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Puntos de conversación:
- Jesús tiene la última palabra sobre cómo pensamos. Derrumba interminables debates definiendo lo que es verdadero o falso y lo que está bien y lo que está mal. Marcos 1:21-22
- Jesús tiene la última palabra sobre cómo vivimos. Al expulsar un espíritu maligno, demostró que su autoridad debe ser obedecida. Marcos 1:23-28
- Por ahora, elegimos quién llega a influir en nuestras vidas con autoridad. Pero llegará el día en que todos se someterán a la única autoridad verdadera del universo. Filipenses 2:9-11
Hoy estamos estudiando Marcos 1:21-28. El tema de hoy trata de la autoridad. Jesús habló y actuó de manera que demostraron su autoridad absoluta para dictar lo que pensamos y cómo vivimos. Antes de entrar en el tema, déjame preguntarte; ¿cómo respondes a las figuras de autoridad? ¿Quién tiene verdadera autoridad en tu vida?
Algunos dirían que el presidente ya que es la máxima autoridad de una nación (que lo es en el caso de las fuerzas armadas y porque puede declarar guerra contra otro país). Otros dirían que la policía. Y pueda que algunos digan que su pastor o líder religioso.
Entre los jóvenes, pueda que un porcentaje aunque muy pequeño, diga que un maestro. Sin embargo, como esta nuestra generación actual, muchos, aunque no lo reconozcan, tienen a los influencers como la máxima autoridad en sus vidas. Y no es que los jóvenes los ven como figuras de “autoridad” con túnicas y mazos en la mano. Pero si los escuchan, les otorgan autoridad. Ya que basan sus decisiones de como vestir, maquillarse o hablar según lo que diga el influencer del momento.
Más seas joven o adulto, tú eliges quien tiene autoridad en tu vida, por ahora. No siempre será así porque Jesús tiene la ultima palabra en tu vida. Esto lo veremos más adelante en esta lección. Hoy estaremos hablando de la autoridad que Jesús tiene en dos áreas principales de nuestras vidas: la manera en que pensamos y la manera en que vivimos.
Como pensamos
Pensamos que nosotros estamos en control y por lo tanto tenemos la autoridad sobre nuestras vidas, Por lo tanto vivimos de la manera que lo hacemos. No tomamos en cuenta que en realidad solo Jesus tiene la última palabra en nuestras vidas porque él es la máxima autoridad en todo el universo.
En la lectura bíblica de hoy, empezamos leyendo que Jesus entra en una sinagoga en un pueblo llamado Capernaum (v21). Aquí Jesus ya empezó su ministerio, y ha hecho unos milagros. El versículo 21 dice que entró el día de reposo o descanso (día sábado) que era el día que todo Israel tenía que guardar y descansar por mandato de Dios.
En este día no se podía hacer ninguna clase de labor o trabajo. Pero lo que hay que notar es que Jesús estaba enseñando allí, en la sinagoga. La sinagoga es para los judios como la iglesia lo es para los cristianos. No cualquiera podía entrar y enseñar en la sinagoga. La Biblia no nos dice como es que Jesús obtuvo permiso para enseñar allí. Recuerden que Jesús no estudió en un seminario ni fue entrenado como los fariseos. Fue un hombre que durante el primer tercio de su vida fue el hijo de un carpintero. Probablemente él mismo fue un carpintero que hacía sillas y mesas (bueno, no sé si había sillas en su tiempo, pero sí mesas). Luego, a los treinta años, comienza su ministerio. Ahora, este hombre sin educación, desde el punto de vista de los fariseos, de repente está en una sinagoga enseñando como todo un Rabí; un maestro.
Dos cosas sucedieron en la sinagoga esa mañana que establecieron la única persona y ministerio de Jesús. La primera es que Jesus enseña con toda autoridad y la segunda cosa es que libera a un hombre endemoniado. En ambos casos, la palabra clave es “autoridad”, del griego “exousia”. La autoridad y las personas que reconocen la autoridad de Jesús es un tema importante en Marcos. Más importante aún: enfrentarse a su autoridad que es una respuesta subjetiva frente al hecho objetivo de su autoridad ya que algún día toda rodilla se doblará ante él. Jesús habló y actuó de manera que demostraron su autoridad absoluta para dictar lo que pensamos y cómo vivimos.
