Hoy estamos entrando al conteo regresivo del libro de Marcos. Jesus ya ha sido apresado y su identidad ha sido puesta en juicio. En los primeros versículos del capítulo 15 de Marcos veremos a Jesús frente a Pilato. Este hombre, como muchos de ustedes aquí presentes, estaba en busca de la verdad. Lo malo es que venía con sus propias ideas de que era la verdad. Y es que
Podemos luchar por mantener una perspectiva adecuada de nuestras propias opiniones cuando se trata de Jesús. Al igual que los personajes de nuestra historia de hoy, las personas a menudo llevan sus nociones preconcebidas sobre Jesús en sus interacciones con Él, lo que afecta su comprensión de los acontecimientos que los rodean. Como ya es usual, te planteamos una pregunta para que medites en ella al leer esta lección. La pregunta de hoy es: ¿Cómo manejarás la verdad sobre Jesús?
Pilato estuvo en este mismo lugar que tú hace más de 2000 años. Y es que cada uno de nosotros debe tomar su propia decisión sobre quién pensamos que es Jesús.
En Marcos 15:1-15, Pilato hace seis preguntas diferentes en su búsqueda de la verdad. El evangelio de Juan agrega una séptima que es una de las preguntas más profundas de la historia.
Juan 18:38 (NTV) —¿Qué es la verdad?—preguntó Pilato. …
¿Que es la verdad? ¡Una pregunta tan profunda para que la haga un político!
La verdad es un concepto fluido en el mundo actual. Esto quiere decir que la verdad fluctúa y es subjetiva y depende del contexto. En otras palabras, la verdad no es una realidad fija sino que varía según la persona y sus circunstancias o experiencias. En esta definición, todos tienen su propia verdad. Pero esa no es la definición que nos da Jesús.
Parece que Pilato si quiere saber qué es la verdad. Sin embargo, su posición como prefecto romano no lo dejará ver la respuesta. Veamos la primera pregunta del pasaje de Marcos:
Pilato preguntó si Jesús era “el rey de los judíos”, una pregunta que tenía ramificaciones políticas. Esta frase aparece seis veces en el capítulo.
Conozcamos un poco de Pilato:
Marcos 15:1 (NTV) Muy temprano por la mañana, los principales sacerdotes, los ancianos y los maestros de la ley religiosa—todo el Concilio Supremo—se reunieron para hablar del próximo paso. Ataron a Jesús, se lo llevaron y lo entregaron a Pilato, el gobernador romano.
El Concilio Supremo es otro nombre para el Sanedrín. Estos trajeron a Jesús ante Pilato. Él llevaba a cabo los juicios temprano en la mañana. Por eso es que el Concilio Supremo trajo a Jesús tan temprano. Pero ¿quién fue Pilato? El historiador judío Josefo y el filósofo judío Filón aportan algunas ideas sobre el carácter de Poncio Pilato, aunque sus relatos difieren en algunos detalles.
En su obra Antigüedades de los judíos, Josefo menciona a Pilato en el contexto de varios incidentes durante su gobierno de Judea. Josefo describe a Pilato como un gobernante duro e inflexible, conocido por su corrupción y crueldad. Un incidente notable que menciona Josefo es el uso que hizo Pilato de los fondos del templo para financiar la construcción de un acueducto, lo que provocó indignación entre la población judía.
El filósofo Filón, en su obra Embajada ante Cayo, retrata a Pilato como un gobernante brutal e insensible. Critica a Pilato por su falta de respeto por las costumbres judías y su enfoque de gobierno de mano dura.
El médico Lucas, en su evangelio, también nos dice un poco de quien era Pilato:
Lucas 13:1 (NTV) En esos días, le informaron a Jesús que Pilato había asesinado a varias personas de Galilea mientras ofrecían sacrificios en el templo.
De acuerdo con el relato de Lucas y los escritos de Filón y Josefo, Pilato era una persona cruel, malvada, asesina, un estafador e irrespetuoso que no respetaba ni el templo donde le daban adoración a Dios.
Mas ahora se encuentra frente a frente con Jesus. Y aquí es donde hace esta pregunta política.
Marcos 15:2 (NTV) Pilato le preguntó a Jesús: —¿Eres tú el rey de los judíos? —Tú lo has dicho —contestó Jesús.
Al preguntarle si era el rey de los judios, esto dejaba de ser algo religioso y pasaba a ser político. Decir que él era el Mesías, era una cuestión religiosa. Esto no le importaba a Pilato, pero llamarlo “rey” ya era otra cosa porque podía ser un peligro potencial para el imperio romano.
