La semana pasada, dijimos que cuando Jesús habla de lo que realmente contamina al hombre, que no era la comida, se estaba refiriendo no solo a la comida sino también a las personas que no eran judías. A las personas no judías se les llamaba gentiles. Hoy veremos a Jesús interactuando con no judios.
El Comentario Bíblico del Expositor: Edición Abreviada (2 Volúmenes) comenta que “Este incidente parece seguir naturalmente los incidentes anteriores en los que Jesús rompe con la ley oral judía y particularmente con la ley de limpieza ceremonial. Los judíos normalmente no tenían relación con los gentiles porque la asociación con ellos los hacía ritualmente impuros. Jesús ahora muestra con el ejemplo que esas leyes orales no son válidas y deliberadamente se asocia con una mujer gentil. Marcos también quiere enfatizar la misión a los gentiles. El Evangelio del reino no se limita a Israel, aunque históricamente le llegó primero (cf. v.27); la buena noticia es para los lectores gentiles de Marcos como lo fue para la mujer sirofenicia.” Y es que Jesús no solo vino a los judios, sino a todo el mundo.
Asi que Jesús llega a la regios de Tiro y Sidón; judíos contra gentiles. El Comentario de conocimientos bíblicos (2 vols.)) dice: “Este es el primero de los tres eventos que Marcos registró de la tercera excursión de Jesús más allá de las fronteras de Galilea (para las tres excursiones, véase Marcos 4:35; 5:20; 6:32-52; 7:24-8:10).” Por algo es que Marcos los registra, y es para mostrar que el plan de salvación ya estaba planeado para los no judios.
Fuera de los límites
En Marcos 7:24-37, Jesús se dirige a territorio gentil por tercera vez, probablemente buscando descanso. En cambio, interactúa con dos personas desesperadas que lo necesitan.
Una mujer sirofenicia le ruega a Jesús que sane a su hija, y su respuesta parece ofensiva para los oídos modernos. La misión de Jesús iba dirigida a los judíos; los gentiles tendrían que esperar.
Marcos 7:24-27 (NTV) Luego Jesús salió de Galilea y se dirigió al norte, a la región de Tiro. No quería que nadie supiera en qué casa se hospedaba, pero no pudo ocultarlo. Enseguida una mujer que había oído de él se acercó y cayó a sus pies. Su hijita estaba poseída por un espíritu maligno, y ella le suplicó que expulsara al demonio de su hija. Como la mujer era una gentil, nacida en la región de Fenicia que está en Siria, Jesús le dijo: —Primero debo alimentar a los hijos, a mi propia familia, los judíos. No está bien tomar la comida de los hijos y arrojársela a los perros.
El Comentario de conocimiento bíblico (2 vols.)) sigue diciendo: “Marcos enfatizó la identidad no judía de la mujer: ella era griega, no de Grecia, sino gentil por cultura y religión. Era una sirofenicia nacida en Fenicia, parte de la provincia de Siria. Mateo la llamó “mujer cananea” (Mateo 15:22).” En esa época, se usaba el término griego o griega para referirse a alguien no judio. Griego o griega era sinónimo de gentil, y no necesariamente quiere decir que la persona era de Grecia.
Aqui vemos, que Jesús mismo le marca la diferencia a la mujer. Le dice que él ha venido a los judios no a los gentiles. Pero se lo dice de una manera, aparentemente, ofensiva. Le dice que” No está bien tomar la comida de los hijos y arrojársela a los perros.” ¿Por qué Jesús diría esto? ¿Para ofender? El Comentario de conocimientos bíblicos (2 Vols.) con respecto a esto dice: “los perros (lit., “perritos”, son animales domésticos, no carroñeros al aire libre) representaban a los gentiles (no en un sentido despectivo aquí).” En otras palabras, este término era parte de la cultura judía y no lo decían para menospreciar a alguien. El Comentario de la Nueva Biblia comenta que “En su respuesta (27) Jesús probablemente estaba citando un proverbio popular y, por lo tanto, no estaba siendo tan duro como parece. Ademas, el comentario sale de Exodo 22:31 donde Dios le dice a Israel que como muestra de ser Su pueblo santo no pueden comer un animal que haya sido muerto por animales salvajes. En vez de comerlo, que se lo arrojen a los perros. O sea que lo impuro se lo coman los impuros (los gentiles eran considerados impuros por no ser judios y no guardar la ley de Dios).
Sobras para perros
En una sociedad de cristal como la actual, esas palabras dichas por Jesús hubieran causado una revuelta. Y cualquiera que las hubiera escuchado se hubiera ido agraciado. Sin embargo, esto no hizo que la mujer desistiera. Al contrario. Ella persiste y la respuesta de la mujer sorprende gratamente a Jesús, demostrando una actitud de sumisión.
Marcos 7:28-30 (NTV) —Es verdad, Señor—respondió ella—, pero hasta a los perros que están debajo de la mesa se les permite comer las sobras del plato de los hijos. —¡Buena respuesta! —le dijo Jesús—. Ahora vete a tu casa, porque el demonio ha salido de tu hija. Cuando ella llegó a su casa, encontró a su hijita tranquila recostada en la cama, y el demonio se había ido.
¿Cómo hubieras manejado estas palabras ofensivas de Jesús? ¿Con sumisión como la mujer o te hubieras ofendido y respondido groseramente? Fíjate, que no es el único ejemplo donde se nos dirige con palabras fuertes.
Romanos 11:18 (NTV) Así que no se jacten de haber sido injertados para reemplazar a las ramas que fueron arrancadas. Ustedes son solo una rama, no son la raíz.