Como pensamos
Jesús tiene la última palabra sobre cómo pensamos. Derrumba interminables debates definiendo lo que es verdadero o falso y lo que está bien y lo que está mal. Tú mismo puedes tratar de dar mil explicaciones y debatir todos los puntos de vista de la mejor manera posible. Presentar innumerables pruebas, datos, etc, pero al final de todo, Jesus es el único que tiene toda autoridad para definir y decir lo que es verdadero o falso y lo que está bien o lo que está mal y no nosotros. Jesús tiene autoridad sobre nosotros en términos de cómo pensamos debido a su enseñanza del versículo veintidós.
Marcos 1:22 La gente quedó asombrada de su enseñanza, porque lo hacía con verdadera autoridad, algo completamente diferente de lo que hacían los maestros de la ley religiosa.
El primer tipo de autoridad que poseía Jesús tenía toda la razón cuando otros adivinaban. No estaba: “tal vez esto, tal vez aquello” si no “esta es la verdad”, “esta es la manera que es”. Dijo la verdad cuando otros decían falsedades. La gente estaba asombrada de su enseñanza porque enseñó con verdadera autoridad. Esto se diferenciaba de los maestros de la ley religiosa en que ellos daban interminables debates de cosas triviales.
¿De dónde viene la autoridad de Jesús? Ya que no viene solo por el volumen o la pasión con que hablaba. Esta autoridad viene de tres aspectos. Primero, su autoridad se basa en el poder de la creación. Antes de nacer en la humanidad, Jesús hizo todo lo que existe. Si quiero saber cómo funciona algo, la voz más autorizada es la de quien lo creó. Si quiero saber lo que quiere decir un autor, nadie puede hablar con mayor autoridad sobre ese tema que el propio autor.
Segundo, esta autoridad se basa en un conocimiento perfecto o lo que llamamos Conciencia. Jesús, como Dios, lo sabe todo. Cuanto más sepa alguien sobre un tema, más se puede confiar en la perspectiva de tal persona. Esto lo hace merecedor de autoridad. Entonces, ya que Jesús lo sabe todo, él es merecedor de tener toda autoridad.
Tercero, esta autoridad se basa en la perfección moral. Al tratar con cuestiones no solo de conocimiento, sino también de lo correcto e incorrecto, la máxima autoridad es la que mejor encarna lo correcto y comprende lo incorrecto. No le preguntas a un ladrón si está bien o mal robar. Se lo preguntas a alguien con un buen estado moral. ¿Quien más moral que Jesús?
Así que Jesus tenía y tiene toda la autoridad. Él no tuvo que pedirla ni exigirla. Él la tenía y punto. No así como los líderes religiosos de su tiempo. Jesús no tenía que autoproclamarla. Los maestros de la ley tenían una autoridad autoproclamada. Debatieron sin cesar lo que era verdad y recto, pero muchos de ellos actuaron como si sus interpretaciones de la ley de Dios fueran absolutas. Crearon todo tipo de reglas y regulaciones para aplicar la ley de Dios en la vida diaria. El problema con esto fue que elevaron sus propias interpretaciones al nivel de la Palabra de Dios.
Del mismo modo, hoy en día, muchos maestros hablan con gran autoridad, pero es una autoridad que no tienen. No escuches solo porque alguien habla con valentía o en voz alta. Escucha porque alguien habla conforme a la Biblia. Jesús habló con autoridad porque él era el Mesías. Como dice en Mateo 28, su autoridad le fue dada por Dios Padre. Por el contrario, cualquier autoridad que tengamos hoy para hablar de cualquier cosa se deriva en última instancia de la palabra de Dios, la Biblia.
