¿Alguna vez te has sentido rechazado? Pueda que tu familia, amistades o hasta la misma sociedad te rechace por ser diferente a ellos; por ser un seguidor de Jesus. Si este es tu caso, no dejes que esto te baje la moral. Jesús mismo fue rechazado por su pueblo natal cuando el regresó para hacer milagros. Y dado a su rechazo e incredulidad, Jesús no pudo obrar muchos milagros.
Identidad equivocada
La gente de Nazaret dejó que su familiaridad con Jesús y las nociones preconcebidas acerca de él les impidiera experimentar una relación genuina con él. Cuando venimos a Jesús, tenemos que venir a él por lo que él es, no por lo que queremos que sea.
Marcos 6:1-3 NTV Jesús salió de esa región y regresó con sus discípulos a Nazaret, su pueblo. El siguiente día de descanso, comenzó a enseñar en la sinagoga, y muchos de los que lo oían quedaban asombrados. Preguntaban: «¿De dónde sacó toda esa sabiduría y el poder para realizar semejantes milagros?». Y se burlaban: «Es un simple carpintero, hijo de María y hermano de Santiago, José, Judas y Simón. Y sus hermanas viven aquí mismo entre nosotros». Se sentían profundamente ofendidos y se negaron a creer en él.
Jesús regresa a su ciudad natal. Nazaret está a unas 20 millas al oeste de Capernaum, donde ocurrieron muchos de los eventos que hemos visto hasta este punto en el evangelio de Marcos. Nazaret era más pequeña que Capernaum. Tenía la reputación de ser una ciudad de “caminos secundarios”. Incluso uno de los discípulos de Jesús, Natanael, cuando se le habló originalmente de Jesús de Nazaret, preguntó: “¿Puede salir algo bueno de Nazaret?” Es uno de esos pueblos donde todo el mundo conoce a todo el mundo y sabe lo que cada quien hace; como dice el dicho “pueblo chico, infierno grande”.
Ya hemos visto en Marcos cómo la fama de Jesús se había extendido por toda Galilea y más allá. Sin duda, las noticias de sus milagros y enseñanzas habían llegado hasta Nazaret. Esto es como el niño de un pueblo pequeño que se va a la gran ciudad y triunfa en el entretenimiento, el atletismo o la política y ahora regresa a sus raíces. Probablemente había mucha anticipación en torno a su regreso, pero también mucho escepticismo. No todos los de su comunidad lo recibirán como un triunfador. Muchos hasta lo rechazaran.
Igual pasó con Jesús. Cuando él se fue de su pueblo no era un rabino. Él era carpintero. No se había entrenado con un rabino famoso. Así que pueda que hubo celos entre los maestros de la ley a su regreso. Los líderes religiosos de Nazaret habían oído hablar de la fama y el seguimiento que Jesús había estado ganando.
Al estilo típico de Marcos, el capítulo 6 entra de lleno en la acción. En la versión de Lucas, que leemos en su capítulo 4, entra en más detalles sobre lo que Jesús enseñó en la sinagoga para hacer que todos se pregunten “¿de dónde sacó toda esta sabiduría y el poder para hacer tales milagros?” Están asombrados por la enseñanza de Jesús. No obstante, cuando dicen: “¿No es este el carpintero?”, es un insulto. No es que la carpintería se considerara un oficio deshonroso, pero no tenía formación formal. No tenía el respaldo de ningún rabino prominente, ni de ningún otro rabino.
También fue un insulto cuando lo llamaron “el hijo de Maria”. Esto es porque, contrario a la costumbre judía, se refirieron a Jesus como el hijo de su madre, versus el hijo de su padre. La costumbre era que al hablar de un hombre se le refería como el hijo de su padre, incluso si su madre era viuda. Entonces puede que aparte de ser un insulto, también podría ser una acusación de que Jesús era un hijo ilegítimo. Ese rumor había circulado en el pequeño pueblo de Nazaret donde todos conocen a todos. Probablemente algo con lo que Jesús y María y José habían lidiado cuando él era un niño.
Luego vemos una referencia a los hermanos y hermanas de Jesús. María y José tuvieron otros hijos. Esto muestra que María no permaneció virgen después del nacimiento de Jesús.
Es asunto de todo esto es, cuando venimos a Jesús, ¿tenemos ideas preconcebidas acerca de quién es él? Para la gente de Nazaret, sus ideas preconcebidas los ofendieron y se negaron a creer en Jesús. Tenemos que venir a él en sus términos, no en nuestros términos. Ellos no entendieron que Jesús era Dios en carne y que fue por medio de él que todo fue creado. (Colosenses 1:15-16 NTV).. Él tiene todo el poder y la autoridad. Cuando venimos a él, nos sometemos a su gobierno en nuestra vida.
Milagros limitados
Nuestra falta de fe en Jesús limita lo milagroso. Esto no es porque él sea incapaz de hacer milagros. Es tan ilógico e infundado que no tengamos fe en Jesús, que Jesús mismo se asombra de nuestra incredulidad.
Marcos 6:4-6 NTV Entonces Jesús les dijo: «Un profeta recibe honra en todas partes menos en su propio pueblo y entre sus parientes y su propia familia». Y, debido a la incredulidad de ellos, Jesús no pudo hacer ningún milagro allí, excepto poner sus manos sobre algunos enfermos y sanarlos. Y estaba asombrado de su incredulidad. Después Jesús fue de aldea en aldea enseñando a la gente.
