¿Qué quiso decir Jesús cuando nos dijo que pidiéramos, buscáramos y llamáramos en Mateo?
Mateo 7:7-8 (NTV) »Sigue pidiendo y recibirás lo que pides; sigue buscando y encontrarás; sigue llamando, y la puerta se te abrirá. Pues todo el que pide, recibe; todo el que busca, encuentra; y a todo el que llama, se le abrirá la puerta.
¿Es esto una promesa o un principio? Hoy aprenderemos, si lo de pedir, buscar y llamar es un principio al igual que Proverbios 22:6. Lucas nos narró una parábola acerca de la perseverancia de seguir pidiendo, buscando y llamando.
Lucas 18:1-5 (NTV) Cierto día, Jesús les contó una historia a sus discípulos para mostrarles que siempre debían orar y nunca darse por vencidos. «Había un juez en cierta ciudad —dijo—, que no tenía temor de Dios ni se preocupaba por la gente. Una viuda de esa ciudad acudía a él repetidas veces para decirle: “Hágame justicia en este conflicto con mi enemigo”. Durante un tiempo, el juez no le hizo caso, hasta que finalmente se dijo a sí mismo: “No temo a Dios ni me importa la gente, pero esta mujer me está volviendo loco. Me ocuparé de que reciba justicia, ¡porque me está agotando con sus constantes peticiones!”».
¡Qué parábola! El punto de esta parábola es: orar siempre y nunca rendirse
Entonces la pregunta clave de hoy es: Si sigues llamando, ¿Dios abrirá la puerta? Vayamos a Hechos para encontrar nuestra respuesta.
Hechos 12:1-2 (NTV) Por ese tiempo, el rey Herodes Agripa comenzó a perseguir a algunos creyentes de la iglesia. Mandó matar a espada al apóstol Santiago (hermano de Juan).
Llegamos al capítulo 12 de los Hechos de los apóstoles y vemos que una vez más, entre muchas otras, los creyentes están siendo perseguidos. En esta ocasión, es el rey Agripa el que los está persiguiendo. Santiago es asesinado. Él es el primer apóstol en irse.
Hechos 12:3-4 (NTV) Cuando Herodes vio cuánto esto le agradó al pueblo judío, también arrestó a Pedro. … Después lo metió en la cárcel y lo puso bajo la vigilancia de cuatro escuadrones de cuatro soldados cada uno. Herodes tenía pensado llevar a Pedro a juicio público después de la Pascua.
¿Te suena familiar? Debería porque lo hemos leído en Juan.
Juan 21:18-19 (NTV) »Te digo la verdad, cuando eras joven, podías hacer lo que querías; te vestías tú mismo e ibas adonde querías ir. Sin embargo, cuando seas viejo, extenderás los brazos, y otros te vestirán y te llevarán adonde no quieras ir.
Este Herodes, no hay que confundirlo con los otros, Herodes (este Herodes era sobrino de Herodes Antipas quien no quiso juzgar a Jesús y lo regresó con Pilatos) mandó a asesinar a espada al apóstol Santiago, hermano de Juan. También encarcela a Pedro. Así que Santiago muere, Pedro no.
Mientras Pedro estaba encarcelado, Dios lo rescató milagrosamente a través de un ángel, pero los creyentes que oraban se sorprendieron cuando sus oraciones fueron contestadas.
Hechos 12:5 (NTV) Pero, mientras Pedro estaba en la cárcel, la iglesia oraba fervientemente por él.
Aquí vamos. ¡La oración funciona! Leamos la historia en Hechos.
Hechos 12:6-8 (NTV) La noche antes de ser sometido a juicio, Pedro dormía sujetado con dos cadenas entre dos soldados. Otros hacían guardia junto a la puerta de la prisión. De repente, una luz intensa iluminó la celda y un ángel del Señor se puso frente a Pedro. El ángel lo golpeó en el costado para despertarlo y le dijo: «¡Rápido! ¡Levántate!». Y las cadenas cayeron de sus muñecas. Después, el ángel le dijo: «Vístete y ponte tus sandalias». Pedro lo hizo, y el ángel le ordenó: «Ahora ponte tu abrigo y sígueme».
Hechos 12:9-10 (NTV) Así que Pedro salió de la celda y siguió al ángel, pero todo el tiempo pensaba que era una visión; no se daba cuenta de que en verdad eso estaba sucediendo. Pasaron el primer puesto de guardia y luego el segundo y llegaron a la puerta de hierro que lleva a la ciudad, y esta puerta se abrió por sí sola frente a ellos. De esta manera cruzaron la puerta y empezaron a caminar por la calle, y de pronto el ángel lo dejó.
Hechos 12:11 (NTV) Finalmente Pedro volvió en sí. «¡De veras es cierto!—dijo—. ¡El Señor envió a su ángel y me salvó de Herodes y de lo que los líderes judíos tenían pensado hacerme!».
