Puntos de conversación:
- Prueba #1: La Biblia. ¿Coincide el mensaje con lo que Dios ya ha dicho? 2 Timoteo 3:14-15
- Prueba #2: Otros creyentes. ¿Otros seguidores confiables de Jesús afirman el mensaje? 1 Samuel 3:8-10
- Prueba #3: Tu actitud. ¿Realmente estás escuchando a Dios, o simplemente estás tratando de salirte con la tuya? Juan 10:27
La pregunta de hoy para ti es: ¿Todavía nos habla Dios hoy? ¿Alguna vez te has hecho esta pregunta? Y es que hay momentos en que te preguntas: ¿Me está hablando Dios? ¿Está Dios tratando de decirme algo? Quizás has estado diciendo “Dios, ¿podrías hablarme por favor?” O “Me das la respuesta.” Tal vez le preguntes: “Dios ¿qué debo hacer? Pienso que todos hemos tenido ocasiones en que nos gustaría ser como Moises y tener la experiencia de la zarza ardiente y poder oír a Dios. ¡Qué tan fácil sería la vida si Dios nos hablara de manera audible!
Tantas cosas están sucediendo en nuestras vidas que necesitamos que Dios nos hable pero la cuestión es saber cuándo es que estamos escuchando a Dios. Y si estamos escuchándolo ¿cómo sabemos que realmente es Él? Es más, tal vez parezca que sentimos que podría estar hablando con nosotros, pero no estamos seguros de cómo discernir lo que está diciendo. Para saber más al respecto, veremos otra historia en el Antiguo Testamento – que destaca el deseo de Dios de hablar con nosotros. Y lo más importante – cómo podemos saber si estamos escuchando a Dios o no.
Nuestra historia de hoy tiene que ver con Samuel. Si recuerdan haber aprendido en la Escuela Dominical que Samuel fue un milagro. Su madre, Ana, no podía tener hijos y cada año que subía con su esposo a adorar oraba y lloraba pidiendo a Dios un hijo. Bueno, una vez que hacía su oración, le dijo a Dios que si le daba un hijo, ella a cambio, se lo dedicaría para toda su vida (1 Samuel 1:11).. Y así fue. Dios la escuchó. Ella regresó a casa y quedó embarazada. Cuando el niño tenía tres años y lo había destetado, lo llevó al templo para que le sirviera a Dios.
Así que Samuel creció en el templo al servicio del entonces sacerdote Elí. Samuel era su ayudante (1 Samuel 2:11). Elí entrenaba a Samuel y así cumplía su servicio a Dios. Elí también tenía hijos propios pero sus hijos no eran buenos hombres. Los hijos de Eli eran sacerdotes inútiles y unos sinvergüenzas Ellos no cumplieron con el llamado de Dios, en cambio, vivían en pecado (1 Samuel 2:12-13). Samuel, por otro lado, era diferente. “Aunque era solo un niño, servía al Señor; vestía una túnica de lino como la del sacerdote” (1 Samuel 2:18). Dios lo amaba y lo iba a usar. De hecho vemos que Dios le habló en voz audible, o sea en voz alta (1 Samuel 3:2-4). Lo que es tan interesante de esta historia es que Dios no solo le habló a Samuel una vez, en realidad lo llamó 3 veces. E incluso el mismo Samuel no sabía que era Dios llamándolo. Él no entendía que era Dios, pensó que era Elí que lo estaba llamando.
Y aquí entra en juego una de las preguntas que se te hizo al principio: ¿Cómo puedes saber si realmente estás escuchando a Dios? Y para ayudarte a saberlo, te presentamos tres tres pruebas o sea tres maneras que puedes usar para verificar si Dios te está hablando o si es Él quien te está haciendo sentir algo. Cuando decimos pruebas, no nos referimos a dificultades si no a formas de examinar las cosas. Algo así como un examen para verificar la situación.
La primera prueba que debes usar es la Biblia.
La Biblia. ¿Coincide el mensaje con lo que Dios ya ha dicho?
En otras palabras, verifiquemos si lo que creemos que estamos escuchando de Dios va de acuerdo con lo que Dios ya ha dicho y ha dejado escrito en Su Palabra. Y es que todo lo que Dios tenía que decir lo dejo en la Biblia. Así que si algo va en contra de lo que dice en la Biblia entonces claramente no es Dios hablando, ni haciéndote sentir algo. En la historia de Samuel, como hoy en día, la Biblia dice que en esos días, Dios no se comunicaba mucho de manera audible (1 Samuel 3:1, 7). Pero esto no significa que Dios no hablaba. De hecho, sabemos que en otras partes de las Escrituras en el Antiguo Testamento, Dios le hablaba a la gente con bastante frecuencia En esta historia solo significa que no era tan común. Y aquí es donde nuestro tiempo es un poco diferente al tiempo de Samuel porque tenemos algo que Samuel no tenía. La Biblia. En la actualidad, Dios nos habla claramente a través de Su Palabra. Dios habla definitivamente a través de la Biblia.