Jesús merece tener la última palabra sobre lo que pensamos ya que enseña con autoridad. Por lo tanto, como ya dijimos, tiene derecho a definir lo que es verdadero o falso y lo correcto o lo incorrecto.
La pregunta que todos enfrentamos personalmente es la misma pregunta que enfrentan las personas cuando lo conocen y lo escuchan. “¿Aceptaré su autoridad para definir lo que es verdad y lo que es correcto? O ¿insistiré en mantener ese derecho para mí? ¿Me rendiré a su autoridad? ¿Mis opiniones y perspectivas cambiarán debido a lo que dice Jesús?
Un ejemplo práctico para saber si te has rendido a la autoridad de Jesus es contestar la siguiente pregunta si estás casado: ¿respeto a mi esposa y la trato con amor y delicadeza porque la Biblia me dice que la debo tratar como vaso más frágil y dar mi vida por ella como hizo Jesús por Su iglesia? Si tu respuesta es no, entonces es tiempo que sueltes esos pensamientos machistas que están en ti. Deja que la autoridad de Jesus tome control sobre tus pensamientos.
La autoridad comienza con las ideas, pero termina con la acción. Nota que cómo piensas conduce a cómo vives. Jesús también tiene la última palabra al respecto. No solo a quién escuchas si no a como actúas.
Cómo vivimos
Jesús tiene la última palabra sobre cómo vivimos. Al expulsar un espíritu maligno, demostró que su autoridad debe ser obedecida.
Marcos 1:23-24 De pronto, un hombre en la sinagoga, que estaba poseído por un espíritu maligno, gritó: «¿Por qué te entrometes con nosotros, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? ¡Yo sé quién eres: el Santo de Dios!».
Como hablamos en la serie “Guerra espiritual”, hay un mundo invisible espiritual. Este mundo espiritual no es siempre reconocido en nuestra cultura actual. Para muchos, todo lo que existe es lo que podemos ver y tocar. Sin embargo, en cierto modo, la cultura popular entiende que hay cosas que no pueden ser entendidas ni explicadas por la ciencia o la tecnología, si no mira la popularidad de las películas de terror.
En la Biblia se les llama: espíritus malignos; espíritus inmundos; espíritus demoníacos; o solo demonios. Los demonios saben quién es Jesús: el Santo de Dios. Saben que su misión es derrotarlos. La perspectiva bíblica es que los espíritus demoníacos pueden tomar hasta cierto punto control de los seres humanos. La forma más común de hablar de esto es decir que este hombre “estaba poseído por un espíritu maligno”. El versículo 23 simplemente (literalmente) dice: “un hombre en la sinagoga, que estaba poseído por un espíritu maligno”.
La traducción al español es un intento de desempacar lo que significa “por un espíritu maligno” o impuro como dicen otras versiones. Puedes ver en el versículo 25 que en cierto sentido, el demonio estaba “en” el hombre o sea dentro de él. En el versículo 26 leemos que el demonio ejercía una especie de poder inhumano sobre la voz y el cuerpo del hombre. Es por eso que la palabra “poseído” se ha vuelto de uso común.
La Biblia también usa la palabra “endemoniado” para describir lo mismo. Nuevamente, esto puede ser muy difícil de aceptar para las personas modernas y seculares. Pero este tipo de fenómenos no son desconocidos en la América secular. Ciertamente no es raro en los países del tercer mundo. Existen muchos ejemplos documentados de todo el mundo de personas demonizadas de esta manera.
No sabemos cómo o por qué una persona es poseída por un espíritu maligno. La Biblia no lo dice. Esa es un área en la que muchos maestros hablan con gran autoridad, pero van mucho más allá de lo que la Biblia realmente dice.