La respuesta de Jesus fue; “tu lo has dicho”. O sea, para que quieres que te conteste si tu ya sabes la respuesta. Esta es la misma pregunta que también le hizo el Sumo sacerdote a Jesús en Marcos 14:61. Como en el caso del sumo sacerdote, las palabras de Marcos convierten a Pilato en un confesor sin saberlo. Una vez más, incluso las bocas de los enemigos de Jesús lo confiesan sin darse cuenta (Comentario del Pilar del Nuevo Testamento), y es que “ante el nombre de Jesús, se doble toda rodilla en el cielo y en la tierra y debajo de la tierra, y toda lengua declare que Jesucristo es el Señor para la gloria de Dios Padre” (Filipenses 2:10-11 NTV).
Pilato le preguntó a Jesús por qué no se defendía contra las acusaciones del Sanedrín. Con tranquila confianza, Jesús no dijo nada.
Marcos 15:3-5 (NTV) Entonces los principales sacerdotes siguieron acusándolo de muchos delitos, y Pilato le preguntó: «¿No vas a contestarles? ¿Qué me dices de las acusaciones que presentan en tu contra?». Entonces, para sorpresa de Pilato, Jesús no dijo nada.
Aquí hay dos preguntas. Estas son la segunda y tercera pregunta del pasaje de Marcos.
Los principales sacerdotes “siguieron acusándolo de muchos delitos”. Esto era una continuación del juicio falso al que sometieron a Jesús después que lo apresaron. Cualquiera se defendería de acusaciones falsas. ¿Qué clase de persona solo se queda callado escuchando que hablan mentiras de su persona Jesus. Él está seguro de quién es. No está definido por lo que los principales sacerdotes piensan de él. Él sabe quién es y punto. No necesita defenderse ni pelear su caso.
La cuarta y quinta pregunta de Marcos van dirigidas a la multitud y no a Jesus.
Pilato le preguntó a la multitud sobre qué hacer con Jesús. Estaba tratando de evitar la responsabilidad personal en torno a la pregunta de Jesús.
Los funcionarios y ciudadanos romanos estaban demasiado ocupados construyendo un imperio para darse cuenta de que Dios mismo caminaba entre ellos. Posible que Pilato hubiera oído de Jesus, pero no le habría dado importancia ya que lo consideraban un problema de los judios. Es más, Pilato no quería tener nada que ver con este caso. Él continuamente trató de desviar la responsabilidad hacia las autoridades judías o hacia Jesús mismo durante el juicio y la sentencia. Vemos en otros relatos del evangelio que en realidad trató de pasárselo a Herodes sólo para quitarse de encima la situación de Jesús.
Lucas 23:6-7 (NTV) —Ah, ¿es galileo?—preguntó Pilato. Cuando le dijeron que sí, Pilato lo mandó a Herodes Antipas, porque Galilea estaba bajo la jurisdicción de Herodes, y dio la casualidad de que se encontraba en Jerusalén en ese momento.
Y como nada de eso le funcionó, quiso pasar la responsabilidad al pueblo.
Marcos 15:6-8 (NTV) Ahora bien, era costumbre del gobernador poner en libertad a un preso cada año, durante la celebración de la Pascua, el que la gente pidiera. Uno de los presos en ese tiempo era Barrabás, un revolucionario que había cometido un asesinato durante un levantamiento. La multitud acudió a Pilato y le pidió que soltara a un preso como era la costumbre.
Marcos 15:9-12 (NTV) «¿Quieren que les deje en libertad a este “rey de los judíos”?», preguntó Pilato. (Pues ya se había dado cuenta de que los principales sacerdotes habían arrestado a Jesús por envidia). Sin embargo, en ese momento, los principales sacerdotes incitaron a la multitud para que exigiera la libertad de Barrabás en lugar de la de Jesús. Pilato les preguntó: —Entonces, ¿qué hago con este hombre al que ustedes llaman rey de los judíos?
La cuarta pregunta que hace es: “¿Quieren que les deje en libertad a este “rey de los judíos”?“
La quinta pregunta: “¿qué hago con este hombre al que ustedes llaman rey de los judíos?“
De nuevo, dos veces más, se refiere a Jesús como el rey de los judios. ¿Se está burlando Pilato ahora? ¿O tal vez los está poniendo a prueba para ver qué piensa la multitud de él? Quizás esté usando el término una y otra vez para justificar la eventual crucifixión. No se sabe a ciencia cierta. Lo que sí está claro es que Pilato está tratando de evitar la responsabilidad personal con respecto al juicio y condena de Jesús. Quiere limpiarse las manos. La multitud muerde el anzuelo:
Marcos 15:13-14 (NTV) —¡Crucifícalo!—le contestaron a gritos. —¿Por qué?—insistió Pilato—. ¿Qué crimen ha cometido? Pero la turba rugió aún más fuerte: —¡Crucifícalo!
