Lo que Aristóteles pensó acerca de “la buena vida” – el ideal difícil de alcanzar que cada persona está buscando en la vida – no estaba lejos de lo que enseñó el mismo Jesús. Sin embargo, las ideas de Aristóteles quedaron un poco cortas porque le faltaba la pieza central del rompecabezas.

Dos tipos de bien.
Aristóteles enseñaba que había dos tipos de “bien”:  relativo y no relativo. El “bien relativo” incluye las cosas que son útiles para el bien de otras cosas, como el dinero (que es bueno para que nos compremos cosas). El “bien no relativo” incluye todo lo que es bueno para su propio bien, independientemente de su utilidad a nada ni a nadie. Bíblicamente hablando, Dios creó el mundo y lo llamó “bueno”. Luego se creó a los seres humanos a su imagen y lo llamó “muy bueno”.

Génesis 1:3-4 Entonces Dios dijo: «Que haya luz»; y hubo luz.  Y Dios vio que la luz era buena.

Génesis 1:27, 31 Así que Dios creó a los seres humanos[a] a su propia imagen.  A imagen de Dios los creó;  hombre y mujer los creó. 31 Entonces Dios miró todo lo que había hecho, ¡y vio que era muy bueno!

La cosa número uno que todos queremos.
Según Aristóteles, todo ser humano quiere ser feliz. Por lo tanto, la felicidad es el máximo “bien no relativo”, y elegimos otros “bienes relativos” por el bien de nuestra felicidad. Pero Aristóteles define la felicidad diferente a como lo hacemos hoy. La palabra griega es eudaimonia, que significa “floreciente”. Todo ser humano quiere florecer – vivir realmente y no sólo existir. Esto, según el filósofo, pasa cuando nuestra alma se ajusta a las virtudes morales e intelectuales – no sólo cuando nos subjetivamente seguimos nuestros corazones. Bíblicamente hablando, esto es en parte lo que honrar a Dios significa. Jesús enseñó a sus discípulos acerca de cómo conocer la verdad – y ser obedientes a ella – conduce a una vida satisfactoria:

Juan 8:31-32 Jesús le dijo a la gente que creyó en él: —Ustedes son verdaderamente mis discípulos si se mantienen fieles a mis enseñanzas; 32 y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres.

Juan 10:10 El propósito del ladrón es robar y matar y destruir; mi propósito es darles una vida plena y abundante.

Lo que Aristóteles habría pasado por alto.
Aristóteles fue un filósofo brillante, pero le faltaba una pieza clave en el rompecabezas de la vida. Esta pieza es que si Dios existe, y si él creó a las personas a su imagen, entonces él tiene la respuesta a “la buena vida”. Sin embargo él pasó esto por alto. De acuerdo con una visión del mundo bíblica, una vida rica y satisfactoria viene al vivir una vida honorable como Dios lo define. Y para cada persona, esto empieza por confiar en Jesús para solucionar el problema básico que se interpone entre nosotros y la buena vida: el pecado.

 

Preguntas de discusión

  1. Preparación: Ver el video juntos o inviten a alguien para establecer la conversación.
  2. Haz dos listas (1) cosas que son relativamente buenas y (2) las cosas que son intrínsecamente buenas.
  3. Lee Génesis 1 y cuenta las veces que la palabra “bueno” aparece. ¿Qué crees que significa en este contexto? ¿Por qué crees que Dios lo llama “muy bueno” al final?
  4. ¿Estás de acuerdo con Aristóteles de que todo el mundo quiere ser feliz? ¿Cómo se define la felicidad?
  5. ¿Estás de acuerdo que la felicidad viene conforme a las virtudes (reglas, principios)? ¿Por qué o por qué no? ¿Crees que nuestra cultura está de acuerdo? Explica.
  6. Lee Juan 10:10. ¿Qué crees que Jesús quiso decir con “una vida plena y abundante”?
  7. ¿Te falta la “buena vida” como Dios la define? Explica. (Para obtener más información, toma la serie de Fundamentos).
  8. Llévatelo: Escribe un paso de acción personal basado en esta conversación.
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