupo de judios que querían copiar lo que Dios hacía a través de Pablo, usaban la magia para imitar el poder de Dios. Veamos:
Hechos 19:13 (NTV) Un grupo de judíos viajaba de ciudad en ciudad expulsando espíritus malignos. Trataban de usar el nombre del Señor Jesús en sus conjuros y decían: «¡Te ordeno en el nombre de Jesús, de quien Pablo predica, que salgas!».
Nota que estos hombres no eran seguidores de Jesús, pero usaban su nombre como encantamiento. Esto hace referencia a las “”Cartas de Éfeso,” también conocidas en griego como “Cartas a los Efesios” o “Efesia gramática.” En la antigüedad, estas cartas eran un conjunto de palabras o símbolos que se creía poseían poderes mágicos. A menudo estaban inscritos en amuletos, estatuas u otros objetos. ¡No se confunda con las cartas de Pablo a los efesios!
Se debate el contenido exacto de las Cartas de Éfeso, pero fuentes antiguas sugieren que eran un grupo de seis palabras místicas: Askion, Kataskion, Lix, Tetrax, Damnameneus, Aisia. Estas palabras se consideraban carentes de significado en el lenguaje cotidiano, pero se pensaba que tenían un significado esotérico, potencialmente vinculado a rituales antiguos o a la invocación de poderes sobrenaturales. Algunos eruditos creen que estaban relacionados con el culto a Artemisa de Éfeso, la diosa patrona de la ciudad. El caso es que estos exorcistas judíos estaban usando el nombre de Jesús como si fuera una de estas seis palabras místicas.
Hechos 19:14-16 (NTV) Siete de los hijos de Esceva, un sacerdote principal, hacían esto. 15 En una ocasión que lo intentaron, el espíritu maligno respondió: «Conozco a Jesús y conozco a Pablo, ¿pero quiénes son ustedes?». 16 Entonces el hombre con el espíritu maligno se lanzó sobre ellos, logró dominarlos y los atacó con tal violencia que ellos huyeron de la casa, desnudos y golpeados.
Los Hijos de Esceva intentaron invocar el nombre de Jesús sin una fe genuina en Jesús, tratándolo como una fórmula mágica para su propio beneficio. No creían en Jesús ni reconocían Su autoridad como Señor; en cambio, vieron Su nombre como una herramienta para mejorar su reputación como exorcistas. Esencialmente lo que hicieron fue “tomar el nombre del Señor en vano” (violando el Tercer Mandamiento, Éxodo 20:7).
La humillante derrota de los exorcistas judíos por el demonio que vemos en el v.16 demostró a los efesios que el poder de Jesús es incontrolable y no servirá a quienes simplemente invoquen su nombre esperando que Jesus les haga lo que quieren como un esclavo. Ese es el contexto de nuestros dos grupos de hoy. Magia versus milagros en Éfeso. Conozcamos a nuestro primer grupo.
El primer grupo de personas que vemos en Hechos 19.
Hechos 19:17b-19 (NTV) Un temor solemne descendió sobre la ciudad, y el nombre del Señor Jesús fue honrado en gran manera. 18 Muchos de los que llegaron a ser creyentes confesaron sus prácticas pecaminosas. 19 Varios de ellos, que practicaban la hechicería, trajeron sus libros de conjuros y los quemaron en una hoguera pública. El valor total de los libros fue de cincuenta mil monedas de plata.
Hechos 19:18 nos muestra que la revelación y el fracaso de los exorcistas les hizo comprender la necesidad de reconocer su previa implicación con las prácticas mágicas. Posiblemente, habían mantenido pergaminos con hechizos como una especie de garantía, por si su nueva fe no era suficiente en alguna circunstancia. La quema de estos pergaminos simbolizaba un rechazo a su contenido y demostraba una mayor confianza en Dios para protegerlos y satisfacer sus necesidades.(Esto lo he parafraseado de algo comentado por el “Comentario del Nuevo Testamento”).
Resumamos la respuesta de este primer grupo al pecado: Temían al Señor. Hablamos de esto en Hechos 4: El temor del Señor es un temor reverente a Dios. Estas personas reconocen el poder y la soberanía de Dios. Pero no se quedaron allí solamente. Ellos confesaron y revelaron su pecado.
Sé que la NTV dice “confesaron”, pero el griego original lo amplía a: exomologoumenoi kai anangellontes en griego que significa ‘confesar y revelar’. Confesar significa decir lo mismo (como Dios o sea estar de acuerdo con Dios o alinearse con Su verdad). Revelar significa que es expuesto a la luz o sea la verdad.
En otras palabras, estas personas no usaron ninguna de las estrategias para responder pecaminosamente a su pecado. Ellos no minimizaron su pecado. No dijeron: “No es gran cosa”. Tampoco racionalizaron su pecado diciendo: “Se lo merecía”. Muchos menos codificaron su pecado. O sea que no dijeron: “es una condición, no un pecado”. Podrían haber transfirieron la culpa de su pecado diciendo: “Ella o él me obligó”. Pero tampoco lo hicieron.