La sexta pregunta es: “¿Por qué?” y va de la mano con “¿Qué crimen ha cometido?” Así que no cuentan como dos preguntas separadas. ¿Será que acaso Pilato quería que la gente viera razón? ¿Estaba tratando de darle una oportunidad a Jesús? Parece que tenía un poco de decencia a pesar de ser cruel y desalmado. Lo que pasa es que:
Pilato representa a un buscador espiritual, atrapado en medio de dos opciones. Es difícil escuchar al verdadero Jesús cuando el mundo te grita en odio en contra de él.
Por un lado, Pilato cree en la inocencia de Jesus, pero por el otro, tiene a la gente gritándole con odio y rabia que lo crucifique. La multitud fue instigada por los líderes judíos. Ellos estaban cegados por la tradición. Jesus no encajaba en su caja religiosa elaborada cuidadosamente con un sin número de leyes vanas. El mensaje de esperanza y salvación de Jesús no se alineaba bien con su sistema de reglas y requisitos.
Volviendo a la pregunta: ¿Qué crimen ha cometido? La respuesta es ninguno.
Jesús vivió una vida perfecta y sin pecado. Todas estas acusaciones fueron inventadas por la élite religiosa. Jesús iría a la cruz por nuestros pecados, no por los suyos porque nunca pecó. Pero ten en cuenta que a la multitud no le importó la respuesta. Y ahora la multitud se ha convertido en una turba.
En una turba, la gente se deja llevar por la corriente en lugar de destacarse y sufrir el desprecio de la gente enojada que los rodea. Muchos por miedo al qué dirán o a las recuperaciones de los demás no alzan su voz en contra de la injusticia. Prefieren unirse a la voz popular.
Debemos comenzar admitiendo que estamos equivocados, que no podemos salvarnos a nosotros mismos para seguir a Jesús. Eso es, por naturaleza, un mensaje ofensivo. Por eso es que no todos entrarán en el Reino de Dios ya que es más fácil entrar por la puerta ancha que por la angosta (Mateo 7:13-14).
Entonces, miremos a cual voz escuchó Pilato:
Marcos 15:15 (NTV) Entonces Pilato, para calmar a la multitud, dejó a Barrabás en libertad. Y mandó azotar a Jesús con un látigo que tenía puntas de plomo, y después lo entregó a los soldados romanos para que lo crucificaran.
La voz más fuerte y llena de odio ganó. No quiso enfrentarse a una revuelta así que soltó al verdadero criminal y condenó a Jesus. A pesar de que él sabía que Jesús era inocente, prefirió estar de acuerdo con la mayoría que con su yo interior.
Volvamos a la pregunta que presenta Mateo y que vivimos al principio, a la cual llamaremos la séptima pregunta de Pilato:
Juan 18:38 (NTV) —¿Qué es la verdad?—preguntó Pilato. …
El contexto de la pregunta de Pilato viene del contexto del evangelio de Juan. Allí Jesús hizo una valiente declaración:
Juan 18:37 (NTV) Pilato le dijo: —¿Entonces eres un rey? —Tú dices que soy un rey —contestó Jesús—. En realidad, yo nací y vine al mundo para dar testimonio de la verdad. Todos los que aman la verdad reconocen que lo que digo es cierto.
En otras palabras, Jesús le dijo a Pilato: la verdad existe y yo nací para contártela.
La verdad no tiene que ver con ideas o teorías; La verdad trata de una persona. El camino hacia la vida comienza con confiar en la verdad sobre Jesús.
Juan 14: 6 (NTV) Jesús le contestó: —Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie puede ir al Padre si no es por medio de mí.
Entonces, la verdad es Jesus. Punto final. No hay más. No son las teorías o ideas planteadas por alguien. Se trata de Jesus. Entonces, ahora que sabes que la verdad es Jesus, te hago la pregunta clave de hoy: ¿Cómo manejarás la verdad sobre Jesús?
Porque no se trata de lo que tu crees que es la verdad. Ni de lo que la sociedad, la religión o tu mejor amigo,a te dice que es la verdad. La verdad es Jesus y lo que él dice. Nuestras perspectivas y opiniones forman el núcleo de nuestra comprensión del mundo que nos rodea. El simple hecho de tener opiniones y prejuicios no es, en sí mismo, algo malo. Lo que sí es malo es dejar que nuestros prejuicios pasen desapercibidos o afecten inconscientemente nuestra visión de la realidad de tal manera que no podemos ver por completo el regalo de Jesús: su salvación.