En el último capítulo aprendimos que lo qué crees acerca de Jesús es lo más importante de ti, porque tu fe, o la falta de ella, es lo que más impacta tu destino eterno. En esta lección exploramos este tipo de fe y te mostramos cómo dar una respuesta personal a Jesús, que puede convertirse en el momento decisivo para el resto de tu vida.
Examinemos cinco versículos bíblicos fundamentales que hablan de lo que llamamos la “fe salvadora”. Estos son solo versículos representativos del mensaje general de la Biblia. Asegúrate de tomarte un tiempo para leer la Biblia por tí mismo, y verás que estas ideas aparecen por todas partes.
El primer versículo es un gran resumen de algunas de las lecciones que ya hemos aprendido en esta serie:
1 Juan 4:9 Dios mostró cuánto nos ama al enviar a su único Hijo al mundo, para que tengamos vida eterna por medio de él.
Aquí está el punto:
Por amor, Dios envió a Jesús al mundo para resolver nuestro problema del pecado. Vivió una vida sin pecado y murió en una cruz en lugar nuestro.
Este versículo va más allá de los hechos históricos sobre Jesús que cubrimos en la última lección. Habla de la motivación de Dios para enviar a Jesús a la cruz: lo hizo por amor. Ahora, muchas religiones representan a una deidad que está llena de ira hacia la raza humana. Otras religiones describen a un dios que requiere estricta obediencia a una lista de reglas. Estas ideas generan una imagen de un dios transaccional, una deidad cósmica que hace negocios con personas que luchan por cumplir con su parte del trato. Pero el Dios de la Biblia es diferente. Es un Dios relacional, que se acerca proactivamente a la raza humana a pesar de su fracaso en traer algo bueno a la mesa. Y este Dios no envió a Jesús al mundo de mala gana ni por obligación; lo hizo de buena gana y por amor.
Así que el corazón de Dios es lo primero que necesitas entender acerca de la fe salvadora. La segunda cosa tiene que ver con tu corazón. Cuando el apóstol Pedro predicó su primer sermón después de la muerte y resurrección de Cristo, invitó a la gente a responder al mensaje de salvación. Y sus palabras modelan perfectamente la actitud del corazón necesario para la fe salvadora:
Hechos 2:37 Las palabras de Pedro traspasaron el corazón de ellos, quienes le dijeron a él y a los demás apóstoles: —Hermanos ¿qué debemos hacer?
Lee el sermón completo por ti mismo (Hechos 2:14-36) y verás que Pedro cubre la vida, muerte y resurrección de Jesús, poniéndolo todo en el contexto de la historia de Israel. Luego cierra su sermón señalando que Israel lo rechazó y lo clavó en la cruz. ¡Seguro que eran palabras de lucha! Un israelita orgulloso se habría ofendido y contraatacado. Pero eso no es lo que sucedió en esta historia. En cambio, el mensaje “traspasó sus corazones” y la gente se sometió humildemente a Dios. No decían saber más que Pedro, si no que querían saber lo que tenían que hacer para ser salvos.
Entonces Pedro les dijo: “—Cada uno de ustedes debe arrepentirse de sus pecados y volver a Dios…” (Hechos 2:38).
La fe salvadora requiere más que solo la información correcta acerca de Jesús. También requiere la actitud correcta hacia Dios, que la Biblia llama “arrepentimiento”.
El arrepentimiento es la actitud que dice: “He cambiado de opinión y ahora estoy listo para seguir el camino de Dios”. Es un acto de la voluntad, una renuncia al control. Les sucedió a los oyentes en Hechos 2, y resultó en su humilde respuesta al mensaje de Pedro.
Y le sucede a la gente hoy cuando están listos para responder a Jesús en fe. Eso es lo que Pablo describe en el siguiente versículo que es nuestro tercer versículo para entender la fe salvadora:
Romanos 10:9 Si declaras abiertamente que Jesús es el Señor y crees en tu corazón que Dios lo levantó de los muertos, serás salvo.