Cuando observamos cómo la Biblia describe la actividad demoníaca, puede parecerse a algunas expresiones de enfermedades mentales. No conozco el límite entre las dos. Sí creo, solo mi opinión, que los seres espirituales malvados pueden aprovechar la enfermedad mental para aumentar el sufrimiento humano. Pero no creo que puedas mirar la enfermedad mental y simplemente asumir que es demoníaca y que puede solucionarse con soluciones espirituales. Creo que hacerlo sería una simplificación excesiva. El cerebro y/o la mente es complejo. Hay tantas cosas que no entendemos. Pero la demonización es algo real al igual que la enfermedad mental es algo real.
También creo, por todos los casos la Biblia de posesión demoníaca que una persona que ha aceptado verdaderamente a Jesús como su Señor y Salvador, y que tiene al Espíritu Santo no puede ser poseído por un demonio. Cuando aceptamos a Jesús, el Espíritu Santo nos sella y vive dentro de nosotros y ¡dónde está el Espíritu de Dios hay libertad!
Regresemos a la historia para ver como actúa Jesús en respuesta del hombre endemoniado.
Marcos 1:25-26 Pero Jesús lo reprendió: «¡Cállate!—le ordenó—. ¡Sal de este hombre!». En ese mismo momento, el espíritu maligno soltó un alarido, le causó convulsiones al hombre y luego salió de él.
Aparentemente, el demonio no quería dejar a este hombre. Luchó contra el mandato de Jesús. Pero no tuvo elección. La lucha fue intensa pero breve. El espíritu gritó (a través de la voz y cuerdas vocales del hombre). Hizo que el hombre convulsionara. Pero él no iba a ganar. Si te preocupa el poder de los espíritus malignos, que sí tienen poder basado en lo que vemos en el Nuevo Testamento. Sin embargo, se puede ver aquí que Jesús es más poderoso. Una y otra vez en el evangelio de Marcos Jesús demuestra su poder sobre las fuerzas del mal. La Biblia promete a los seguidores de Jesús: “…el Espíritu que vive en ustedes es más poderoso que el espíritu que vive en el mundo.” (1 Juan 4:10) ¡Así que no vivas con miedo! Al expulsar un espíritu maligno, Jesús demostró que su autoridad debe ser obedecida.
Mira cómo la gente en la sinagoga ese día respondió a lo que Jesús acaba de hacer.
Marcos 1:27-28 El asombro se apoderó de la gente, y todos comenzaron a hablar de lo que había ocurrido. «¿Qué clase de enseñanza nueva es esta?—se preguntaban con emoción—. ¡Tiene tanta autoridad! ¡Hasta los espíritus malignos obedecen sus órdenes!». Las noticias acerca de Jesús corrieron velozmente por toda la región de Galilea.
¡El asombro se apoderó de ellos! Quizás este hombre había estado viniendo a esa sinagoga durante años, buscando ayuda. Nadie había podido hacer nada para liberarlo. Los maestros de la ley judía no pudieron hacer nada para aliviarlo. Los líderes religiosos y los expertos no pudieron liberarlo de esta terrible condición. ¡Pero Jesús pudo! ¡Y lo hizo!
¡Eso hizo que la gente hablara! No solo allí en la sinagoga ese día, sino por todos los alrededores. Capernaum era la principal ciudad de Galilea. Cuando pasaba algo allí, el boca a boca lo llevaba a todos los alrededores.
El punto es que Jesus demostró claramente su autoridad sobre la manera en que vivimos al echar fuera un demonio de un hombre endemoniado. Demostró visiblemente su autoridad sobre todas las fuerzas y poderes espirituales. Esto está estrechamente relacionado con el primer tipo de autoridad del que hablamos al principio de que Jesús tiene autoridad para decirnos qué es verdad y qué es correcto.
Puedes ver que la gente reconoció la conexión: “La enseñanza de Jesús tiene tanta autoridad que incluso los espíritus malignos obedecen sus órdenes”. Esta es la autoridad para mandar y estar al mando. Es el poder de una persona cuya voluntad y mandatos deben ser sometidos y obedecidos por otros. Sin dudar. Sin cuestionar. Punto.