Al contrario, lo revelaron. Lo admitieron. Lo expusieron en público. Ellos destruyeron su antigua manera de vivir y de ser. ¡Eran militantes! ¡Esto es la guerra! Quemaron los libros de encantamientos en una hoguera. Estas podrían haber sido las misteriosas y mágicas “Cartas de Efeso” de las que ya te mencione que no hay que confundir con las cartas de Pablo a los efesios.
No fue solo remordimiento porque los atraparon. Fue una convicción verdadera. Hicieron algo al respecto. Como el canto dice: “He decidido seguir a Cristo… no vuelvo atrás, no vuelvo atrás. Esta fue la respuesta correcta al pecado. El resultado de esta respuesta correcta al pecado:
Hechos 19:20 (NTV) Y el mensaje acerca del Señor se extendió por muchas partes y tuvo un poderoso efecto.
La palabra del Señor se extendió poderosamente y prevaleció. Derribó fortalezas. Creció. ¡Se extendió por todo el mundo!
El segundo grupo de personas que vemos en Hechos 19.
El segundo grupo que encontramos comienza en el versículo 24.
Hechos 19:23-27 (NTV) Por ese tiempo, se generó un grave problema en Éfeso con respecto al Camino. 24 Comenzó con Demetrio, un platero que tenía un importante negocio de fabricación de templos de plata en miniatura de la diosa griega Artemisa. Él les daba trabajo a muchos artesanos. 25 Los reunió a todos, junto con otros que trabajaban en oficios similares y les dirigió las siguientes palabras: «Caballeros, ustedes saben que nuestra riqueza proviene de este negocio. 26 Pero, como han visto y oído, este tal Pablo ha convencido a mucha gente al decirles que los dioses hechos a mano no son realmente dioses; y no solo lo ha hecho en Éfeso, ¡sino por toda la provincia! 27 Por supuesto que no solo hablo de la pérdida del respeto público para nuestro negocio. También me preocupa que el templo de la gran diosa Artemisa pierda su influencia y que a Artemisa—esta magnífica diosa adorada en toda la provincia de Asia y en todo el mundo—¡se le despoje de su gran prestigio!».
Observa la respuesta de este segundo grupo de personas, dirigidos por Demetrio y como respondieron al pecado: en lugar de temer a Dios, temían perder dinero. Ellos practicaban el culto a la diosa Artemisa y fabricaban templos en miniaturas y artesanías relacionados con esta diosa. En lugar de confesar su pecado, señalaron con el dedo. Transfirieron la culpa del pecado diciendo: “Pablo es el problema, no nosotros.” Pablo ha persuadido a la gente ha ya no creer en la magia
En lugar de revelar su pecado, lo defendieron. En el v.27 Demetrio dijo que se preocupaba porque el templo de la gran diosa, Artemisa será considerada inútil y será destronada si no hacían algo. En lugar de destruir su antigua forma de vivir, adoraron a la diosa aún más.
Hechos 19:28 (NTV) Al oír esto, montaron en cólera y comenzaron a gritar: «¡Grande es Artemisa de los efesios!».
Este segundo grupo de personas tomaron medidas para mantener los ídolos en lugar de destruirlos.
El resultado de esta respuesta errónea al pecado:
Hechos 19:32 (NTV) Adentro era un griterío; algunos gritaban una cosa, y otros otra. Todo era confusión. De hecho, la mayoría ni siquiera sabía por qué estaba allí.
En griego dice: “La asamblea estaba en confusión”. Asamblea es ekklēsia en griego. ¡Esta es la misma palabra que iglesia en otras partes de Hechos! Esto demuestra que cuando respondes al pecado con más pecado te unes a un grupo diferente, a una “iglesia” diferente: el mundo. Tienen sus propias creencias, valores, ideologías, etc. Van en contra de la palabra de Dios y todo vale. El resultado de esto es la confusión.
Cerremos con la pregunta de hoy: ¿Cuál es tu respuesta al pecado? ¿Responderás como el segundo grupo de personas? Esto es señalando con el dedo o defendiendo tu pecado. Si lo haces, al final terminas confundido y en el mundo. O ¿responderás como el primer grupo de personas? Temiendo a Dios, confesando y revelando tu pecado y destruyendo tu vieja manera de vivir y de ser.
Al responder de esta manera al pecado terminarás experimentando el “poderoso efecto” del mensaje de Jesús. No esperes más, y responde con la respuesta correcta al pecado; la respuesta del primer grupo de personas.
- Lee los puntos de discusión anteriores en grupo, incluidas las citas bíblicas. ¿Cuáles son tus pensamientos iniciales sobre estos puntos?