A medida que continuamos en nuestro viaje a través del evangelio de Marcos, estamos viendo dos pasajes separados hoy. Si no prestas atención, puede parecer que se repite la misma historia. Estamos hablando de la alimentación de los 5000 en el capítulo 6 de Marcos y la alimentación de los 4000 en el capítulo 8 de Marcos.
Antes de que entremos de lleno en la lección de hoy, contesta la siguiente pregunta: Si Dios hiciera un milagro en tu vida, ¿lo reconocerías como tal?
Buscando Descanso
Jesús sabía la importancia de equilibrar el trabajo y el descanso. Cuando su descanso fue interrumpido, Jesús respondió con compasión. Los discípulos respondieron con frustración.
Marcos 6:30-31 (NTV) Los apóstoles regresaron de su viaje y le contaron a Jesús todo lo que habían hecho y enseñado. Entonces Jesús les dijo: «Vayamos solos a un lugar tranquilo para descansar un rato». Lo dijo porque había tanta gente que iba y venía que Jesús y sus apóstoles no tenían tiempo ni para comer.
Los discípulos habían regresado de su misión. Habían sido enviados en parejas, predicando el arrepentimiento, la sanidad y la expulsión de demonios. Sin duda tenían historias para compartir y preguntas para hacerle a Jesús. Querían pasar tiempo con él. Había tanta demanda de su tiempo que ni siquiera habían estado comiendo. Habían estado trabajando duro y Jesús sabía que necesitaban descansar. No solo buscaban descanso sino que buscaban el silencio y la solitud de la multitud. ¿Son estas disciplinas espirituales las que estamos incorporando en nuestro caminar con Jesús? Si no, deberías hacerlas parte de tu búsqueda de Dios.
Marcos 6:32-34 (NTV) Así que salieron en la barca a un lugar tranquilo, donde pudieran estar a solas; pero muchos los reconocieron y los vieron salir, y gente de muchos pueblos corrió a lo largo de la orilla y llegó antes que ellos. Cuando Jesús salió de la barca, vio a la gran multitud y tuvo compasión de ellos porque eran como ovejas sin pastor. Entonces comenzó a enseñarles muchas cosas.
Cuando llegan a su destino, la multitud ya les ha ganado y están allí esperándolos. Adiós a la paz y tranquilidad. La primera respuesta de Jesús fue la compasión y no la frustración, ni ira, ni preocupación. Eran como ovejas sin pastor. Estaban vulnerables al ataque. Era probable que deambularan y se perdieran. No sabían dónde encontrar comida. Todas estas diferentes necesidades y lo primero que hace Jesús es enseñarles.
Marcos 6:35-36 (NTV) Al atardecer, los discípulos se le acercaron y le dijeron: —Este es un lugar alejado y ya se está haciendo tarde. Despide a las multitudes para que puedan ir a las granjas y aldeas cercanas a comprar algo de comer.
Los discípulos esperaban descanso. Eso les había dicho Jesús cuando partieron en la barca. No han descansado desde que llegaron a la multitud que los esperaba. Ellos ven una necesidad. La solución de los discípulos para deshacerse de la necesidad fue deshacerse de los necesitados. Mas no Jesús.
Alimentando a 5000
Dios tiene recursos ilimitados, pero a menudo nos pide que traigamos nuestras escasas ofrendas a él y él las multiplica. Él nos invita a ser parte de su obra y parte de sus milagros.
Marcos 6:37-40 (NTV) Jesús les dijo: —Denles ustedes de comer. —¿Con qué?—preguntaron—. ¡Tendríamos que trabajar durante meses para ganar suficiente a fin de comprar comida para toda esta gente! 38 —¿Cuánto pan tienen?—preguntó—. Vayan y averigüen. Ellos regresaron e informaron: —Tenemos cinco panes y dos pescados. 39 Entonces Jesús les dijo a los discípulos que sentaran a la gente en grupos sobre la hierba verde. 40 Así que se sentaron en grupos de cincuenta y de cien.
Los discípulos dijeron que tendrían que trabajar durante meses para ganar suficiente dinero para comprar alimentos para todas esas personas. ¿Fue este un comentario hecho con incredulidad? ¿Fue hecho con ira o resentimiento contra la necesidad de la multitud? No podemos decirlo con certeza y debemos tener cuidado con las especulaciones, pero al menos parece que estaban frustrados con la respuesta de Jesús.
Se tuvieron que tomar pasos de obediencia que condujeron al milagro: Fueron y averiguaron cuánto pan tenían. Se sentaron en grupos de 50 y 100.
Marcos 6:41-44 (NTV) Jesús tomó los cinco panes y los dos pescados, miró hacia el cielo y los bendijo. Luego, a medida que partía los panes en trozos, se los daba a sus discípulos para que los distribuyeran entre la gente. También dividió los pescados para que cada persona tuviera su porción. Todos comieron cuanto quisieron, y después los discípulos juntaron doce canastas con lo que sobró de pan y pescado. Un total de cinco mil hombres y sus familias se alimentaron.
Por el evangelio de Juan, sabemos que los cinco panes y los pececillos eran de un niño de la multitud y no de los propios suministros de los discípulos. También sabemos que eran panes de “cebada” o sea “pan de pobre” como se les conocía. Era pan de la marca barata y no de alta calidad.
Jesús tiene un excelente historial de crear algo de la nada. Así creó el mundo. No necesitaba los panes y los peces del muchachito, pero lo invitó a ser parte del milagro. Imagínate el impacto que esto tuvo en el muchacho, sabiendo que Jesús usó su escasa ofrenda para bendecir a tantos. Ese es el mismo aliento que tú y yo recibimos cuando le traemos a Dios nuestro tiempo, talentos y tesoros y él los usa para obrar milagros en la vida de los demás.