La última palabra
Por ahora, elegimos quién llega a influir en nuestras vidas con autoridad. Pero llegará el día en que todos se someterán a la única autoridad verdadera del universo. Entonces, ¿quién tiene la última palabra en tu vida? No es subjetivo en última instancia o sea que no se basa en nuestros sentimientos o pensamientos. El espíritu maligno no tuvo elección. Jesús habló, él obedeció. Punto.
¿Qué pasa con nosotros? ¿Qué pasa si ignoras lo que dice Jesús? Bueno, en primer lugar, traes caos y pérdida a tu vida. ¿Alguna vez usaste un producto de una manera para la que no fue diseñado? De seguro no te funcionó muy bien, ¿verdad? Es posible que hayas hecho algo de daño. Lo mismo en la vida.
Jesús sabe cómo se supone que funciona el mundo porque él lo creó. Ignorar lo que dice: simplemente no va a funcionar tan bien. Un ejemplo de esto es la revolución sexual. Este movimiento eliminó los límites de Dios sobre la sexualidad. ¡Cuánto daño se ha introducido en la vida de las personas como resultado! Mujeres jóvenes utilizadas y rechazadas. Hogares sin padres. Millones de embarazos no planificados. Abortos. Madres solteras sufriendo. Enfermedades de transmisión sexual. Angustia, etc.
En segundo lugar, cuando ignoramos la autoridad de Jesús en tu vida pones en peligro tu destino eterno. No estás bien con Dios haciendo todas las cosas correctas. Si no al confiar en lo que Jesús hizo para pagar por tus pecados en la cruz. Sin embargo, una parte clave de aceptar su provisión por nuestro pecado es que dejamos de dirigir nuestra propia vida para dejar que él se haga cargo.
Realmente no puedes tener una relación con él sin darle ese lugar central en tu corazón y tu vida. Nadie puede decir: quiero lo que Jesús hará por mí, pero no quiero lo que él me dice. Tu eliges quien tiene autoridad en tu vida. Por ahora. Pero llegará el día en que todos se someterán a la única autoridad real y verdadera del universo. Ante él, como dice Filipenses, toda rodilla se doblara y toda lengua confesará su autoridad:
Filipenses 2:9-11 (NTV) Por lo tanto, Dios lo elevó al lugar de máximo honor y le dio el nombre que está por encima de todos los demás nombres para que, ante el nombre de Jesús, se doble toda rodilla en el cielo y en la tierra y debajo de la tierra, y toda lengua declare que Jesucristo es el Señor para la gloria de Dios Padre.
Jesús merece tener la última palabra sobre como pensamos y como vivimos. No solo sobre los demonios. ¡Él tiene toda la autoridad sobre absolutamente todo!
Mateo 28:18 (NTV) Jesús se acercó y dijo a sus discípulos: «Se me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra.
Por eso se le llama “Señor”. Una vez más te insto a que te hagas las siguientes preguntas: ¿Aceptaré su autoridad para definir lo que debo hacer o no hacer? o ¿insistiré en mantener ese derecho para mí? ¿Me rendiré a su autoridad y le obedeceré? o ¿ignoraré pasivamente o me revelaré activamente contra lo que Jesús ordena?
Ver también:
- ¿Cuál es tu reacción inicial al tema? ¿Qué te llamó a la atención?
- ¿Cuántas figuras de autoridad tienes en tu vida? Enuméralas de mayor a menor importancia.
- ¿Crees que las personas que te influencian realmente tienen alguna autoridad en tu vida? ¿Por qué o por qué no?
- Lee Marcos 1:21-22. ¿Qué tipo de enseñanza está autorizada para ti? ¿Por qué vale la pena escuchar a Jesús?
- Lee Marcos 1:23-28. ¿Por qué crees que este hombre estaba poseído por un demonio? ¿Por qué el espíritu maligno tendría que obedecer a Jesús?
- ¿Cuáles son algunas consecuencias de no escuchar y obedecer los mandamientos de Jesús?
- ¿Hay algún paso que debas tomar basado en el tema de hoy?