Hoy estaremos viendo dos relatos de sanación que pasan en la misma escena. Jesus viene de haber sanado al endemoniado de Gadara cuando se le acerca un líder de la sinagoga llamado Jairo. Este hombre se le acerca a Jesús en busca de un milagro para su hija. Le pide que lo acompañe a su casa para que sane a su hijita. Durante el transcurso a la casa de Jairo, una mujer con flujo de sangre lo toca para ser sanada también. En ambos casos, descubrimos 5 similitudes entre ambos personajes que tienen un encuentro con Jesús.
La primera similitud que vemos es la desesperación.
Desesperados
Tanto el padre de la niña como la mujer estaban desesperados por obtener la ayuda de Jesús.
Marcos 5:22-23 (NTV) Entonces llegó uno de los líderes de la sinagoga local, llamado Jairo. Cuando vio a Jesús, cayó a sus pies y le rogó con fervor: «Mi hijita se está muriendo—dijo—. Por favor, ven y pon tus manos sobre ella para que se sane y viva».
A este hombre líder de la sinagoga, no le importa tirarse a los pies de Jesús para pedirle que sane a su hija. Recuerda, que Jesús no es bien visto por muchos ya que lo consideran un radical y otros lo consideraban un revolucionario. El no era bien visto por los líderes religiosos. Sin embargo, aunque Jairo era líder de la sinagoga, no era un sacerdote. De acuerdo con el Comentario de la Biblia del expositor: Edición abreviada (2 volúmenes)) “Estos eran laicos cuyas responsabilidades eran administrativas, no sacerdotales, e incluían cosas como cuidar del edificio y supervisar el culto.”
No obstante, cumpliera responsabilidades sacerdotales o no, este hombre está tan desesperado que se postra ante él pidiéndole un milagro. Jairo le ruega a Jesús que lo acompañe a su casa para que sane a su hija y Jesús accede. En el camino, la gente lo apretuja, y es allí donde entra en escena la mujer con flujo.
Marcos 5:26 (NTV) Había sufrido mucho con varios médicos y, a lo largo de los años, había gastado todo lo que tenía para poder pagarles, pero nunca mejoró. De hecho, se puso peor.
Esta mujer había hecho de todo buscando sanidad, pero al contrario, estaba peor. Así que también vino a Jesus como su última opción; desesperada buscando un milagro.
El IVP Comentario de Trasfondo de la Biblia: Nuevo Testamento, Segunda Edición, comenta que “Dado que ella no podía tener hijos en este estado, y los hombres judíos a menudo se divorciaban de las mujeres que eran incapaces de tener hijos (cf., por ejemplo, Pseudo-Philo, Antigüedades Bíblicas 42:1), esta mujer probablemente nunca se había casado o (si la enfermedad comenzó después del matrimonio) se había divorciado y permanecía soltera.
En una sociedad donde las mujeres solteras y célibes no podían obtener muchos ingresos fácilmente, la enfermedad afectó prácticamente todas las áreas de su vida: física, social, financiera y espiritual ya que era considerada impura. La mujer estaba lo suficientemente desesperada tanto como Jairo por su hija que se entrometió en la multitud y rompió las reglas.
La segunda similitud es el número 12.
12 años
El número 12 estaba asociado con ambos casos. La mujer tenía la condición médica desde hacía 12 años. La hija de Jairo tenía 12 años de edad. Este número era muy simbólico entre el pueblo de Israel. Representa la restauración y resurrección espiritual que Dios quiere hacer en su pueblo representada en las 12 tribus y los 12 discípulos.
Marcos 5:42 (NTV) Entonces la niña, que tenía doce años…
Marcos 5:25 (NTV) Una mujer de la multitud hacía doce años que sufría una hemorragia continua.
La tercera similitud es el uso de la palabra hija para referirse tanto a la niña como a la mujer.
Hijas
Ambas fueron etiquetadas en el texto como “hija”. Primero vemos que Jairo se refiere a la niña como “mi hijita” o sea hija pequeña.
Marcos 5:23 (NTV) y le rogó con fervor: «Mi hijita se está muriendo—dijo—. Por favor, ven y pon tus manos sobre ella para que se sane y viva».
Luego, Jesus, se dirige a la mujer con flujo como “hija”:
Marcos 5:34 (NTV) Y él le dijo: “Hija, tu fe te ha sanado. Ve en paz. Tu sufrimiento ha terminado.
En ambos casos, el hecho de que Jesús se enfocara en las mujeres era algo que iba en contra de la cultura. La cultura judía era, y es un patriarcado. El padre, osea el hombre, es el que dirige y toma las decisiones. La mujer no contaba en esta cultura y por lo tanto no podía estar en reuniones donde hubieran hombres. Sin embargo, Jesus fue un maestro radical porque le enseñaba tanto a hombres como a mujeres. Él se le acercaba a las mujeres y les prestaba atención. Y es que el si que no hace acepción de personas.
La cuarta similitud es la impureza ceremonial. Tanto la mujer como la niña eran consideradas impuras bajo los preceptos ceremoniales judios.