Las palabras son poderosas. Son una expresión externa de lo que sucede dentro de nuestras cabezas. Describen nuestros pensamientos, sentimientos o intenciones. Lo que decimos tiene peso, especialmente cuando hablamos de lo que más nos importa.
Es por eso que Dios nos instruye a confesar abiertamente nuestra fe en Jesús. Confesar significa literalmente “decir lo mismo”.
Cuando confesamos nuestra fe, estamos repitiendo lo que Dios ya ha dicho. Estamos de acuerdo con Él en que somos pecadores y que Jesús puede salvarnos.
Una forma típica de hacer esto es orar la “Oración del pecador” como esta:
No hay nada mágico en esas palabras en particular. Lo que importa es que tengas la información correcta (sobre el pecado y Jesús) y que respondas con la actitud correcta (arrepentimiento). Una vez que hayas hecho eso, la Biblia dice que eres salvo: perdonado de tus pecados y pse te promete la eternidad con Jesús. Si la oración anterior te ayuda a responder con fe, órala ahora. Pero ten presente nuestro cuarto versículo:
Efesios 2:8 Dios los salvó por su gracia cuando creyeron. Ustedes no tienen ningún mérito en eso; es un regalo de Dios.
Jesús hizo todo el trabajo para salvarnos. La Biblia enseña que estamos “muertos en nuestro pecado” – ¡y los muertos no pueden hacer nada! Por eso la Biblia usa la palabra “gracia”. Literalmente significa “regalo”. Un regalo se da gratuitamente, y no puedes trabajar para ganarlo. Si tratas de pagarlo, ya no es un regalo. La idea principal es que: ningún nivel de desempeño personal puede ganar la aprobación de Dios.
Somos salvos 100% por gracia en el momento en que confiamos en Jesús para la salvación.
Es la naturaleza humana querer trabajar por lo que tenemos. Nos encanta la sensación de logro que proviene de un día de trabajo honesto. En el ámbito físico esto es algo bueno y la Biblia incluso lo ordena (2 Tesalonicenses 3:10-12). Pero el reino espiritual funciona de manera diferente. En la economía de Dios, no podemos trabajar por nuestra salvación. Solo Dios puede salvarnos, y solo él se lleva todo el crédito (Efesios 2:9).
Entonces, hay una pregunta final que podrías tener sobre la fe salvadora: ¿Podría realmente ser verdad para ti? Eso nos lleva a nuestro versículo final:
Romanos 3:22 Dios nos hace justos a sus ojos cuando ponemos nuestra fe en Jesucristo. Y eso es verdad para todo el que cree, sea quien fuere.
Algunas personas están tan agobiadas por su pecado o sus dudas que se sienten fuera del alcance de Dios. Algunos pueden preguntar, “¿Cómo es posible que Jesús quiera tener una relación con alguien como yo? ¿Qué pasa si he cometido un pecado imperdonable? Otros cuestionan: “No estoy seguro de que mi fe sea lo suficientemente fuerte. Todavía tengo preguntas sobre la Biblia”.
Así que aquí están las buenas noticias: el camino a la salvación es más simple de lo que piensas. Jesús hizo el trabajo pesado; solo cree. La sangre de Jesús es mucho más poderosa que los esqueletos en tu armario: solo cree (Romanos 8:1). El mensaje de la cruz puede vencer tus dudas: solo cree (1 Corintios 1:18-21). Aquellos que han confiado en Jesús para la salvación están “bien ante Dios” en un instante, no en una vida de buenas obras. Esto es lo que dice la Biblia acerca de la “fe salvadora”, el momento definitivo más importante de tu vida.
La fe salvadora es un fin y un principio. Es el final de tu antigua vida y es el comienzo de una nueva forma de vivir. Eso es lo que cubriremos en las próximas lecciones.