Jesús tenía multitudes de personas que lo seguían por toda Galilea. Habían venido a verlo desde lugares tan lejanos como Tiro y Sidón, pero los de su ciudad natal no lo honraron. Ese rechazo creó un aguijón muy profundo. ¿Te sientes rechazado? ¿Sientes que nadie te entiende? Jesús ha estado allí. Él sabe cómo te sientes. Tenemos un gran sumo sacerdote que ha pasado por todos los dolores y pruebas que tú y yo pasaremos.
En la versión de Lucas, Jesús dijo: “Sin duda citarás este proverbio: “médico, cúrate a ti mismo, haz milagros aquí en tu ciudad natal como lo hiciste en Cafarnaúm”. Ellos querían ver milagros, no porque creyeran que Jesús podía hacerlos, sino porque si no los hacía, no creerían en él.. Pero a causa de su incredulidad, Jesús hizo pocos milagros allí. Esto fue por falta de fe. La fe de ellos fue de “tengo fe “sólo si” (ponga aquí cualquier cosa que esté deseando que Dios haga) versus fe verdadera. ¿Qué es la fe?
¿Estás experimentando milagros en tu vida? Si no, ¿es por incredulidad? ¿Dudas que Dios pueda obrar milagros en tu vida? ¿Has dado un paso de fe cuando Dios te ha pedido que hagas algo? ¿Lo has honrado incluso cuando te puso en riesgo; relacional, financiero o físicamente? Si nunca damos un paso de fe, no le damos a Dios la oportunidad de manifestarse de manera milagrosa.
Vemos a Jesús asombrado por dos cosas en el NT (Nuevo Testamento), Primero, se as0mbra de la fe de un gentil y aqui, se asombra de la incredulidad del pueblo judío. La incredulidad tiene que ser un pecado monstruoso para que Jesús se asombre. ¿Qué en tu vida haría que Jesús se asombrara, tu fe o tu incredulidad?
Sacúdanse el polvo
Cuando Jesús nos envía, debemos reconocer nuestra dependencia de él. Nuestro trabajo es predicar un mensaje de arrepentimiento, no cambiar el corazón de la gente. Solo Dios puede ablandar el corazón de alguien. No debemos dejarnos abrumar por las preocupaciones del mundo, sino centrarnos en la tarea que tenemos entre manos.
Marcos 6:7-9 NTV Reunió a sus doce discípulos, comenzó a enviarlos de dos en dos y les dio autoridad para expulsar espíritus malignos. Les dijo que no llevaran nada para el viaje—ni comida, ni bolso de viaje, ni dinero[b]—sino solo un bastón. Les permitió llevar sandalias pero no una muda de ropa.
Cuando los envió, los envió con autoridad. Había una regla de los rabinos judíos de que no podías entrar al área del templo con un bastón, zapatos o una bolsa de dinero, porque querías evitar incluso la apariencia de estar ocupado en cualquier otro negocio que no fuera el servicio del Señor. Los discípulos estaban ocupados en un trabajo tan santo (predicar el evangelio y traer la sanidad de Dios) que no podían dar la impresión de que tenían otro motivo. Por eso Jesús les dijo que no llevaran ninguna de esas cosas mencionada anteriormente. Al viajar livianos, dependerían de Dios para su provisión. Cada día sería un recordatorio de que Dios había proveído sus necesidades.
Marcos 7:10-11 NTV Les dijo: «Por todo lugar que vayan, quédense en la misma casa hasta salir de la ciudad. 11 Pero si en algún lugar se niegan a recibirlos o a escucharlos, sacúdanse el polvo de los pies al salir para mostrar que abandonan a esas personas a su suerte».
Su trabajo era predicar un mensaje de arrepentimiento, no cambiar los corazones de la gente. Solo Dios puede ablandar el corazón de alguien.
No debían sentirse responsables por alguien que no los recibiera. No debían quedarse en ese pueblo tocando puertas que no se abrirían. Sacudirse el polvo de los pies al salir era algo que hacían los judíos al salir de una ciudad gentil por la que habían viajado. Esto hubiera sido un juicio aún mayor sobre los incrédulos de ese pueblo y hubiera sido más un insulto: “Si no crees este mensaje, eres como un gentil” les estaban diciendo. Piensa en la parábola de los suelos que vimos en el capítulo 4. Nuestro trabajo es esparcir las semillas. Si el suelo es duro, no depende de nosotros tratar de forzarlo.
Marcos 7:12-13 NTV Entonces los discípulos salieron y decían a todos que se arrepintieran de sus pecados y volvieran a Dios. También expulsaban muchos demonios y sanaban a muchos enfermos ungiéndolos con aceite de oliva.
Salieron. Ellos lo hicieron. Fueron obedientes. Podrían haber inventado muchas excusas: “no estamos preparados:, “¿y si la gente no nos cree?”, “¿y si no lo decimos bien?”, etc. ¿Cuáles son tus excusas?
Predicaron un mensaje de arrepentimiento. No trataron de escoger ir a quién pensaban que recibiría el mensaje: “diciéndoles a todos los que conocieron que se arrepientan de sus pecados y se vuelvan a Dios”. También echaban fuera demonios y curaban enfermos. Esto era parte de las instrucciones originales que les dio Jesús.
También hemos sido enviados en misión – La Gran Comisión. Nuestras órdenes son ir y hacer discípulos, bautizándolos y enseñándoles todo lo que Jesús mandó. ¿Estamos enfocados o estamos dejando que las preocupaciones del mundo se interpongan en el camino? ¿Vamos a salir y hacerlo, o estamos inventando excusas?