Hechos 12:12-14 (NTV) Cuando se dio cuenta de esto, fue a la casa de María, la madre de Juan Marcos, donde muchos se habían reunido para orar. Tocó a la puerta de entrada, y una sirvienta llamada Rode fue a abrir. Cuando ella reconoció la voz de Pedro, se alegró tanto que, en lugar de abrir la puerta, corrió hacia adentro y les dijo a todos: —¡Pedro está a la puerta!
El siguiente versículo es el que arroja luz sobre la oración:
Hechos 12:15 (NTV) —¡Estás loca!—le dijeron. Como ella insistía, llegaron a la conclusión: «Debe ser su ángel».
¿Captaste la idea?
Los creyentes oraron, pero no esperaban del todo la liberación de Pedro; tenían expectativas diferentes. Podemos orar, pero no siempre anticipamos las respuestas de Dios.
Los creyentes no podían creerlo cuando Pedro fue rescatado. Déjame decirlo de otra manera para asegurarme de que entiendes el punto: La iglesia oró muy fervientemente por Pedro… y luego no podía creer cuando sus oraciones fueron contestadas. En otras palabras: no esperaban este resultado. Quedaron impactados. No parece muy grave, ¿verdad? Pero si lo es. ¿Dónde estaba su fe?
Una de dos posibles respuestas: o no estaban orando por su rescate, solo por fortaleza. Probablemente sabían lo que Jesús había dicho acerca de él; de cómo moriría y oraban para que Dios lo fortaleciera en ese momento duro. O estaban orando por su rescate, pero con poca fe. Esto era obvio, o todos habrían corrido hacia la puerta al oír el golpe.
Hechos 12:16-17 (NTV) Mientras tanto, Pedro seguía tocando. Cuando por fin abrieron la puerta y lo vieron, quedaron asombrados. Él les hizo señas para que se callaran y les contó cómo el Señor lo había sacado de la cárcel. «Díganles a Santiago y a los demás hermanos lo que pasó», dijo. Y después se fue a otro lugar.
Un par de notas al azar aquí: “Díganles a Santiago”. Santiago, el hermano de Jesús, no el mártir asesinado por Herodes (Gálatas 1:19; cf. Marcos 6:3; 1 Corintios 15:7). Una indicación de que Santiago era un líder en la iglesia (ver también Hechos 15) a otro lugar: ¿dejó Jerusalén? Ahora Pedro se desvanece en Hechos (aparece una vez más en el capítulo 15). Desde aquí seguimos a Pablo y su ministerio.
Pero con referente a la pregunta de hoy: Pedro siguió tocando hasta que finalmente abrieron la puerta. Algunos de nosotros nos sentimos así con la oración. Somos nosotros los que llamamos a la puerta… ¿abrirá alguna vez? ¿Es Mateo 7:8 una promesa o un principio? ¡Ambos! La respuesta se puede encontrar en un versículo más:
Jesús alentó la persistencia en la oración; la oración trata de estar en relación con Dios, pero teniendo en cuenta que Sus respuestas se alinean con Su voluntad y no con la nuestra.
1 Juan 5:14 (NVI) Esta es la confianza que tenemos al acercarnos a Dios: que, si pedimos cualquier cosa conforme a su voluntad, él nos oye.
Desglosamos este versículo para ver qué el que “pide, busca y llama: recibe” es tanto un principio como una promesa. Este es el principio: la oración se trata de conectarse con Dios y lo vemos al leer: “acercarnos a Dios” La oración se trata de Dios, no de lo que él puede darnos.
Esto es lo que aprendieron los primeros discípulos. Pedro no era el enfoque central de la historia; Jesús lo fue. Demasiadas personas “piden, buscan, llaman” para sus propios propósitos egoístas. No se trata de eso. Se trata de acercarnos a Dios. De estar en su presencia. “…a todo el que llama, se le abrirá la puerta.” (Mateo 5:8) Esta es una invitación a la relación con Dios.
“Conforme a su voluntad”. Esta es la parte de la promesa: la voluntad de Dios SE hará. ¡Eso es seguro! El punto: cuanto más estemos “con Dios”, en su presencia, más podremos pedir “conforme a su voluntad”. Y esas son las oraciones que obtienen respuesta.
Santiago 4:3 (NTV) Aun cuando se lo piden, tampoco lo reciben porque lo piden con malas intenciones: desean solamente lo que les dará placer.
“A todo el que llama, se le abrirá la puerta” se trata de la voluntad de Dios, no de la nuestra.
Entonces, Si sigues llamando, ¿Dios abrirá la puerta? Absolutamente, porque quiere tener una relación contigo. Así que sigue llamando, sigue buscando, sigue pidiendo. Pero al igual que los discípulos, es posible que lo que encuentres no sea lo que esperabas. Ésta es la esencia de una vida sometida a Jesús.