Sabemos esto por lo que dice en 2 Timoteo 3:14-15 “Pero tú debes permanecer fiel a las cosas que se te han enseñado. Sabes que son verdad, porque sabes que puedes confiar en quienes te las enseñaron. Desde la niñez, se te han enseñado las sagradas Escrituras, las cuales te han dado la sabiduría para recibir la salvación que viene por confiar en Cristo Jesús.” Y en el versículo 16 continúa diciendo: “Toda la Escritura es inspirada por Dios…” La palabra para “inspirado” en griego es Theopneustos. Y solo se usa una vez en todo el NT – y literalmente significa “Dios respiró”. Quiere decir que toda la Biblia está inspirada por Dios. Dios es responsable de cada palabra escrita en las Escrituras.
Así que la respuesta a nuestra pregunta inicial de ¿Nos habla Dios hoy en día? es ¡sí! ¡DIOS nos habla a través de Su Palabra! ¿Buscas escuchar a Dios? Empieza por leer Su Palabra. ¿Crees que podrías estar sintiendo que Dios está tratando de hablarte? Entonces pregúntate: ¿Lo que estoy sintiendo se alinea con lo que Dios ya ha dicho en Su Palabra? Cuando tengamos una pregunta sobre un tema o decisión en nuestra vida, deberíamos ver lo que la Biblia tiene que decir al respecto. Dios nunca nos guiará en contra de lo que Él ha enseñado en Su Palabra. Siempre tómate el tiempo para probar cualquier cosa que sientas que estás escuchando o sintiendo de Dios. No actúes precipitadamente sin colaborarlo con la Biblia. Tenemos que pasar tiempo en la Biblia para poder discernir la voz de Dios. Es en el estudio de la Biblia y en la tranquila contemplación de Su Palabra que encontraremos la respuesta que buscamos. Cuanto más tiempo pasemos íntimamente con Dios y Su Palabra, más fácil será reconocer Su voz y Su dirección en nuestras vidas. Toma el desafío de leer la Biblia si aún no la has comenzado a leer. ¡Comienza hoy mismo! Si lo haces, te prometo que Dios seguramente te hablará y cambiará tu vida.
La segunda prueba para probar si realmente estamos escuchando a Dios tiene que ver con los otros creyentes.
Otros creyentes. ¿Otros seguidores confiables de Jesús afirman el mensaje?
Lo que quiere decir es que si lo que creemos que estamos escuchando de Dios puede ser afirmado y confirmado por otros creyentes verdaderos y confiables. Regresemos a la historia de Samuel. Recuerda: “Samuel todavía no conocía al Señor, porque nunca antes había recibido un mensaje de él.” (1 Samuel 3:7). Así que cuando Dios le estaba hablando a Samuel, ¡ni siquiera lo sabía! Pensó que era otra persona quien le hablaba. Y así hasta la tercera vez que fue donde Elí que él entendió que era Dios quien le estaba hablando a Samuel y le aconsejo como contestar si oía otra vez la voz (1 Samuel 3:8-9). Esto es lo que me encanta de esta historia. Samuel no estaba muy seguro a quién estaba escuchando. Así que fue con alguien en quien confiaba. Samuel fue a Elí para tratar de entender la voz que estaba escuchando.
Una de las formas en que podemos poner a prueba lo que sentimos, o lo que pensamos que Dios está tratando de comunicarnos, es buscando el consejo sabio de buenos cristianos. No es de ir con cualquiera a preguntar si piensa que es Dios hablándote o moviéndote a hacer algo. Iras con aquellos que verdaderamente son seguidores de Jesus y conocen Su Palabra y la viven. Y es que hay que buscar “todo el consejo y la instrucción que puedas, para que seas sabio por el resto de tu vida…” (Proverbios 19:20-21). Ve con alguien con quien puedas hablar y pedirle oración y sabiduría. Esta persona puede ser otro hermano,a de la iglesia, un amigo cristiano, un mentor, el líder de tu grupo de conexión o tu pastor. Es importante que cuando sentimos que Dios nos está hablando, tengamos personas con las que podamos compartirlo. para tener afirmación y confirmación. Ve con un cristiano maduro que conozca a Jesús, la Biblia… y lo más importante, ¡alguien que te conozca a ti! Dios pone a las personas en nuestras vidas por una razón. Mas ten cuidado, no tomes todo lo que alguien diga como “de Dios.” El apóstol Juan lo dice de la siguiente manera: ”Queridos amigos, no les crean a todos los que afirman hablar de parte del Espíritu. Pónganlos a prueba para averiguar si el espíritu que tienen realmente proviene de Dios, porque hay muchos falsos profetas en el mundo.” (1 Juan 4:1). La Biblia dice que también los pruebes ¿Cómo los probamos? Al ver si lo que están diciendo se alinea con la Palabra de Dios.
La tercera y última prueba para saber si Dios realmente nos está hablando es tu actitud.
Tu actitud. ¿Realmente estás escuchando a Dios, o simplemente estás tratando de salirte con la tuya?
