La Biblia nos advierte que el pecado trae muerte a nuestras vidas. Pero esto no es sólo una declaración sobre la muerte espiritual o de las consecuencias eternas de nuestro pecado. Tiene implicaciones en nuestra vida cotidiana.

 Muerte relacional
El pecado mata las relaciones. Piensalo. Cuando pecamos contra un amigo o un familiar, poco a poco se deteriora esa relación. Con el tiempo, si no se controla, el pecado puede destruir totalmente una relación.

 Muerte emocional
El pecado destruye las emociones. Ya sea que tu pecado es el que está causando estragos emocionales en otra persona, o alguien más haciendo estragos emocionales en ti. El pecado tiene una manera de matarnos emocionalmente.

 Muerte financiera
El pecado sale caro. Sea que se trate de un divorcio que te lleva a la quiebra o de un accidente por conducir ebrio, el pecado nos cuesta individualmente y como sociedad.

 Muerte física
A veces el pecado, literalmente, puede ser mortal. El asesinato, que es parte de los 10 mandamientos, es un pecado. La guerra es el resultado del pecado en muchos niveles. La embriaguez es un pecado, y el conducir ebrio ha cobrado muchas vidas inocentes.

 Muerte espiritual
En última instancia, el pecado en realidad da lugar a la muerte espiritual y a la separación de Dios. De eso es lo que Romanos 6:23 está hablando. Pero sigue leyendo el versículo y verás las buenas noticias. El punto que el autor está haciendo es que Dios nos rescata a través de Jesucristo.

 

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