Efesios 3:20-21 (NTV) Y ahora, que toda la gloria sea para Dios, quien puede lograr mucho más de lo que pudiéramos pedir o incluso imaginar mediante su gran poder, que actúa en nosotros. ¡Gloria a él en la iglesia y en Cristo Jesús por todas las generaciones desde hoy y para siempre! Amén.
Este milagro era otra oportunidad para glorificar a Jesús y proporcionar evidencia de que él es el Hijo de Dios. Debemos de sentirnos privilegiados de que su poder actúe a través de nosotros como dice lo que dijimos en Efesios.
A menudo abordamos los problemas y las necesidades con una actitud de escasez. Dios puede lograr más de lo que podemos pensar en pedir. ¿Por qué nos enfocamos en nuestros recursos, o la falta de ellos, en lugar de acudir a Dios con recursos ilimitados? ¡Jesús alimentó a 5000 hombres más sus familias con solo 5 panes y dos peces y hasta sobró!
Jesús involucró a los discípulos en la distribución – otro ejemplo de invitarnos a ser parte del milagro. Él no tenía que hacerlo de esa manera. Todos comieron tanto como quisieron. Jesús no era tacaño. No tenían que racionar la comida. Comieron todo lo que quisieron y sobraron doce canastas. Tampoco era que Jesús no fuera un derrochador. Hizo que los discípulos recogieran las sobras. Esto muestra la Importancia de la mayordomía.
Otro detalle importante que vemos aquí es que si no comías lo suficiente, era tu culpa. La comida estaba allí. Lo mismo ocurre con el alimento espiritual. Si no estás comiendo lo suficiente; es tu propia culpa. Leer la Palabra, orar, escuchar sermones, adoración, grupos pequeños, relaciones de mentoría,
Este relato pasó en el capítulo 6 y luego, si nos saltamos al capítulo 8 vemos un milagro parecido. Parece un caso de deja vu. Si no estás leyendo con atención, puede que pienses que es el mismo milagro contado dos veces. Pero no lo es.
Repítelo
Jesús alimentó a 5000 hombres más a sus familias con 5 panes y dos pescados en el capítulo 6. Luego se va a otras ciudades. Hace muchos otros milagros. Y nuevamente se ve en la misma posición del cap.6. Leamos
Marcos 8:1-4 (NTV) En esos días, se reunió otra gran multitud, y de nuevo la gente quedó sin alimentos. Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: —Siento compasión por ellos. Han estado aquí conmigo durante tres días y no les queda nada para comer. Si los envío a sus casas con hambre, se desmayarán en el camino porque algunos han venido desde muy lejos. Sus discípulos respondieron: —¿Cómo vamos a conseguir comida suficiente para darles de comer aquí en el desierto?
Marcos usa la frase “de nuevo”. En otras palabras, hemos recorrido este camino antes. Sin embargo, los discípulos parecen haberse olvidado por completo de la alimentación de los 5.000.
Vemos a Jesús nuevamente movido por la compasión. Este es un tema que vemos a lo largo de los evangelios. Nuevamente invita a los discípulos a participar del milagro. Y una vez más los discípulos preguntan cómo van a alimentar a tanta gente. Parece que ya se les había olvidado que un tiempo atrás Jesús había demostrado su gran poder alimentando aún a más personas que en esta ocasión. Como que no aprendieron la lección la primera vez así que Jesus tiene que repetirla.
Marcos 8:5-7 (NTV) —¿Cuánto pan tienen?—preguntó Jesús. —Siete panes—contestaron ellos. Entonces Jesús le dijo a la gente que se sentara en el suelo. Luego tomó los siete panes, dio gracias a Dios por ellos, los partió en trozos y se los dio a sus discípulos, quienes repartieron el pan entre la multitud. También encontraron unos pescaditos, así que Jesús los bendijo y pidió a sus discípulos que los repartieran.
Parece que los discípulos son la fuente del pan esta vez. Ellos nuevamente están involucrados en la distribución del pan.
Marcos 8:8-10 (NTV) Todos comieron cuanto quisieron. Después los discípulos recogieron siete canastas grandes con la comida que sobró. Ese día había unos cuatro mil hombres en la multitud, y Jesús los envió a sus casas luego de que comieron. Inmediatamente después, subió a una barca con sus discípulos y cruzó a la región de Dalmanuta.
La multitud comió todo lo que quiso. Jesús fue extravagante en la cantidad de comida que le ofrecieron. Es fácil criticar a los discípulos, pero ¿cuán rápido olvidamos la fidelidad de Dios? Lo vemos sacarnos adelante en situaciones difíciles y tan pronto como surge el siguiente problema, entramos en pánico.
Somos igual que los discípulos. No aprendemos la lección la primera vez así que Jesús a veces tiene que repetirla más de una vez. Entonces, ¿cuál es nuestra respuesta a la pregunta del principio?
Si Dios hiciera un milagro en tu vida, ¿lo reconocerías como tal?
¿Nos damos cuenta de que Dios siempre está proveyendo para nosotros ? ¿Vemos su mano moverse en nuestra vida? ¿Vemos su protección sobre nuestros hijos? Deberíamos. Pablo nos lo recuerda en Filipenses.
Filipenses 4:19 (NTV) Y este mismo Dios quien me cuida suplirá todo lo que necesiten, de las gloriosas riquezas que nos ha dado por medio de Cristo Jesús.
Y es que se puede confiar en un Dios que ha suplido nuestra mayor necesidad: el perdón de nuestros pecados. Él murió en la cruz y resucitó al tercer día para traernos salvación y tener vida eterna con él en el cielo. Así que podemos confiar que él suplirá todas nuestras necesidades.