¿Alguna vez has hecho trueques con Dios? Sé honesto. ¡Sé que sí! Decimos: “Dios, dejaré de hacer esto si tú haces esto.” O “Dios, realmente necesito que me ayudes con esto y yo haré esto otro.” “Dios, lo necesito…” “Dios pudieras…” Y queremos que Dios nos conteste a nuestro favor. No es que las peticiones sean malas Pero a veces Dios te habla y te dice cosas que no quieres escuchar. Cuando escuchas algo de parte de Dios que no es lo que esperarías escuchar espero que respondas en fe y en obediencia. Se como Samuel. Él tenía un espíritu humilde y dócil. Fíjate cómo responde cuando Dios lo llamó: “—Habla, que tu siervo escucha” (1 Samuel 3:10). Esa es la actitud que debemos tener. Eso no es un trueque con Dios. Prácticamente, él le dijo a Dios: soy todo tuyo y estoy escuchando.
Más es difícil contestar así, especialmente cuando Dios habla y es algo que no queremos escuchar. Sin embargo, Samuel escuchó y fue obediente. Dios le dijo que iba a juzgar y a traer castigo para Elí y sus hijos ya que ellos pecaban contra Eli y Eli no los corregía (1 Samuel 3:11-13). Esta era una mala y durísima noticia. ¡Que fuerte para Samuel! ¡Por primera vez escuchaba a Dios y Dios le da un mensaje tan duro! Samuel tuvo miedo de contarle a Elí lo que Dios le había dicho hasta que él le dice que le dijera todo (1 Samuel 3:15-17). Así que Samuel hizo lo correcto, a pesar que tuvo miedo, y obedeció a Dios y le dio el mensaje de Dios a Elí sin suavizarlo o editarlo (1 Samuel 3:18-19). Dios le habla a Samuel por primera vez dándole una tarea importante que cumplir; una prueba para demostrar su fidelidad. Samuel tenía un corazón puro, pero Dios necesitaba probarlo en esta situación. Fue difícil hacerlo porque Elí era muy cercano a él. Era su mentor y un hombre de Dios. A veces nos pasa lo mismo y debemos escuchar y obedecer porque Jesus dijo que sus “ovejas escuchan mi voz; yo las conozco, y ellas me siguen” (Juan 10:27). En otras palabras, escuchan y obedecen. Al hacer esto, demostramos que confiamos en Su dirección para nuestras vidas como dice Proverbios 3:5-6: “Confía en el Señor con todo tu corazón; no dependas de tu propio entendimiento. Busca su voluntad en todo lo que hagas, y él te mostrará cuál camino tomar.”
Puede parecer difícil; tal vez Dios nos impulse a decirle a alguien la verdad, como Samuel, aunque sepamos que la otra persona pueda no querer escucharla. Pero si amas a Dios por encima de todo, entonces necesitas obedecer, justo cuando Dios hable. Cuanto más rápido obedecemos, mejor será el resultado. Así que no esperemos oír solo lo que nos conviene. Tengamos una actitud de humildad para recibir lo que Dios tiene que decirnos.
Entonces para resumir: ¿Realmente Dios le habla a su pueblo? Y como ya vimos, la respuesta es si. No solo Samuel o los profetas antiguos pueden escuchar a Dios. ¡Él también nos habla a nosotros! Y cuando “escuchamos” a Dios, ¿cómo sabemos que es El? ¿Cómo sabemos que no es nuestra imaginación? Probándolo con la Biblia, con otros creyentes y con nuestra actitud. Dios mismo vive en nosotros a través del Espíritu Santo. Así que no es necesario oírlo en voz alta si ya tenemos Su Palabra y a Él dentro de nosotros.
- ¿Cuál es tu reacción inicial al tema? ¿Qué te llamó a la atención?
- Habla de un momento en que te sentiste impulsado a hacer algo. ¿Cómo determinaste si era de Dios “hablando”? ¿Qué sucedió?
- Lee 1 Samuel 3:1-8. Samuel fue muy fiel a Dios. ¿Por qué crees que se le pasó por alto que era Dios quien lo llamaba y no Elí?
- Lee 2 Timoteo 3:14-15. ¿Por qué debemos probar nuestros pensamientos con la Biblia? ¿Por qué se debe desechar todo lo que contradice la Biblia?
- Lee 1 Samuel 3:8-10. ¿Cómo ayudó Elí a Samuel a discernir la dirección de Dios? Comparte un momento en que buscaste el consejo de otra persona sobre algo. ¿Cómo te ayudó eso a ganar claridad y dirección?
- Comparte una historia personal o de una persona que conoces que se sintió obligada a hacer algo que iba en contra de la Palabra de Dios y el consejo de los demás. ¿Cómo se desarrolló esa situación?
- Lee 1 Samuel 3:10 y Juan 10:27. ¿Cómo es un corazón de sumisión en la práctica? ¿Cuáles son algunos indicadores de un corazón endurecido?
- ¿Por qué estás orando en este momento? ¿Cómo usarás las tres pruebas para saber si estás escuchando la voz de Dios?
- ¿Hay algún paso que debas tomar basado en el tema de hoy?