Impuras
Tanto el flujo de sangre como la muerte de la joven habrían significado impureza ceremonial, pero fue el contacto físico con Jesús lo que sanó a ambas.
Marcos 5:41 (NTV) Tomándola de la mano, le dijo: “Talitha koum”, que significa “¡Niña, levántate!”.
Haber tomado Jesús a esta niña ya muerta de la mano, bajo la ley, lo hacía impuro. Remontemonos al Antiguo Testamento para ver la explicación del porqué era impuro tocar tanto a la mujer con flujo como a la niña muerta.
Números 19:11 (NTV) »El que toque el cadáver de un ser humano quedará ceremonialmente impuro durante siete días.
Por siete días Jesús tenía que mantenerse alejado de los demás por una semana por el hecho de haber tocado a la niña muerta según la ley. Pero no lo hizo. Es más, ni siquiera tenía que haber ido a la casa de Jairo por el hecho de que ceremonialmente ya estaba impuro. Recordemos que en camino a la casa de Jairo lo había tocado la mujer con el flujo de sangre.
Marcos 5:27-28 (NTV) Ella había oído de Jesús, así que se le acercó por detrás entre la multitud y tocó su túnica. Pues pensó: «Si tan solo tocara su túnica, quedaré sana».
Esto no era permitido porque ella era considerada inmunda por estar sangrando vaginalmente. Se consideraba su periodo mensual por lo cual ella no podía ni salir de casa ni mucho menos tocar a alguien.
Levítico 15:19 (NTV) »Cada vez que una mujer tenga su período menstrual, quedará ceremonialmente impura durante siete días. Cualquiera que la toque durante ese tiempo quedará impuro hasta el anochecer.
Ella tenía que esperar siete días para poder quedar ceremonialmente pura y poder estar entre la gente (Levítico 15:28).
Una vez que Jesús se dio cuenta de que esta mujer “impura” lo había tocado, tenía que haber lavado su ropa, bañarse y esperar hasta el anochecer para volver a estar en compañía de otras personas (Levítico 15:27). Pero él era Jesús, Dios en la carne, así que la ley se cumplía en él. El era santo y nada podía ensuciarlo ni hacerlo impuro. Al contrario, Jesús hace puro lo que es impuro.
Una pepita de oro para ti: por eso Jesús llamó a esta mujer de entre la multitud preguntando quién me ha tocado. Él sabía muy bien quien lo había tocado. Pero lo hace para que la mujer diga yo. No para avergonzarla, sino para validar su sanación y restauración a la sociedad. Al declararla sana, le estaba diciendo a todos que ella podía volver a ser parte de la sociedad que por doce años la había excluido. Se acabó su soledad por ser considerada impura y ahora podía volver a tener contacto humano.
Otra cosa de notar en estos relatos, según el Comentario Bíblico del Expositor: Edición Abreviada (2 Volúmenes)) es que “Marcos probablemente unió estas dos historias con la historia de la sanación del endemoniado porque todas tienen que ver con la impureza ceremonial. De acuerdo con la ley judía, el contacto con las tumbas, la sangre o la muerte lo convertía a uno en impuro ceremonialmente.” Mas una vez que Jesus aparece, son restaurados a su vida normal.
La última similitud entre ambos casos es la fe.
Fe
La Fe de la mujer hizo que ella arriesgara todo para buscar a Jesús. La fe de Jairo iba en contra de sus tradiciones judías y creía que Jesús tenía el poder de salvar. Jesús elogió tanto al padre como a la mujer por su fe. Leamos sobre la fe de Jairo.
Marcos 5:23 (NTV) y le rogó con fervor: «Mi hijita se está muriendo—dijo—. Por favor, ven y pon tus manos sobre ella para que se sane y viva».
Este padre tenía fe en que Jesus sanara a su hija a pesar de que esta estaba muriendo. Y su fe le valió porque cuando llegan, la niña no solo está enferma gravemente, ya ha muerto. ¡Hasta ya habían contratado a los que lloraban en los funerales! Mas para Jesus no hay nada imposible si uno cree. Y ¡él revivió a la niña!
Ahora veamos la fe de la mujer:
Marcos 5:28, 34 (NTV) Pues pensó: «Si tan solo tocara su túnica, quedaré sana»…. Y él le dijo: «Hija, tu fe te ha sanado. Ve en paz. Se acabó tu sufrimiento».
La fe de esta mujer si que también era grande. Ella no pido que Jesus la tocara, si no que pensó dentro de sí que con solo tocar una orilla de la túnica de Jesús sanabria. Y ¡así fue! Después de sufrir tantos años y de gastar todo lo que tenía y de vivir en soledad, despreciada por la sociedad, ella por fin queda libre de su tormento.
Son muchas las desesperaciones que nos hacen venir a Jesús. Sin embargo, lo que todos tenemos en común es una vida cambiada a través de la fe en Jesucristo. Él es el único que nos da la libertad, sanidad y restauración.