Este versículo implica la misma idea de que Jesús vino primero a Israel, pero como Dios endureció el corazón de ellos para que lo rechazaran, vino a nosotros. Así que nos dice que no éramos la opción A del plan de juego, sino que la opción B. Mas esto no es para ofender, si no para clarificar que debemos ser humildes y no creernos la crema nata del plan de salvación porque es por gracia y no porque lo merecieramos.
Otro detalle a notar en este relato, es que este es el único milagro de sanación que Jesús hace a la distancia que se encuentra en el evangelio de Marcos. Y es que para Dios no hay nada imposible, ni impedimento, como la distancia, para hacer su obra.
Efatá
Efatá es una palabra aramea que significa: “ser abierto” y veremos que Jesus usa esta palabra al hacer un milagro en un hombre sordo.
Después del encuentro con la mujer gentil, Jesús regresa a Decápolis y se encuentra con un hombre con pérdida auditiva y un impedimento del habla.
Marcos 7:31-35 (NTV) Jesús salió de Tiro y subió hasta Sidón antes de regresar al mar de Galilea y a la región de las Diez Ciudades. Le trajeron a un hombre sordo con un defecto del habla, y la gente le suplicó a Jesús que pusiera sus manos sobre el hombre para sanarlo. Jesús lo llevó aparte de la multitud para poder estar a solas con él. Metió sus dedos en los oídos del hombre. Después escupió sobre sus propios dedos y tocó la lengua del hombre. Mirando al cielo, suspiró y dijo: «Efatá», que significa «¡Ábranse!». Al instante el hombre pudo oír perfectamente bien y se le desató la lengua, de modo que hablaba con total claridad.
Este milagro es registrado solamente por Marcos. El Comentario de Conocimiento Bíblico (2 Vols.) nos dice que esto “Concluye un ciclo narrativo, 6:32-7:37, con la confesión del pueblo acerca de Jesús (7:37). Este evento prefiguró la apertura de los “oídos” de los discípulos (cf. 8:18, 27-30). Un segundo ciclo narrativo comienza en 8:1 y culmina en la confesión de los discípulos (8:27-30).” Los discípulos caminaban con Jesus, miraban los milagros que hacía, oían sus enseñanzas, pero todavía no “escuchaban” o sea, no entendían lo que él les quería enseñar hasta el capítulo 8 cuando les pregunta quién creen ellos que él es.
Volviendo a la historia, esta ciudad, Decápolis, era primordiamente gentil, pero muchos judíos también vivían allí. Según el Comentario bíblico de Zondervan (1 Vol.) “El hombre en cuestión, aunque vivía en un distrito gentil, probablemente era judío, porque Jesús se dirigió a él cuando lo sanó en arameo.”
Otro detalle curioso que el Comentario de Conocimiento Bíblico (2 Vols. nota es que la palabra “(mogilalon, “hablar con dificultad”). Esta rara palabra aparece sólo aquí y en la Septuaginta de Isaías 35:6.”
Isaías 35:6 (NTV) El cojo saltará como un ciervo, y los que no pueden hablar ¡cantarán de alegría! Brotarán manantiales en el desierto y corrientes regarán la tierra baldía.
Usando algo como lenguaje de señas, casi como American Sign Language, Jesús sana al hombre y cumple la profecía que leímos de Isaías 35:5-6.
Notemos que la oración de Jesús constaba de una sola palabra: Efatá que ya leímos significa ábranse, pero antes de decirla, miró al cielo y suspiró. Recordemos que el hombre era sordo, así que este hecho fue como una manera en que Jesus se comunicó con él, diciéndole que oraría por él. También, Jesús usó lenguaje de señas y actos simbólicos que Marcos no explica (como meterle los dedos en los oídos, escupir sobre sus dedos y tocar la lengua del hombre) pero que se adaptaron de manera única a las necesidades del hombre y lo llevaron a ejercer la fe.
Otra cosa de notar: Jesús le ordenó a los oídos que se abrieran y no a la lengua que se soltara (o algo parecido). Y es que el hombre no era mudo sino que Marcos dice que tenía problemas para hablar. Probable que no hablara bien porque no oía.
Para terminar, leamos:
Marcos 7:36-37 (NTV) Jesús le dijo a la multitud que no lo contaran a nadie, pero cuanto más les pedía que no lo hicieran, tanto más hacían correr la voz. Quedaron completamente asombrados y decían una y otra vez: «Todo lo que él hace es maravilloso. Hasta hace oír a los sordos y da la capacidad de hablar al que no puede hacerlo».
El versículo 37 dice que la gente se asombraba y decía “todo lo que él hace es maravilloso.” La versión Reina Valera Contemporánea en vez de “todo lo que hace es maravilloso” dice “Todo lo hace bien.” Lo cual, de acuerdo con El Comentario bíblico del expositor (edición abreviada) “nos recuerda a Gén 1:31: “Dios vio todo lo que hizo, y era muy bueno”; Marcos vuelve a recordarnos el significado mesiánico de este milagro con palabras que reflejan Isa 35:5-6. Sin duda para Marcos el significado de este milagro fue el anuncio del Evangelio en territorio de los gentiles, signo de la actividad mesiánica de Jesús.”
Tal misión fue tomada por los discípulos y llevada hasta los confines de la tierra (o por lo menos la tierra conocida hasta entonces) por hombres como el apóstol Pablo. Gracias a ellos, es que ahora nosotros hemos oído el evangelio de Jesucristo y podemos ser salvos y ser llamados sus hijos.